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Cómo reconocer a una mala persona: ocho señales infalibles

Los psicólogos advierten que algunos perfiles narcisistas, maquiavélicos o psicopáticos suelen estar vinculados a experiencias traumáticas, especialmente vividas en la niñez

Por Redacción

29 de diciembre, 2023 - 10:00

En cada entorno y sociedad, los códigos morales se tejen definiendo lo aceptable y lo condenable. En Estados Unidos, la Universidad de Harvard, renombrada por sus investigaciones, se adentró en la complejidad de la maldad, reconociendo su naturaleza dinámica y su influencia en la conducta humana.

La bondad como espejo cultural

Casi universalmente, la noción de bondad se vincula a perfiles facilitadores, aquellos que buscan ayudar sin causar daño consciente. Sin embargo, Harvard destaca la variabilidad cultural en estas definiciones, reconociendo que existen ‘líneas rojas comunes’ que pueden diferir entre grupos humanos.

La mirada de Harvard

Howard Gardner, neurocientífico y la mente detrás de estudios sobre las inteligencias múltiples, lidera el Proyecto Goodwork, en Harvard. Tras entrevistar a más de 1.200 individuos, concluyó que la maldad y la excelencia profesional son incompatibles. El compromiso y la ética, según Gardner, son esenciales para el éxito laboral.

En su libro Responsibility at Work, el experto expone cómo la responsabilidad y la ética en el entorno laboral no solo son esenciales para la excelencia individual, sino que también contribuyen significativamente al bienestar de las organizaciones.

Señales de maldad

El informe de Harvard identifica ocho señales reveladoras de comportamientos malévolos:

Manipulación sin escrúpulos:

Las malas personas buscan provecho sin reparo, incluso hiriendo a otros para alcanzar sus objetivos.

Egoísmo y oportunismo:

Centrados en sí mismos, las malas personas solo son amables cuando buscan algo, estableciendo relaciones transaccionales.

Posesividad y celos:

En asuntos sentimentales, manifiestan celos y posesividad, invadiendo las relaciones personales.

Hirientes y excluyentes:

Su actitud hiriente se manifiesta a través de comentarios y actos, excluyendo a otros sin remordimientos.

Irresponsabilidad crónica:

La falta para asumir responsabilidades refleja su exclusión del entorno, nunca reconociéndose como agentes de acciones negativas.

Negatividad y pesimismo desmesurado:

La constante negatividad y agresividad indican una falta de aportación positiva al entorno, facilitando profecías autocumplidas.

Mentira y trampa:

La mentira frecuente y la informalidad que suelen emprender de forma consciente, perjudican a quienes les rodean, tanto personal como profesionalmente.

Exceso de confianza peligroso:

La falta de prudencia y el exceso de confianza son signos inquietantes, mostrando una falta de consideración hacia los demás. Evitar la cercanía física y emocional con este tipo de perfiles se considera clave para preservar la salud mental y prevenir la adopción de hábitos indeseables.

Conexión entre responsabilidad y excelencia

Investigaciones de la Escuela de Negocios de Harvard respaldan la afirmación de Gardner sobre la conexión entre la responsabilidad ética y la excelencia profesional. Según estudios, las empresas que fomentan una cultura ética tienden a tener empleados más comprometidos y, por ende, más productivos.