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Sacarle provecho al enojo: cómo gestionarlo adecuadamente para que sea positivo

Esta emoción puede ser una herramienta que nos ayude a resolver problemas, en tanto y en cuánto sepamos comunicarlo de forma óptima. Su origen y cómo aprender a manejarlo

07 de enero, 2023 - 19:12

El enojo es una emoción natural y normal en los seres humanos. Se trata de una respuesta a una situación que percibimos como injusta, frustrante o amenazante; sin embargo, nos permite protegernos, pero también defender nuestros derechos y necesidades.

El enojo puede ser destructivo si no lo gestionamos adecuadamente. Esta emoción desbordada puede nuestras relaciones, nuestra salud física y mental o llevarnos a actuar de manera irresponsables que arrastrarían consecuencias negativas a largo plazo.

Sergio Bomparola, médico y coach ontológico, conversó con El Interactivo que se emite de lunes a viernes (de 12 a 14) por las redes de Ciudadano News, y explicó, cómo el enojo también puede ser una herramienta para resolver problemas, cuando se lo aborda de la forma adecuada.

“El tema por poder pasar la perspectiva o el paradigma que tenemos, respecto de qué es enojarse. Desde nuestra infancia, nos hicieron asociar el enojo al castigo, ya que uno generalmente recuerda por ejemplo a nuestra mamá con una chancleta porque estaba furiosa con nosotros”, comenzó explicando Bomparola.

“El enojo es una emoción, como seres, humanos y como otros mamíferos, tenemos emociones y no las podemos negar, ni las podemos controlar, lo que tenemos que hacer es reconocerlas y gestionarlas. Entonces cuando yo me enojo con alguien, lo que tengo que hacer es reconocer lo que estoy sintiendo, es decir que estoy molesto con alguna situación con la que no estoy de acuerdo o hay algo que me ofende, para luego poder expresarlo”, analizó el especialista.

“En el momento en el que uno se enoja, se libera en nosotros una gran cantidad de una sustancia llamada adrenalina (Hormona segregada por las glándulas suprarrenales que en situaciones de tensión aumenta la presión sanguínea, el ritmo cardíaco, la cantidad de glucosa en la sangre, acelera el metabolismo, etc.), que desde millones de años atrás, cuando éramos los primeros monos en caminar, la adrenalina te permitía atacar o huir, según la amenaza que uno tenía enfrente. Esta respuesta sigue estando presente en nosotros de la misma manera, a pesar de los millones de años de evolución, pero lo que ocurre es que la adaptamos a contextos distintos”, explicó médico y coach ontológico sobre las consecuencias que trae el enojo en el organismo.

“Hoy en día uno percibe lo que puede ser una situación amenazante y reacciona de la misma manera, liberando mucha adrenalina. Esa adrenalina es la que me prepara para atacar o para huir, es decir que mis músculos van a recibir una buena cantidad de sangre, probablemente mi cuerpo tome una postura para escapar o para atacar, golpear, mis pupilas se van a abrir al máximo para poder tener una buena visión de lo que voy a hacer, es decir que la reacción sigue siendo la misma que la de miles y miles de años atrás, pero en contextos diferentes”, puntualizó el médico.

Sobre la gestión del enojo, Bomparola amplió que “es todo un aprendizaje el hecho de saber conducir esta reacción, innata, natura en nosotros, con un objetivo concreto”.

“El enojo aparece cuando yo voy detrás de algún deseo que tengo y algo se interpone en mi camino. Por eso que se interpone y que no me permite lograr mi deseo, me enojo”, explicó el entrevistado de El Interactivo.

“En las relaciones humanas las claves pasan poder decir lo que estoy sintiendo”.

El acuerdo con la otra persona es clave para la resolución exitosa del enojo y en este sentido, Bomparola destacó que la palabra acuerdo proviene de ‘acordis’, es decir “de corazón a corazón”. “De eso se trata, de poder acordar con el otro”, enfatizó.

“Siempre digo que este tema incluye procesos de aprendizaje. Primero yo, primero empezar a reconocer todos los momentos a lo largo del día en los que me enojo y lo que me pasa. Reconocer por qué me enojo, digo porque a veces el motivo está oculto”, argumentó Sergio Bomparola.

“Una vez que se reconoce el enojo propio, hay que poder expresarlo y acá aparece lo que es la comunicación asertiva. Es decir, yo poder decirte que lo que me estás pidiendo, proponiendo o diciendo, me hace sentir mal y hay que buscar aquí, la manera de expresarlo”, aclaró el experto.

Por otro lado, hay momentos donde la tensión llega a un nivel muy alto y es preferible no hablar en ese momento, advirtió el médico. “Hay que saber que esa descarga de adrenalina, yo la tengo que consumir con movimiento, por eso hay muchos casos de personas que se enojan, prefieren callar y se van a caminar; hay que dejarlos porque están consumiendo esa adrenalina en exceso que está produciendo su cuerpo”, explicó.

“Cuando baja el nivel de adrenalina que está circulando en la sangre, me permite ser más racional”.

Además, el médico y coach ontológico, se refirió superficialmente a la famosa teoría de los tres cerebros y explicó, donde se ubica el enojo en la persona dentro de este postulamiento:

“Los humanos tenemos tres cerebros, el cerebro reptiliano que es el más básico y que solo me permite atacar o huir, también está todo nuestro cerebro emocional que es con el funcionamiento todo el tiempo, donde mezclan todas las sensaciones de agrado o desagrado y por último el cerebro racional. Por eso es todo un proceso, que, al salir a caminar y bajar la adrenalina, puedo salir de mi estado emocional y puedo empezar a pensar. Es ahí donde puedo aclarar en lo que me está molestando y ‘ponerlo sobre la mesa’”.

Finalmente, el especialista sentenció, “cualquier relación de dos personas donde no se puede decir lo que me está pasando o lo que estoy sintiendo, está condenada al fracaso. Tenemos que poder hablar de cosas difíciles”.

Podemos decir que, en conclusión, el enojo es una emoción normal y necesaria, pero dominarla o aprender a gestionarla nos traerá consecuencias positivas en el tiempo, ya que nos permitirá vivir de forma más armoniosa y satisfactoria tanto con nosotros mismos como con los demás. Saber comunicar las percepciones, será el eje fundamental para cumplir con dicho objetivo.