Microplásticos en el cerebro, ¿ficción o cruel realidad?

Los microplásticos, definidos como partículas de plástico menores de 5 milímetros, se encuentran en todos los entornos del planeta, desde los océanos hasta la atmósfera, y han sido detectados en una amplia variedad de organismos vivos.

Debido a eso, la contaminación a través de este material es un problema ambiental creciente que ha generado gran preocupación en la comunidad científica y en la sociedad en general. 

Recientemente, se ha planteado la posibilidad de que los humanos también puedan tener microplásticos en su cuerpo, incluyendo en el cerebro. Aunque todavía no hay evidencia concluyente, algunos estudios sugieren que podrían estar presentes en el sistema nervioso central, incluyendo el cerebro.

Así lo indicó una nueva investigación publicada en Internet por científicos de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, que aún no pasó por la revisión de pares.

Ahora bien, la pregunta es: ¿cómo llegan los microplásticos al cerebro humano?

Se cree que los microplásticos pueden entrar en el cuerpo humano a través de la inhalación, la ingestión de alimentos contaminados o la exposición a productos que los contienen. Una vez dentro del cuerpo, podrían ser transportados por la sangre y llegar al cerebro.

Otra inquietud se basa en qué implicaciones tendría la presencia de microplásticos en el cerebro, y en ese sentido, según las investigaciones realizadas por varios equipos científicos, su presencia en uno de los órganos esenciales para los vertebrados podría tener graves implicaciones para la salud humana. 

Esto se debe a que los microplásticos pueden contener sustancias químicas tóxicas que podrían afectar el funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso. Además, su presencia podría causar inflamación y daño tisular en el cerebro.

¿Cómo se investiga esta posibilidad?

Investigadores de todo el mundo están trabajando para entender mejor la presencia de microplásticos en el cuerpo humano y su posible impacto en la salud. Se están realizando estudios para detectarlos en muestras de tejido cerebral y para investigar los posibles mecanismos por los cuales los podrían afectar el cerebro.

Para reducir nuestra exposición a los microplásticos, hay varias medidas que podemos tomar, como reducir el uso de plásticos de un solo uso, utilizar filtros de agua para eliminarlos, evitar productos que los contengan y apoyar políticas para reducir la contaminación.

Aunque todavía no hay evidencia concluyente, la posibilidad de que los humanos tengan microplásticos en el cerebro es una preocupación creciente que requiere investigación adicional. 

En consecuencia, al tomar medidas para reducir nuestra exposición a los microplásticos, podemos ayudar a proteger nuestra salud y el medio ambiente.