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Estadísticas catastróficas

Qué hay que hacer para reducir la pobreza

Las cifras de la última medición oficial marcan una tragedia social, a partir de la cantidad pero también de la consolidación de un núcleo duro de carencias de difícil reversión, que analizamos en Círculo Político

Por Martín Gastañaga

28 Septiembre de 2024 - 08:08

Crece la pobreza y la indigencia en Argentina
Crece la pobreza y la indigencia en Argentina

El INDEC acaba de dar las cifras de pobreza, que alcanzan ya a la mayoría de los argentinos, y que obligan a un abordaje rápido y potente pero con la expectativa de que serán décadas de esfuerzo para revertir esta tragedia social. Más allá de las responsabilidades compartidas entre todos los gobiernos para semejante destrucción del capital social, el presente compromete a este Gobierno, aunque no aparezca, en el discurso al menos, entre sus prioridades.

Jorge Colina, director del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), analizó el fenómeno en diálogo con Círculo Político (Lunes a viernes de 14 a 16 por FM 91.7 y Ciudadano.News Radio), y expresó: "No lo tomo por sorpresa porque todos sabíamos que partiendo de una pobreza que ya estaba por encima del 40% a fin del año pasado, y el golpe inflacionario de diciembre y comienzo de este año, se sabía que la pobreza iba a estar por encima del 50%", mientras que resaltó que "en ese sentido el gobierno lo toma como si fuese una medida dura, pensando que ese golpe inflacionario fue el último y a partir de ahora no habrá más inflación y además se espera que la economía vuelva a crecer y esto mejorará la situación social, esa es la visión del gobierno".

 

Jorge Colina
Jorge Colina

 

Más allá del nivel de pobreza y de la estadística, un tema más duro es que en gran parte esta pobreza no es solo la medición por ingreso, hay una pobreza estructural, de relacionamiento social que es más invulnerable y que no se soluciona solo poniendo plata, de ahí lo obsceno de los planes platita. "La pobreza estructural son las dimensiones cualitativas de lo que caracteriza a una familia pobre, en donde están las necesidades básicas como ser un hogar razonable, acceso a infraestructura sanitaria básica y también educación", sostuvo el entrevistado, además de remarcar que "el hecho de que los chicos vayan a la escuela no significa que se están educando bien; la calidad educativa es muy mala en Argentina y a los que más les pega es a los chicos de los hogares más humildes. En el 2002 la pobreza fue del 53% como ahora, o sea la Argentina perdió un cuarto del siglo XXI, pero en el 2002 el 45% de los chicos de 15 años no sabía leer, escribir, sumar o restar para la edad, hoy ese porcentaje sigue siendo igual".

Ahora bien, cómo se perfora un núcleo tan duro de pobreza: "Las políticas han sido totalmente insuficientes. En el 2002 lo único que había era el plan jefes y jefa de hogar que tenía 2 millones de personas y daban 800 mil tarjetas alimentarias, era mucho para la época. Hoy están dando 15 millones de beneficios entre el plan por hijo, tarjeta Alimentar, Potenciar Trabajo, Progresar, moratorias, entonces es un primer cuarto de siglo donde lo único que se hizo fue cuantificar la ayuda asistencial pero la pobreza sigo siempre alta".

 

 

Uno de los propósitos de la reforma laboral es eliminar el trabajo informal. (Foto: web)
El trabajo informal es otro problema de difícil resolución

 

Razones del fracaso

En este sentido vale preguntarse en qué se diferenciaron las estrategias de países que han sacado mucho de la pobreza a la gente por ejemplo Brasil, con las estrategias que aplicó Argentina. Frente a esa pregunta, Colina aseguró: "En políticas de estado que se concentren en no generar inflación y en tratar de hacer crecer la economía y los empleos. En el 2006 Argentina, Chile y Uruguay tenían 32% de pobreza, hoy ellos dos tienen entre 11% y 12% de pobreza y nosotros 53%. Ahora, Chile es más pro mercado, Uruguay es más pro Estado, ambos han tenido gobiernos de izquierda y de derecha pero no son muy parecidos en su forma de pensar, sin embargo, los dos han bajado la pobreza a casi el 10% y es porque independientemente de la ideología siempre respetaron que con la inflación no se juega y que hay que tener políticas sanas para que crezca la economía y los empleos".

El observatorio de la Deuda Social de la UCA hace dos semanas hablando del deterioro de la región Cuyo explicó que hay que tomar conciencia de que Argentina no ha crecido en los últimos 20 años ni ha creado empleos ni inversiones que creen empleos productivos y que generen mejores salarios, y dijo que crece el deterioro de los centros urbanos más rápido que la capacidad de crear crédito para viviendas: "El empleo creció desde 2002 hasta 2012, a partir de 2012 se estancó y comenzó a crecer solamente la informalidad, y a partir del 2012 es cuando se agravó el tema inflación", continuó el especialista, "y ahí la gente no tiene acceso a la vivienda por la inflación, porque con la inflación no hay crédito hipotecario, y sin créditos la gente no puede acceder a viviendas al menos que sean ricas que son los que se van a vivir a los emprendimientos inmobiliarios nuevos y modernos, gente que tiene dólares en el exterior, o los padres y les regalan una casa; pero el laburante necesita un crédito a 25 años para acceder a una casa y en Argentina ese crédito no existe no porque los bancos sean malos sino porque la inflación lo dilapida".

Yendo a la efectividad de las recetas del presente, consideró: "Las políticas que está tomando el gobierno me parece que van a funcionar en el tema de erradicar la inflación, pero luego está el interrogante de si van a acelerar el crecimiento económico, que son dos cosas diferentes", y precisó que "el no tener inflación no garantiza que se va a crecer; Bolivia hace 40 años que no tiene inflación y sin embargo no pudo crecer, por eso se mantiene siendo un país pobre. Argentina tiene potencialidad, ahora si empezamos a crecer no es que los peores que hoy están van a ser los primeros en recuperarse, la experiencia internacional -Chile por ejemplo-, mostró que cuando empieza la recuperación los primeros en recuperarse son los que mejor están, luego empieza a traccionar a los que peor están".

 

extrema-pobreza
extrema-pobreza

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Pobreza resignada y pobreza violenta

También se consultó a Colina sobre qué es más difícil de erradicar, la pobreza de grandes conglomerados urbanos o esa pobreza asentada en décadas en provincias de baja productividad, bajo desempeño del sector privado y mucha presencia del Estado, porque los datos del Chaco por ejemplo son devastadores, donde 3 de cada 4 personas es pobre: "La pobreza en los grandes conglomerados como el conurbano tiene una alta dosis de violencia también, cosa que en las provincias más pobres, regiones más postergadas, no es así. En cualquier caso la pobreza no es buena, pero muchas veces el vivir en la pobreza en grandes conglomerados le suma al hecho de las restricciones de recursos la violencia".

Entonces, ¿esto abriría la puerta a mayor conflictividad social, o estallidos como los que se vivieron en tiempos de saqueos? "No sé si explosión social, hablo de la violencia cotidiana, gente que se pelea entre ellos, porque la pobreza incluso trae bajos niveles de educación que vienen directamente asociados con la violencia", señaló el especialista, y agregó que "además el sistema de distribución de asistencias, la política asistencial es bastante generosa, la gente está recibiendo dinero, pasa que con semejante inflación por más dinero que reparta el estado no es suficiente para sacarla de la pobreza, es lo que están demostrando los números".

Caminos posibles

Finalmente, consultado acerca de que cosas realmente combaten efectivamente la pobreza, Colina destacó: "Los buenos empleos, privados, asalariados, en empresas privadas productivas, un buen salario real", y aclaró que "esas empresas demandan trabajadores calificados, la gente que hoy está en la pobreza tiene bajas calificaciones entonces, hay que tratar de que ese crecimiento se traduzca en aumento de empleo para la gente de bajas calificaciones".

¿Cómo se logra?: "Para eso es central revisar las leyes laborales, en particular los convenios colectivos de Argentina son muy viejos, datan del '70, algunos se renegociaron en el rodrigazo y nunca se volvieron a tocar; otros negociados en el '88, '89, que están vigentes hoy esos convenios son prohibitivos para que gente con bajos niveles de capacidad puedan insertarse en un empleo formal". 

Entonces, "hay que revisar profundamente el tema de convenios colectivos, las empresas con hasta 10 trabajadores no deberían estar obligadas a aplicar el convenio colectivo, si la ley de contrato de trabajo, y salario mínimo vital y móvil y los convenios colectivos dejarlos para las empresas más grandes y nada más y descentralizar la negociación colectiva, que cada empresa haga acuerdos con sus trabajadores y no esos convenios colectivos de hace 50 años", concluyó.