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Argentina 78'

Googlealo pibe: aquel primer grito de campeones

El 25 de junio de 1978, la Selección argentina conducida por César Luis Menotti se imponía 3 a 1 en la final a Países Bajos.

Redacción

Por Redacción

25 Junio de 2024 - 17:30

La formación de Argentina en aquella final
La formación de Argentina en aquella final El Gráfico

El 25 de junio de 1978 llegó la primera consagración para la Albiceleste. La Selección argentina venció 3-1 a Holanda (hoy Países Bajos) y se consagró campeón del mundo en el estadio Monumental, en un emotivo encuentro que otorgó a los jugadores de ese equipo la "llave a la eternidad", como lo expresó Ubaldo Matildo  Fillol, el exarquero de esa formación.

En una jornada que disparó cientos de anécdotas e historias de un Mundial jubiloso, en medio de uno de los períodos más oscuros de su historia.

Daniel Passarella, capitán de aquella Selección

La Copa Mundial de 1978, celebrada en Argentina, fue un evento trascendental. La selección, dirigida por César Luis Menotti, contaba con figuras destacadas como Mario Alberto Kempes, Daniel Passarella, Daniel Bertoni, Alberto Tarantini, y Leopoldo Jacinto Luque. Entre ellos, el "Pato" Fillol jugó un papel crucial, fue titular en los siete partidos del torneo y realizó paradas decisivas en la final.

Memoria emotiva

Fillol recuerda con nitidez cada una de sus atajadas en esa Copa del Mundo, especialmente las dos monumentales en la final contra Holanda: una a Johnny Rep y otra a Robert Rensenbrink. Estas intervenciones fueron fundamentales para que Argentina asegurara su primera estrella mundial.

"Todos tenemos la misma película grabada, a pesar de que se cumplen 46 años y haya pasado mucho tiempo. Nos marcó la vida, nos dio la llave a la eternidad", afirmó Fillol.

¡Matador, matador!

Mario Alberto Kempes, goleador del Mundial con seis tantos, fue una de las estrellas indiscutibles de aquel equipo. Su desempeño en el torneo, especialmente en la final donde anotó dos goles, fue crucial para la consagración de Argentina. Kempes se convirtió en un ídolo nacional y su nombre quedó eternamente asociado con el éxito de 1978.

Para los pibes que lo miran por el celu

Fillol instó a las nuevas generaciones a conocer la historia del Mundial 78 y a sus protagonistas. "A los chicos les pido que googleen lo que fue el '78. 

Lo que fueron Kempes, Passarella, Fillol. Gracias a la tecnología, los pibes te ven y muchos te tienen como ídolo", comentó el exarquero.

Sueño cumplido

La Copa del Mundo se disputó en el país durante la dictadura y estuvo rodeada de polémica y cuestionamientos, pero los jugadores albicelestes saltaron a la cancha para cumplir el sueño de sus vidas. 

Luego de los decisivos triunfos ante Hungría y Francia en la primera ronda, en el que fue fundamental Leopoldo Jacinto Luque, llegaría la derrota ante Italia que obligó al equipo a trasladarse al estadio de Rosario Central. Allí la Argentina se consolidaba en la fase final del certamen para derrotar a Polonia, igualar con Brasil y golear a Perú. La definición sería ante la Naranja Mecánica, uno de los mejores equipos de la época al que derrotó 3 a 1 en el Monumental de River.

Fue decisivo Mario Alberto Kempes el gran héroe ante Polonia, Perú y Holanda

El yeso del Mellizo

Con ambos equipos ya en cancha, instantes después del saludo inicial, se produjo una discusión que tuvo como protagonistas a Daniel Passarella y el mellizo René van de Kerkhof, número 10 holandés, (el otro era Willy Van de Jerkhof, el 11). Cuestión que René tenía un yeso duro en su muñeca que podría representar un peligro para los futbolistas argentinos.

Passarella, el capitán de la selección le reclamó al juez italiano Sergio Gonella por el vendaje, al considerarlo "antirreglamentario" y que podía ser utilizado para dañar a los jugadores albicelestes. Ante las protestas de los locales, Ruud Krol, capitán de la Naranja Mecánica, amenazó con retirar a su equipo de la cancha.

El argentino Leopoldo Luque y los neerlandeses Jan Brandts y Arie Haan en un reencuentro en Mendoza en 2018
El argentino Leopoldo Luque y los neerlandeses Jan Brandts y Arie Haan en un reencuentro en Mendoza en 2018

Mientras los reclamos iban de uno y otro lado, el idioma fue un gran problema. Passarella reclamaba en castellano y Krol en inglés, pero Gonella solamente hablaba italiano. El árbitro intentó buscar ayuda en sus asistentes, el uruguayo Barreto y el austríaco Linemayr, hasta que el problema se resolvió.

Después de unos 10 minutos en los que el partido se vio demorado, le quitaron el yeso a van de Kerkhof y lo vendaron nuevamente con una cinta más ligera, lo que permitió el comienzo de la gran final en el Monumental.

Un mal antecedente 

Cuatro años antes, durante el Mundial de Alemania 1974, Holanda le había propinado una goleada 4-0 a la Argentina, con un contundente estilo de juego que se denominó la Naranja Mecánica y que lo llevó a la final de aquella edición. 

Siete de los once titulares en ese partido disputaron luego la final en 1978: Jongbloed, Krol, Jansen, Haan, Neeskens, Rep y Rensenbrink. En un amistoso previo al certamen de ese año, también la Orange había derrotado a la Albiceleste por 4 a 1.

La revancha que no fue

En caso de que el empate hubiera persistido, sin la existencia de los goles de Kempes y Bertoni en el tiempo extra, el encuentro no se definiría por los remates del punto penal, sino que ambos equipos deberían enfrentarse 48 horas más tarde en el Monumental, que allí sí podría terminar en empates si no se sacaban ventajas luego de un alargue.

Entre la algarabía del campeonato y los festejos descontrolados, un hincha argentino ingresó al campo de juego y obtuvo por casualidad la foto de su vida. Víctor Dell´Aquilla, un hombre sin brazos, caminó por la cancha mientras se desataba la celebración, allí se encontró con Fillol abrazado a Tarantini sobre el césped con gran emoción. Al ver la escena, Ricardo Alfieri, reportero de El Gráfico, capturó el momento en el que Víctor abrazó a los dos futbolistas argentinos con el alma.

Dando vuelta por el obelisco

En la madrugada del lunes 26 de junio, cuando quedaban un grupo de argentinos celebrando frente al Obelisco, Menotti salió comprometido con cumplir una fuerte promesa. Junto a su ayudante de campo Rogelio Poncini y su amigo el Negro Nieva, el Flaco cumplió su cábala. 

El Flaco Menotti, conductor de aquel equipo
El Flaco Menotti, conductor de aquel equipo

"Salimos en un auto por la avenida del Libertador, esperando que se despejara el centro de la ciudad de Buenos Aires. Estacionamos cerca del Obelisco, donde todavía había más de cien personas festejando. Me dio mucha vergüenza, pero se abrieron las puertas, salté a la calle y empecé a correr. Enseguida me di cuenta de que nadie me reconocía, porque era demasiado sorpresivo, hasta que un hombre gritó: `Menotti´. Todos se vinieron encima, pero llegué hasta la camioneta. Había cumplido la promesa de dar la vuelta olímpica al Obelisco".