Por Redacción
15 Agosto de 2024 - 14:25
"Perdí los mejores años de mi vida. Sé que a la gente le gusta oír la palabra arrepentimiento y si alguien me preguntara hoy si lo habría hecho de haber sabido que iba a pasar por todo esto, le diría un rotundo: 'No, muchas gracias'".
Con estas palabras, Elaine Foo, una mujer residente en Londres, define el calvario que debió sufrir por tomar una mala decisión con el único objetivo de cumplir un sueño que con el paso de los años se transformó en una obsesión y finalmente en un sufrimiento de por vida.
Elaine cree que tenía dismorfia corporal, un trastorno de salud mental en el que las personas ven defectos en su apariencia sin importar cómo los vea el resto del mundo. El impacto de esa condición fue devastador.
A los 25 años, la mujer encontró un artículo acerca de una clínica china donde la gente estaba sometiéndose a cirugías para hacer crecer los huesos de las piernas y la dejó intrigada.
Varios años después, Elaine descubrió una clínica privada en Londres que ofrecía el procedimiento, que era realizado por el cirujano ortopédico Jean-Marc Guichet que incluso había creado su propio dispositivo para hacerlo: el clavo Guichet.
Y en ese momento comenzó su calvario. A pesar de que el cirujano le advirtió que podría sufrir lesiones en los nervios, coágulos de sangre o la posibilidad de que los huesos no se volvieran a fusionar, decidió seguir adelante.
Para eso se basó en su sueño: "era crecer de mi 1,57 m hasta 1,65 m", justificó, sin medir las consecuencias.
A un costo de casi 50.000 libras (US$ 64.000), Elaine entró al quirófano y puso en marcha un proceso que cambiaría su vida. Con este procedimiento, sentir cierto dolor es esperable, ya que los huesos de las piernas se rompen en dos y una varilla de metal se posiciona adentro.
Después, las varillas de metal se van expandiendo gradualmente para aumentar su longitud y separar las dos mitades del hueso con el objetivo de aumentar la estatura del paciente. Los huesos rotos deberían volver a unirse gradualmente y llenar así el espacio que se creó entre ellos.
El comienzo del calvario
Pero eso no ocurrió. "Tenía mucho dolor en la pierna izquierda. Una noche, mientras me movía en la cama, oí un crujido seguido de un dolor intenso", relata años después de la intervención.
Elaine fue a hacerse una tomografía y terminó confirmando sus miedos: el clavo de la pierna izquierda le había atravesado el fémur, el hueso más fuerte del cuerpo humano.
Pero el doctor Guichet la calmó. Continuaría alargando la pierna derecha, mientras programaba otra operación para tratar la izquierda, la cual eventualmente se alargaría al mismo nivel que la otra.
Elaine estaba dispuesta a pagar por una operación extra que le costaría miles de libras si eso significaba que podía llevar el proceso hasta el final con éxito.
Pero las cosas no estaban del todo bien: la diferencia de longitud entre ambas piernas era de 7 centímetros y le estaba causando problemas, curvando la columna e infligiendo un dolor constante.
Llega la decepción
Por ese problema reiniciaron el proceso de alargamiento en la pierna izquierda, mientras inyectaban médula ósea en la pierna derecha para estimular el crecimiento del hueso en esa zona.
Pero después de la operación, Elaine despertó con nuevas malas noticias. "El doctor Guichet me dijo que el clavo se había roto mientras lo sacaba", contó. "Tenía un clavo de otro paciente que pudo insertar", aunque eso le costó aún más dinero.
Después de eso, la relación médico-paciente se rompió y pasó a ser un asunto legal.
Ocho años después de la cirugía inicial, Elaine dice que sigue recuperándose de las cicatrices físicas y mentales que le dejó este proceso. Tiene una serie de problemas de movilidad y dice que sufre trastorno de estrés postraumático.
Debido a eso, de 2017 a 2020 se escondió del mundo. "Estaba soltera, desempleada, sin dinero y discapacitada", resume con tristeza la paciente.
Cuatro años de batalla legal terminaron en julio pasado con un acuerdo que implicó que el doctor Guichet accediera a pagarle a Elaine una suma de dinero "sustancial" para resolver la demanda que ella interpuso, aunque sin admitir ninguna responsabilidad.
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