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Legal, pero inoportuna

La licencia del juez Omar Palermo causó la reacción de distintos sectores de la sociedad, que consideran que es hora de poner el hombro y no propiciar largas ausencias, sobre todo de los responsables de que la provincia siga en el camino que la comunidad necesita.

03 de abril, 2018 - 07:25

Que Omar Palermo, integrante de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia, tiene el derecho de hacer un curso de capacitación es completamente lógico, pero también es cierto que esa larga licencia que tendrá para viajar a Alemania, precisamente para ese hecho produce escozor en la mayoría de los mendocinos por ser  totalmente extemporánea y fuera de lugar.

Sobre todo en una época en que la Justicia está en el ojo de la tormenta, producto de su anquilosamiento y su negativa permanente a los cambios, aferrándose en forma corporativa a la defensa de privilegios propios del siglo pasado.

Es posible que Palermo, en la intimidad, haya consultado con su familia o con su propia conciencia, sobre los pros y los contras de esta beca de seis meses en Europa. Evidentemente la decisión se inclinó a favor de alejarse de su cargo por medio año porque no le parece inoportuna su partida y deja una importante sala a la deriva.

De nada sirven las respuestas de la Corte diciendo que esa sala se encuentra al día, cuando hasta el más neófito sabe que los expedientes, especialmente los penales, duermen una siesta eterna.

No es nada personal

Cuando varios políticos salieron con los tapones de punta a criticar esta licencia, hubo algunos que opinaron que es un ataque partidario o personal. Y no es así, ya que tanto el Gobernador como los legisladores y funcionarios del oficialismo que los criticaron no hicieron otra cosa que ser la voz de la mayoría de los mendocinos que les viene dando la victoria en casi diez elecciones seguidas.

“Pensar que es un ataque de la clase política, es esconderse debajo de la caparazón y no reconocer sus errores”, opinó un experimentado legislador que después se preguntó: “¿Quién se va de vacaciones mientras se le incendia tu casa?”. 

La Justicia últimamente se viene caracterizando por una falta de mea culpa, haciendo oídos sordos al pedido de la sociedad de una Justicia mas ágil y eficiente y que defienda los derechos de las víctimas y no a los delincuentes.

Las críticas fueron objetivas y fundamentadas. Por ejemplo, el intendente Rody Suarez dijo que “no es propicio que alguien se tome una licencia de seis meses cuando la Justicia está seriamente cuestionada”.

O las críticas de la senadora nacional Pamela Verasay, quien opinó que “con una imagen positiva que no supera el 18% y donde claramente la sociedad critica y desconfía de los privilegios del Poder Judicial. Ausentarse durante seis meses con la excusa de perfeccionarse es, por lo menos, cuestionable. Si los jueces, y más los ministros de la Suprema Corte, deben abocarse exclusivamente a impartir justicia, ¿cómo es que un miembro del máximo tribunal se toma el tiempo de buscar, postular, acceder a los requisitos, estudiar y desarrollar propuestas para ese post doctorado y arreglar todos los asuntos para poder mudarse con su familia a Alemania? Si nos cuestionamos la licencia otorgada al juez Omar Palermo no es una fijación contra el orden judicial. Por el contrario, es para protegerlo".

Bien a las claras queda entonces que las críticas no hacen otra cosa que transmitir el pensamiento del hombre común y tratan, con ellas, que la gente no siga aumentando su desconfianza hacia la Justicia.

Aflojen un poco con “la corpo”

Ante el pedido de informes del diputado Jorge Albarracín, la Corte emitió un comunicado que parece el chiste del año. En su afán de defender esta licencia tan cuestionada  comentó que “Palermo está al día con su trabajo, no solo en materia laboral, sino también a nivel de la sala, y también en cuestiones de los expedientes con detenidos”.

Un comentario que no creyeron ni en los mismos pasillos de Tribunales, dado que esta sala es una de las más colapsadas del Poder Judicial, y que cuando se pensó en aumentar los miembros de la Corte era justamente para dividir esta sala en dos fueros: el penal y el laboral.

Con respuestas como éstas, la Corte lo único que hace es agrandar la distancia entre el Poder Judicial  y la sociedad, que ve anonadada e incrédula cómo estos funcionarios judiciales “se cubren las espaldas al mejor estilo tumbero en un rancho carcelario”, al decir de un experimentado político que no es precisamente oficialista.

Palermo, el político

Si bien es cierto que es juez cuestionado es uno de los supremos más preparados y con muy buenos antecedentes académicos y que es bueno perfeccionarse y aprender hasta el último día de la vida, es también muy cierto que el origen de la propuesta que lo impulsa a las ligas mayores de la Justicia provincial proviene de la política, más precisamente del justicialismo. Él mismo no reniega de su simpatía primero con el FpV y después con el ultra kirchnerismo, además de su afinidad con Justicia Legitima.

Con estos antecedentes y con su buen olfato político debería haber sopesado mejor su decisión y reconocer su error al aceptar esta beca por él buscada, que deja a los mendocinos en un segundo lugar privilegiando su propio beneficio.

Todo mal con la Justicia

No hay una sola señal que indique que van a cambiar. Da pena ver a la valiente fiscal Gabriela Chaves pelear en soledad contra el trío Correa Llanos, Salinas y Miguel, mientras éstos son defendidos corporativamente por dinosaurios que no quieren ceder un centímetro de sus privilegios.

Ya dijo un profesional que transita a diario los pasillos judiciales y que de esto conoce mucho, que “seguramente ella seguirá sufriendo y luchando en la adversidad, recibiendo agresiones verbales de algún abogado defensor bien pago y bien informado por desleales funcionarios judiciales”.

Por eso son varios los que opinan que quizás “verá caer todo su esfuerzo y trabajo, mientras los delincuentes son liberados con sus bolsillos llenos de dinero mal habido y su colección de autos de alta gama de dudoso origen”.

Ojala haya más Gabriela Chaves, pero por ahora se hace muy difícil tener esperanzas de un cambio y agilización de la Justicia. Solo resta esperar y decirles a los supremos que votan en consonancia que sigan jugando al golf, que sigan recorriendo galerías de arte, que sigan durmiéndose en eventos sociales, pero que por favor, cuando llegue el tiempo de la jubilación de privilegio, no la dilaten y permitan la renovación tan deseada. 

Porque a todas luces es evidente que ellos ya decidieron dormir una siesta judicial de por vida.

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