Por Redacción
27 Agosto de 2024 - 12:23
Desenterradas en una excavación arqueológica en el Medio Oriente, los académicos de la Universidad de Yale, Estados Unidos, pensaban que las cuatro pequeñas tablillas de arcilla cubiertas con apretada escritura cuneiforme eran una lista de medicamentos.
Hasta que a principios de la década de los 80, el erudito francés Jean Bottéro -uno de los más grandes especialistas internacionales en la civilización mesopotámica- descubrió lo que decían las tablillas.
Fechadas al menos en 1730 a. C., durante casi 4.000 años, estas pequeñas planchas han hablado de la cena a través de uno de los sistemas de escritura más longevos en la historia de la humanidad. Las tres más grandes son del tamaño de una gran pastilla de jabón y contienen en su mayoría descripciones de guisos, mientras que la más pequeña, que sería más de mil años más joven, habla de caldos.
Importancia de la gastronomía
A lo largo de los años se habían encontrado bajorrelieves y otros elementos de la época babilónica en los que se describían banquetes y se representaba a cocineros, demostrando la importancia que se le daba a la comida. En estas tabletas se han encontrado varias recetas, aunque la aparición de palabras muy específicas -como ingredientes concretos- complicó mucho su traducción exacta.
Al respecto, Agnete Lassen, curadora adjunta de la colección en cuestión, explica que en la antigua Mesopotamia la gente rara vez escribía sobre la preparación de alimentos, por lo que ya el simple hecho de su existencia es un misterio para el cual "no hay una explicación".
"De cientos de miles de documentos cuneiformes, son las únicas recetas de comida que existen", dijo Lassen. De hecho, cuando los escribas antiguos grababan historias y relatos que mencionaban alimentos, usaban palabras que a veces para los eruditos modernos todavía resultan misteriosas, como ingredientes que aún no ser pueden identificar.
En las tablillas culinarias de Yale, como se conocen las cuatro losas de arcilla, las instrucciones son concisas y cortas, pero como ocurre con muchas recetas antiguas, no se especifican cantidades.
Siguiendo la receta
Aunque puede resultar difícil imaginar con claridad cómo era la comida o la experiencia de cenar en Babilonia hace mucho tiempo, algunos años atrás el profesor de Asiriología de la Universidad de Harvard Gojko Barjamovic, con Lassen y sus colegas, incluido el historiador gastronómico iraquí Nawal Nasrallah, hicieron algunos progresos en esa dirección.
En el equipo actualizaron las traducciones realizadas por Bottéro utilizando nuevas interpretaciones de algunas palabras y realizaron una cuidadosa experimentación, probando en la receta los ingredientes uno por uno.
Eliminaron uno de los posibles ingredientes que provocaba que el plato resultante fuera insoportablemente amargo, hasta el punto de que ninguno de los otros condimentos cuidadosamente incorporados era detectable, y aunque cabe la posibilidad de que este fuera el efecto deseado, no parece probable.
Llama la atención, sin embargo, que los guisos y caldos - un alimento básico de la comida iraquí moderna- constituyan la totalidad de las recetas, señaló Nasrallah, autor del libro de cocina Delicias del jardín del Edén. También fue una característica importante de la comida en el Irak medieval, como se describe en un libro de cocina del siglo X que Nasrallah tradujo.
Y cuando el grupo de investigación cocinó las recetas de las cuatro tabletas culinarias, produjeron algo que al menos debe evocar esa antigua tradición.
¿Volverán nuestros menús dentro de 3.000 años?
Ahora bien, la pregunta es: ¿quién sabe si dentro de 3.000 años la gente comerá algo parecido a lo que comemos hoy? En un sistema alimentario moderno, donde lo que comemos no depende particularmente de dónde estamos, parece que la conexión entre los alimentos y la geografía local se ha evaporado.
Dentro de miles de años, después de quién sabe qué cambios, tal vez ese vínculo haya regresado. Quizás el clima sea tan diferente que, por ejemplo, en las Islas Británicas se cultiven lentejas. O quizás en lo que alguna vez fue Siberia haya un negocio en auge con los cocos.
Barjamovic señala que en lo que respecta a estas recetas antiguas, la historia tampoco ha terminado. Cada temporada de trabajo arqueológico trae consigo la posibilidad de que se desentierren nuevos textos, que traigan nueva luz sobre palabras misteriosas para especias y otros ingredientes.
La forma de pensar en la Mesopotamia no fue copiada ni transmitida como lo fueron los textos griegos y desapareció del conocimiento humano en el siglo I a.C. "Pero como escribieron en arcilla, está ahí, indestructible", según dice Barjamović.
Nota redactada con material de BBC News Mundo
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