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De Marchi: "El DNU no esquiva el Congreso porque es un trámite que habilita la Constitución"

El flamante secretario de Relaciones Parlamentarias y con la Sociedad Civil habló sobre su rol en el Parlamento. Además, se refirió a las reformas de Javier Milei contenidas en el proyecto de ley de ómnibus

Por Redacción

28 de diciembre, 2023 - 14:09

El secretario de Relaciones Parlamentarias y con la Sociedad Civil del Congreso nacional, Omar De Marchi, dialogó con el programa Metaverso, Ciudadano.News, sobre su rol, además de referirse a las reformas de Javier Milei contenidas en la ley de ómnibus presentada este miércoles y el mega DNU que firmó la semana pasada; ambas piezas buscan refundar el país con la mirada liberal libertaria del mandatario.

"Hay un equipo, entre ellos, los presidentes de ambas cámaras, tanto Victoria Villarruel como Martín Menem, junto también al equipo del Ministerio del Interior comandado por Guillermo Francos. Estamos todos trabajando en tratar de transmitir en el parlamento las ideas que han movilizado a esta Argentina, que esperemos triunfen. Frase hecha si las hay porque si al Gobierno le va bien, le va bien a la Argentina, pero es verdad en el fondo", declaró el exdiputado nacional. 

-¿Por qué Javier Milei tomó una serie de medidas o proyectos de ley que en parte esquivan al Congreso?

-El proyecto que ingresó ayer es un proyecto de ley, que contempla una enorme cantidad de temas, que podría considerarse casi como un proyecto fundacional de un nuevo tiempo. Porque impacta en materia penal, electoral, económica, social. Por otra parte, el DNU enviado la otra semana, no es que esquiva el Congreso porque el DNU es un trámite que habilita la Constitución y que luego el Congreso tiene la posibilidad de ratificar o rechazar. Pero no creo que haya habido mayor fundamento de necesidad y urgencia para la emisión de ese DNU que en este tiempo. Porque tenemos un país que se cae a pedazos, 50% de los argentinos son pobres, un descalabro económico como nunca antes visto y eso no se puede resolver esperando varios meses, la típica y clásica discusión legislativa. Hay que salir de esa lógica para decir no se puede gastar más de lo que tenés y es más, tenés que gastar un poco menos, cosa que eso tienda a volcarse a la ciudadanía a través de la baja de impuestos el día de mañana. Bueno, eso no se podía plantear en términos de una discusión interminable, eso había que plantearlo desde el minuto cero y es lo que se ha hecho. Ahora, el proyecto de ley ómnibus que entró ayer, que toca un montón de temas, que habla de la privatización de un montón de empresas y demás, es un proyecto de ley y tendrá la discusión y el trámite parlamentario que tiene cualquier otro proyecto. 

-Tras la advertencia Milei de llegar hipotéticamente a un plebiscito, ¿no hay atrás de eso que la función del Poder Legislativo se ve como un obstáculo para el proyecto político del presidente?

-No, pasa que venimos en un formato de gestión en la Argentina en general que no ha sido exitoso. Todos tenemos el concepto de que el Estado es bastante tortuga a la hora de resolver problemas, lo cierto es que cada día que pasa hay más argentinos en la pobreza, entonces esta lógica de la discusión eterna, la negociación permanente y demás hay que cambiarla por una lógica de resultados. Las cosas tienen que empezar a suceder en Argentina y hace muy poco se votó esto. No recuerdo del 83 hasta acá que un gobierno haya dicho lo que hará de manera tan explícita, contrario a lo que pasó en otras décadas que decían si digo lo que voy a hacer, no me votan. En este caso fue al revés, el símbolo inclusive del proyecto de Javier Milei era la motosierra y habló de cada una de las cosas que iba a estar pasando. Por lo cual, hay una validación popular de lo que se está intentando cambiar. Ahora, si después la minoría pretende imponer a la mayoría otras ideas, otros tiempos, momentos, ahí es donde, no hay que tomarlo literal el tema del plebiscito, pero hay que decir, esto fue votado y validado hace muy poquito.

-¿No ve en esta nueva forma de concebir a la política una especie de pretendida relación directa entre el poder del presidente y la comunidad, en el cual la autoridad del presidente se considera el intérprete de la voluntad popular y deja de lado, con toda las críticas que se puede hacer el papel intermediario de los partidos políticos?

-No, la intermediación de los partidos es una herramienta constitucional y que está perfectamente representada en el Congreso y en el Poder Ejecutivo, porque evidentemente Javier Milei llega a ser presidente de la Argentina a partir de un espacio político, no, eso está salvado. Lo cierto es que hay que comprender que el enfermo está en terapia y que hay que aplicar cirugía profunda porque si no se muere. No podemos estar pensando en la cirugía estética de la ceja que le quedó mal, acá hay que ver cómo hacemos para que haya cirugía, transfusión de sangre, hay que ponerlo en nivel de vida nuevamente al país, porque si no seguimos en esta lógica de que cada vez naturalizamos lo que nos está pasando.

-Se percibe una política de shock, pero esto también implica un cambio cultural en los argentinos...

-Como dije, hemos venido naturalizando desde hace muchos años a esta parte que Argentina es un país al que le va permanentemente mal. Estamos signados a ser un país frustrado, fracasado y no nos acordábamos de que este país hace cien años era uno de los países que más prometía en el mundo. El país se conformó por corrientes inmigratorias que venían de Europa, que venían de la pre y posguerra y nadie va a un lugar en donde no tiene sueños de desarrollo, expectativas. La gente venía acá porque la Argentina apareció junto a Australia en aquel momento o Canadá como uno de los grandes faros del desarrollo y progresismo internacional y fíjate en qué nos hemos convertido, estamos número 140, de haber estado entre los primeros 10 países del mundo. El cambio cultural tiene que ver con volver a los orígenes. Con creérsela que una Argentina en serio puede ser un gran país y para eso hay que empezar a resolver cosas. A cortar privilegios, sacarle el peso de encima a la gente para que aquel que tenga iniciativa y quiera crear, producir, desarrollarse pueda hacerlo en libertad.

-¿Por qué al argentino le gusta vivir en la zona de confort?

-En realidad, lejos de ser una zona de confort, es una zona de pobreza. Fíjate el caso cubano, por ejemplo, la dictadura que gobierna Cuba que lleva casi 60 años le siguen echando la culpa a (Fulgencio) Batista que gobernó hace 55 años Cuba, y hoy en La Habana no tenés agua caliente. No estoy poniendo ejemplos ideológicos, simplemente decir que cuando vos te vas acostumbrando a vivir mal casi que como lo ves natural. Por lo cual, el desafío que tenemos todos, el gobierno, ciudadano, es cambiar esta realidad, que podemos ser realmente un país importante en el mundo y empezar a transitar ese camino que va a exigir dificultades, problemas al comienzo, pero que esperemos que más temprano que tarde los resultados lleguen.