Ciudadano News
Sobre Alberto y Arrieta

La violencia de los armadores y la política

Otro capítulo de manipulación política que perpetúa la violencia, degrada, confunde y coloca en el poder a quienes no nos representan.

Cristian Cuattrocchi

22 Agosto de 2024 - 20:54

Tanto Alberto Fernández como Lourdes Arrieta han sido protagonistas estos días de hechos nefastos que desprestigian a la política./
Tanto Alberto Fernández como Lourdes Arrieta han sido protagonistas estos días de hechos nefastos que desprestigian a la política./ Redes

Sometidos a un sistema que silenció durante tanto tiempo las reacciones normales de un individuo libre que se volvió dependiente. Sutiles y no tan sutiles intentos de decirle a la población: "Shhhh ya tranquilos, ustedes no pueden, me necesitan soy papá estado". Este patrón de sometimiento ha tenido consecuencias devastadoras, que aún hoy afectan nuestra realidad.

 Por ejemplo, nos enteramos de que una mujer habría sido golpeada y silenciada durante años por las posibles implicancias negativas que esto podría tener en la imagen del poder de turno. Acá es donde la violencia muestra su verdadero rostro, independientemente del color político, la violencia es violencia Este caso en particular indigna profundamente, sobre todo porque evidencia una repetición de las mismas conductas abusivas que tanto criticamos del pasado. 

Y aunque no comulgo con las ideologías del anterior gobierno, este patrón de encubrimiento y abuso parece persistir. Me pregunto cómo llegamos a ser tan ciegos ante la realidad, a pesar de tenerla justo frente a nosotros.

 Las explicaciones que escucho son variadas: "es el manejo de los medios de comunicación", "es que la sociedad cambió", "es que estamos mal". Pero todas estas frases suenan vacías, como intentos de justificar lo injustificable. Peor aún, algunos intentan desviar la atención diciendo que "no es violencia en realidad" y que "no deberían mostrar las fotos"

 Esta confusión moral es indicativa de un cambio profundo en nuestra sociedad, donde lo que antes se consideraba malo ahora es normal, y hacer las cosas bien se percibe hacer las cosas bien fuera de idiotas. Cuando era joven, escuché en la calle que, para cambiar las cosas, había que tener un cargo en el gobierno y que para ocuparlo necesitabas "cuña", es decir, tener a "alguien adentro" que te abriera la puerta. 

Pero en las charlas en casa y en la formación profesional, uno aprende que en realidad todo se logra por mérito y no por amiguismo. Siempre hay diferentes fuentes de información que llegan a nuestra mente. Entonces, me pregunto, ¿Qué tan seguros podemos estar de que no hemos sido manipulados durante los últimos dieciséis años? 

Las mentiras que nos han contado, desde las manipulaciones del INDEC hasta las cifras distorsionadas sobre la violencia de género, reflejan una verdad más amplia: nos han engañado sistemáticamente. No se trata solo de estadísticas, sino también de la falta de transparencia en temas críticos como la violencia intrafamiliar, la situación de los geriátricos, y la burocracia que entorpece la vida de los más vulnerables principalmente. Con el tiempo, hemos visto cómo el dogmatismo cegó a muchos: el fanatismo, la falta de ganas de pensar, y el desaliento al pensamiento crítico.

 Este adoctrinamiento silencioso pero consistente, ha prevalecido durante años, y es precisamente lo que nos ha llevado a esta situación. Volviendo al título, la violencia intrínseca en el armado político ha logrado que individuos golpeadores lleguen a puestos de poder: mentirosos patológicos, estafadores seriales, gauchos de poncho reversible, personas a las que conscientemente no les encargaríamos ni un cactus para cuidar, pero que llegaron a enormes lugares de poder a nivel país y de provincias gracias a ardides, astucias y estafas. 

Este es el resultado de un sistema que, en lugar de promover el mérito, fomenta el encubrimiento y la manipulación. La pregunta que surge es: ¿qué tan difícil es lograr el equilibrio? ¿Cuánto tiempo tomará que nuestra conciencia evolucione a un nivel superior? Este no es solo un ideal utópico; la batalla cultural que propongo es, en esencia, una lucha contra los dogmas partidarios, el adoctrinamiento y la manipulación del pensamiento. 

Llegar a ser agentes de cambio, promoviendo un equilibrio que conduzca a una sociedad justa, basada en el principio de autodeterminación. Crearon un espacio de confrontación constante, de violencia sin sentido, por el simple hecho de prevalecer. Finalmente, contaminaron los reductos más castos de nuestra cultura, imponiendo sus ideas en los claustros de altos estudios, adoctrinando, y modificando nuestro lenguaje a la fuerza. 

Somos una sociedad que ha sufrido 70 años de decadencia, siempre imitando modelos que, en lugar de unirnos, nos dividieron y nos llevaron a depender del Estado. Aquellos que no compartimos las creencias de ese sistema nos convertimos en enemigos. Hicieron que generaciones se transformaran en indefensos y sometidos, que dependen de su papá Estado para alimentarse. 

No les importan las ideas, solo les importa golpear. Para ellos, Las ideologías son un medio, están desesperados por entrar nuevamente. Son armadores de caos, convencidos de que desde CABA nos pueden ordenar cómo pensar, cómo actuar, y a quién seguir. Son más de lo mismo, y da miedo que se construya el relato del cambio cuando, a las claras, es el relato de más de lo mismo. Lobos con piel de cordero. 

Erigen iluminados y los ungen con una foto para validarlos porque por si solos hacen agua. A espaldas del "fenómeno barrial" que propuso el verdadero cambio, ellos maquinan y tejen. No todas son las fuerzas del cielo actuando, muchas son la capacidad camaleónica que siempre caracterizó al kirchnerismo.

 Realmente no fueron elegidos por los ciudadanos; los argentinos votamos a una persona en particular. Sin embargo, detrás de él, se han infiltrado quienes el pueblo no eligió, y desde dentro le abren la puerta a aquellos que acaban de salir. Faltándole al respeto al federalismo, dándole un golpe en la boca.

Cuando alguien intenta imponernos un pensamiento o manipular la información, solo logra frenar el progreso, haciendo que mi Argentina una vez más se estanque en lugar de avanzar hacia un país mejor, con verdadera Libertad.

Cristian Cuattrocchi Emprendedor | Consultor de Empresas