Bolivia: caída de producción de gas posiciona el potencial de Vaca Muerta
La proyección negativa de los yacimientos del altiplano posicionan los campos australes y la inversión brasilera. El gasoducto Néstor Kirchner se posiciona como el artífice del suministro para el cono sur
Por Redacción
En función de las estimaciones de la caída de la producción de gas del altiplano, se calcula que la disminución proyectada también tendrá un efecto negativo en el mercado de exportación y sobre la economía boliviana particularmente.
Panorama complejo para Brasil y Argentina
El gas natural no es solo un sector crucial para la economía de Bolivia, ya que sus vecinos Brasil y Argentina dependen del fluido energético administrado por el Gobierno de Arce en lo que respecta, en el caso de Brasilia a su aparato industrial y en lo referente a Buenos Aires la demanda del consumo hogareño y de las centrales eléctricas de “ciclo combinado”, donde el suministro gasífero es esencial para que estas instalaciones puedan funcionar. Las exportaciones a las naciones hermanas representan más del 70% de las ventas totales y el 20% de la producción anual.
Autoabastecimiento energético
Ante este pronóstico poco alentador, tanto Argentina como Brasil comenzaron a contemplar un escenario sin provisión de gas boliviano. Alvaro Rios, Director Gerente de Gas Energy Latin America, afirmó en una entrevista que “Bolivia ya no es un centro referente de suministro en el Cono Sur”, y que ese papel ahora “tiene que ser asumido por Argentina”, en función de las inmensas reservas no convencionales del país.
En consonancia, el proyecto más importante sobre el que trabaja el gobierno argentino consiste en un extenso entramado de gasoductos denominado Néstor Kirchner, con el objetivo de trasladar el gas desde los abundantes yacimientos de esquisto de Vaca Muerta hacia distintos puntos de Argentina, el sur de Brasil e inclusive la región central de Chile.
Mientras tanto, el gobierno de Brasil comenzó el desarrollo de una serie de opciones de importación de gas natural licuado (GNL), que podrían ayudar a reducir gradualmente las cuotas de provisión por gasoducto. A su vez, el Ministerio de Energía de Planalto se encuentra trabajando para aumentar la exploración de sus vastas reservas de petróleo y gas natural presalinos.
Fin de las exportaciones en 2030
“Argentina amplió su producción, reduciendo su dependencia del gas boliviano, pero Brasil sigue necesitando mucho margen de importación de energía”, sostuvo Henrique Anjos, analista de producción hidrocarburífera para América Latina de la consultora de investigación Wood Mackenzie. Y añadió: “Si Bolivia no desarrolla una producción adicional, las exportaciones se detendrán por completo en 2030, ya que la demanda interna superaría a la capacidad de producción”.