La ciencia y la tecnología ayudan a proteger a las ballenas en Península Valdés

Si te gustan los animales y la naturaleza, no podés perderte el increíble espectáculo que ofrecen las ballenas en los golfos de la Península Valdés, en el noreste de la provincia de Chubut. Allí, cientos de ballenas francas australes (eubalaena australis) llegan cada año para reproducirse y criar a sus crías, en un ambiente protegido y tranquilo.

Las ballenas son mamíferos marinos que tienen una gestación de unos 12 meses. Por eso, las que se aparean este año darán a luz el año que viene. Los meses de julio, agosto y septiembre son los más propicios para ver a las madres con sus crías recién nacidas, que pueden medir unos 5 metros y pesar unas 2 toneladas. También se pueden observar grupos de cópula, formados por dos o más machos que compiten por una hembra.

Según el director científico del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB), Mariano Sironi, la presencia de tantas ballenas se debe a las medidas de protección que se han tomado para esta especie, que estuvo al borde de la extinción por la caza indiscriminada. “Es una alegría ver que la población se está recuperando y que podemos disfrutar de su belleza y su comportamiento”, dijo Sironi.

Un recorrido por la costa patagónica

La Península Valdés es una reserva natural declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Allí se pueden avistar no solo ballenas, sino también otras especies como lobos y elefantes marinos, pingüinos, delfines, orcas y aves. Además, se pueden realizar actividades como senderismo, kayak, buceo y fotografía.

Pero la Península Valdés no es el único lugar donde se pueden ver ballenas en Argentina. De hecho, la costa patagónica alberga a casi 700 kilómetros de litoral marino donde estos cetáceos se hacen presentes cada vez más. Desde el río Chubut hasta el sur de Río Negro, pasando por los golfos internos de la península, hay varios puntos donde se puede disfrutar de este fenómeno natural.

Un estudio de largo plazo

El ICB es una organización sin fines de lucro que se dedica a la investigación y la educación sobre las ballenas y los océanos. Desde 1971 realiza un relevamiento anual de foto-identificación de ballenas francas australes en la zona de Península Valdés, que es el estudio de mayor continuidad en el mundo sobre esta especie.

El relevamiento consiste en tomar fotografías aéreas de las marcas naturales que tienen las ballenas en la cabeza, que son únicas para cada individuo. Así se puede identificar a cada ballena y seguir su historia de vida. El relevamiento no es un censo de población, sino un método para estimar el tamaño y la estructura de la población, así como para detectar cambios en su estado de salud y su comportamiento.

En el año 2022, el ICB registró 1.420 ballenas durante el relevamiento entre el 31 de agosto y el 2 de septiembre, el máximo número de individuos observados en 51 años de estudios. Sin embargo, a julio de este año el mismo relevamiento había reportado ya 1.237 ejemplares, es decir 206 más que en igual período del año pasado.

Los operadores del ICB esperan mejorar el relevamiento con la incorporación de drones, que permitirían obtener imágenes más detalladas y desde diferentes ángulos. Estas herramientas podrían facilitar el trabajo de los investigadores, ya que podrían acercarse más a las ballenas sin molestarlas ni poner en riesgo a las personas. 

Los drones también podrían servir para monitorear otros aspectos del ambiente marino, como la calidad del agua, la presencia de basura o la interacción con otras especies. De esta forma, se podría obtener una información más completa y actualizada sobre el estado de las ballenas y su ecosistema.