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Comer bichos: ¿la alimentación del futuro?

En Argentina solo existen alrededor de diez empresas dedicadas al cultivo de insectos para consumo. Esta actividad se encuentra en una etapa incipiente

19 de mayo, 2023 - 16:26

La comida es sin duda uno de los mayores placeres de la vida. Es importante que los alimentos que consumimos sean nutritivos, estén en línea con el cuidado del medio ambiente y que no dejen de ser sabrosos al paladar.

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Una dieta saludable y sostenible debe tener en cuenta tanto las implicaciones ambientales como sociales, y cumplir con ciertos criterios en la producción de alimentos. En este sentido, los insectos se ofrecen como una alternativa interesante.

En la actualidad, en Argentina, solo existen alrededor de diez empresas dedicadas al cultivo de insectos para consumo. Esta actividad se encuentra en una etapa incipiente y, como máximo, genera unos 50 empleos locales.

Sin embargo, el potencial de esta industria es mucho mayor. Según estimaciones de la Cámara Argentina de Productores de Insectos para Consumo Humano y Animal (CAPICHA), se espera que para el año 2030 haya alrededor de 30.000 empleos a nivel mundial, tanto directos como indirectos, relacionados con el mercado de insectos. Además, se proyecta que la facturación de la harina de insectos alcance los 7.000 millones de dólares a nivel mundial para el año 2025.

También hay que tener en cuenta, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que para el año 2050 seremos más de 9.000 millones de personas y la producción de alimentos tendrá que aumentar en un 70%.

Satisfacer esta creciente demanda con los recursos actuales del planeta Tierra representa un arduo desafío, por lo que resulta necesario entonces explorar fuentes alternativas de proteínas y nutrientes.

En la actualidad, existe un aumento significativo en la demanda de harina de grillo, convirtiéndola en un artículo altamente solicitado y comercializado internacionalmente a un precio de US$ 20.000 por tonelada.

El valor es aproximadamente 40 veces superior al de una tonelada de soja, lo que evidencia el creciente interés y la valoración atribuida a este producto.

 

Así luce la harina de grillo

 

Además de la harina de grillo, se exporta otro producto derivado de los insectos. Uno de ellos es el aceite de insectos, que viene ganando popularidad gracias a sus propiedades nutricionales y a los beneficios que aporta a la salud.

Pero, por otro lado, se aprovechan los restos no utilizados de los insectos para elaborar un tercer producto, maximizando así su valor y evitando cualquier tipo de desperdicio.

La exportación de estos productos demuestra el desarrollo y el potencial económico que posee la industria de los insectos, tanto en términos de ingresos generados como en la creación de oportunidades comerciales sostenibles.

 

La producción sustentable de insectos

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) comenzó enfatizar en la necesidad de desarrollar una industria sostenible para producir insectos comestibles en 2013.

La Unión Europea (UE) es la principal responsable de liderar esta iniciativa, que también vienen desarrollando algunos países latinoamericanos, como México, Estados Unidos, Canadá y Australia.

El propósito de esta industria es generar productos seguros tanto para consumo humano como para la alimentación animal. Basándose en los principios de la economía circular y empleando prácticas de agricultura vertical, el cultivo de insectos se ha establecido como uno de los sistemas de producción de proteínas más eficientes.

Las granjas de insectos tienen un bajo impacto ambiental y son altamente eficientes en el uso de agua y tierra. Los insectos presentan una tasa de conversión de alimentos muy eficiente, lo que significa que requieren menos cantidad de alimento para producir la misma cantidad de proteína.

Para mantener a una cantidad de insectos equivalentes a un kilogramo, se necesitan entre 2 y 2.2 kg de alimento, en comparación con los 2.5 kilogramos necesarios para criar pollos, los 5 kg para cerdos y los 10 kg para la cría de ganado bovino. Además, entre el 80% y el 100% del insecto es comestible, a diferencia de los otros que se pueden aprovechar en un margen mucho menor.

En febrero de 2021, la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) dio su aprobación al consumo humano de las larvas del escarabajo Tenebrio molitor, popularmente conocido como gusano de la harina. Esta aprobación se basó en los notables beneficios que estos insectos ofrecen tanto para la salud humana como para el medio ambiente, marcando así un hito como el primer insecto autorizado para su consumo.