La protesta, que originalmente buscaba expresar un rechazo pacífico al Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, culminó en fuertes disturbios a las puertas del Palacio Nacional, la sede del Poder Ejecutivo mexicano.
Manifestantes violentos, en su mayoría vestidos de negro y con los rostros cubiertos, comenzaron a golpear con martillos y piedras las vallas metálicas que protegen el edificio.
La policía federal que custodiaba el perímetro respondió utilizando gases lacrimógenos para contener la arremetida y evitar el ingreso a la sede presidencial. Después de varios intentos, el grupo de choque logró derribar una de las vallas de tres metros de altura, lo que provocó una escalada en la respuesta de los uniformados.
El origen de la marcha: los reclamos de la Generación Z
La movilización de este sábado se realizó en paralelo a otros grupos y se replicó en distintas ciudades del país.
El reclamo principal de los participantes pacíficos de la Generación Z y otros ciudadanos es la persistencia de la violencia política y la impunidad que, según ellos, no ha cesado pese al cambio de Gobierno en 2018 con la llegada de Morena al poder. Los asistentes fueron enfáticos: "No se le va a aceptar que olviden a las víctimas de la violencia en el país".
Otro grupo prominente fue el llamado "del Sombrero", que reclama justicia por el asesinato de Carlos Manzo, exalcalde de Uruapan (Michoacán), ocurrido el 1 de noviembre. Sus consignas incluían: "Sombrerazos sí, abrazos no" y "Revocación de mandato".
La acusación de Sheinbaum: "secuestro" de la marcha financiado
Desde el Gobierno mexicano, la respuesta no se hizo esperar: se señaló la intervención y el "secuestro" de la marcha por parte de la oposición a su gestión.
Según reportes del corresponsal de teleSUR, y corroborado por el Ejecutivo, se posicionó una campaña en redes sociales por parte de sectores de la derecha con la finalidad de cooptar el llamado de los jóvenes y conducirlo hacia sus intereses partidistas.
La gravedad de la acusación se refleja en la cifra que maneja el Gobierno: se estiman al menos 5 millones de dólares invertidos por estos sectores opositores en la campaña durante el último mes.
Pese a este esfuerzo, algunos asistentes aseguran que la campaña opositora no logró captar la cantidad de personas que esperaban sus promotores, y que el grupo de enmascarados fue el que desvirtuó la protesta original.
