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El día que Estados Unidos perdió su invicto de diez años... con Argentina

Hace 22 años, la historia del baloncesto internacional cambiaba para siempre. Un baldazo de agua fría para el deporte y orgullo norteamericano.

Redacción

Por Redacción

4 Septiembre de 2024 - 21:36

El primer gran golpe de la Generación Dorada.
El primer gran golpe de la Generación Dorada. FOTO: X.

El 4 de septiembre de 2002 quedó grabado en la historia del básquetbol internacional. En el marco del Mundial de Indianápolis, la Selección argentina logró lo impensado: derrotar al poderoso Estados Unidos, compuesto íntegramente por jugadores de la NBA. 

Con una actuación memorable, el equipo dirigido por Rubén Magnano venció a los norteamericanos 87-80, marcando la primera derrota de un equipo estadounidense en un torneo oficial desde que se permitió la inclusión de jugadores de la liga profesional en 1992.

La Selección argentina, liderada por Manu Ginóbili, Luis Scola y Andrés Nocioni, jugó con una intensidad y una inteligencia táctica que sorprendieron a los locales. Desde el inicio del encuentro, el equipo sudamericano mostró una defensa férrea y un ataque eficiente que les permitió tomar la delantera en el marcador, una ventaja que mantendrían hasta el final.

Estados Unidos, que contaba con estrellas de la NBA como Paul Pierce, Jermaine O'Neal y Reggie Miller, se vio superado por el juego colectivo y la precisión del conjunto argentino. A pesar de varios intentos por remontar, los estadounidenses nunca lograron igualar el nivel de juego mostrado por los dirigidos por Magnano.

El triunfo de Argentina no solo significó un hito en el deporte nacional, sino que también cambió la percepción global sobre la hegemonía del básquetbol estadounidense. Hasta ese momento, los equipos compuestos por jugadores de la NBA eran considerados invencibles en torneos internacionales, pero la victoria argentina demostró que el talento y la preparación podían prevalecer sobre el estrellato.

El invicto norteamericano fue de diez años, en donde se contabilizó un invicto de 58 partidos. Argentina derribó a un gigante, algo que haría dos años más tarde nuevamente en Atenas 2004.