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El valor de los Húsares Infernales, olvidados defensores de Buenos Aires

Al mando del teniente coronel Pedro Ramón Núñez, con su valentía y sacrificio escribieron una página de gloria en la historia argentina.

Carlos Campana

Por Carlos Campana

29 Julio de 2024 - 18:55

Heroica defensa de Buenos Aires en las invasiones inglesas.
Heroica defensa de Buenos Aires en las invasiones inglesas.

El tiempo se encarga, a veces, de sumergir en el olvido hechos y protagonistas que tuvieron una importante participación en momentos decisivos. Esto ocurrió hace más de 200 años, cuando un grupo de vecinos prominentes se armó para defender su hogar en 1806-1807. 

Así nacieron los Húsares de Núñez, un escuadrón de caballería que trascendió fronteras y cuyas hazañas llegaron hasta la península.

Un nacimiento en tiempos de guerra

En los turbulentos días de la expedición británica al Virreinato del Río de la Plata (1806-1807), surgió una unidad militar que se convertiría en símbolo de valor y resistencia: el Tercer Escuadrón de Húsares Voluntarios Urbanos, también conocidos como los Húsares Infernales de Núñez. 

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Los Húsares Infernales de Núñez tuvieron una activa participación defendiendo a Buenos Aires en las invasiones inglesas.

Este cuerpo de milicias  voluntarias de caballería fue creado en la campiña de Buenos Aires bajo el mando del teniente coronel Pedro Ramón Núñez.

Núñez, líder y patriota

Pedro Ramón Núñez, un vecino de Buenos Aires amigo de Juan Martín de Pueyrredón, fue un firme defensor de la resistencia contra las fuerzas británicas, y tras la dispersión de los voluntarios en el combate de Perdriel, permaneció en la campaña.

Al desembarcar en Las Conchas el ejército de la reconquista comandado por Santiago de Liniers, Núñez se unió a él con determinación.

Organización y uniforme

El cabildo abierto del 14 de agosto de 1806 otorgó el mando militar a Liniers y el político al regente de la Real Audiencia de Buenos Aires, Lucas Muñoz y Cubero, y dispuso la organización de cuerpos de milicias para defender la ciudad de una previsible nueva invasión. 

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Santiago de Liniers.

Pueyrredón tuvo a su cargo la organización de las fuerzas de caballería, creando un cuerpo de tres escuadrones de húsares. El primero estaba bajo su mando directo y los restantes bajo las órdenes del teniente coronel Lucas Vivas y de Pedro Ramón Núñez.

El Tercer Escuadrón de Húsares Voluntarios Urbanos, al mando de Núñez, se formó inicialmente con 164 voluntarios en cuatro compañías. Para octubre de 1806, la fuerza había crecido a 181 hombres. 

Sus banderas fueron bendecidas el 1 de noviembre en la Catedral de Buenos Aires, y su uniforme consistía en dormán y pantalón verdes, con faja, cordones, alamares y vueltas amarillas. El morrión de fieltro negro llevaba cordones amarillos y una pluma amarilla con punta verde.

Defensores en la segunda invasión inglesa

Ante la ocupación de Montevideo por las fuerzas británicas, la Junta de Guerra del 2 de marzo de 1807 dispuso que los escuadrones de Húsares se elevaran a 203 hombres y se acuartelaran. Sólo la tropa de línea recibía sueldo, y los voluntarios, en su mayoría jóvenes de buena posición económica, costeaban sus propios uniformes. 

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Ataque de las fuerzas inglesas a Buenos Aires.

Además de Nuñez y Vivas se encontraba el teniente primero José Mariano Buchardo, ayudante mayor de aquel escuadrón, quien en años posteriores formaría parte los patriotas independentistas y sería el tío de Mariano Severo Balcarce, yerno del General José de San Martín. 

A los Infernales de Núñez se les encomendó trasladar a los prisioneros británicos de la Reconquista al interior del Virreinato, incluyendo a Williams Beresford, quien elogió la caballería criolla: "Lo felicito, coronel, tienen ustedes la mejor caballería del mundo", comentó.

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Hito que recuerda la batalla de San Pedro (foto: Revisionistas)

Durante la segunda invasión inglesa en 1807, el coronel Francisco Javier de Elío atacó Colonia del Sacramento el 22 de abril, pero fue rechazado por las fuerzas del coronel Dennis Pack.

El 20 de mayo, Liniers envió al tercer escuadrón de Húsares como refuerzo, pero fueron vencidos el 7 de junio en el combate de San Pedro, regresando luego a Buenos Aires.

Acciones heroicas en la defensa de Buenos Aires

En el ataque británico, las milicias voluntarias fueron la fuerza principal de defensa de la ciudad. Tras un revés inicial en el combate de Miserere, después forzaron a capitular al ejército británico de John Whitelocke y evacuaron las posiciones en la Banda Oriental.

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John Whitelocke se vio obligado a capitular ante la férrea defensa de las fuerzas del Virreynato.

Cuando las fuerzas del rey George III desembarcaron en la ensenada de Barragán en 1807, la 3ª Compañía al mando del capitán Vicente Lima fue enviada a recoger ganado en Magdalena. 

Allí, el general Lewison Gower informó: "Aparecieron en el frente adelantado de rifleros cinco oficiales españoles igualmente uniformados, lo que me inclina a suponer que tengo una fuerza a mi frente." Esto detuvo el avance británico hacia Quilmes.

El parte del capitán Lima señala: "Se encaminaron hacia donde estábamos nosotros como de facto marchó todo el ejército enemigo, y luego que se aproximara nos emboscamos detrás de las casas y les tiramos varios tiros de fusil. Hicieron formar en batalla una columna de más de cien hombres al frente, apresurando su marcha los que venían más atrás. Seguimos burlándonos con tiros y gritos. Llegaron al paraje donde habíamos estado, hicieron alto y pasaron la noche sin más novedad, habiéndonos retirado a corta distancia a esperar el día siguiente."

Los Húsares, la primera unidad criolla creada por Liniers en Buenos Aires en entrar en combate, continuaron hostigando a la columna británica, sufriendo tres muertos y cuatro heridos.

Esta unidad siguió activa hasta que el 11 de septiembre de 1809, el nuevo virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros reorganizó las fuerzas voluntarias de la ciudad, disolviendo los segundos y terceros escuadrones de Húsares.

Así, los Húsares Infernales de Núñez, con su valentía y sacrificio, escribieron una página de gloria en la defensa de Buenos Aires, demostrando que la voluntad y el coraje pueden cambiar el curso de la historia