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Estados Unidos, a centímetros de una guerra civil

Si el tirador que intentó eliminar a Donald Trump hubiera sido más certero, hoy estaríamos viviendo en un mundo mucho más complejo y difícil.

Emilio Luis Magnaghi

Por Emilio Luis Magnaghi

1 Agosto de 2024 - 18:57

Donald Trump, segundos después de sufrir el intento de magnicidio.
Donald Trump, segundos después de sufrir el intento de magnicidio. web

El artículo llamó la atención desde el título: Donald Trump: "Todo nuestro país (EE.UU.) se ha ido al carajo. Pero en realidad lo picante estaba en sus últimos párrafos:

"Volviendo a los números y a la historia de los presidentes de la que pasa por ser la primera potencia mundial, precisamente la historia no la ayuda, ya que cuatro de ellos fueron asesinados durante sus respectivos mandatos (Abraham Lincoln, James A. Garfield, William McKinley y John F. Kennedy); otros cuatro sufrieron sendos intentos serios de asesinato (Andrew Jackson, Teodoro Roosevelt, Franklin D. Roosevelt y Ronald Reagan) y uno tuvo que renunciar ante la amenaza de un juicio político en su contra (Richard Nixon).

"Esto nos da un total de nueve, vale decir que, sobre una nómina de 46 presidentes, casi un 20% de ellos sufrió un alto grado de violencia política.

"La gran pregunta es si el establishment estadounidense se detendrá aquí y el ganador de las próximas elecciones presidenciales de los EE.UU. quedará librado a la voluntad de su pueblo, o es dable esperar alguna sorpresa. 

En efecto, va a estar interesante ver cómo sigue esta película que aún no ha terminado". (Énfasis actual y nuestro).

Como todos sabemos, la "sorpresa" tuvo lugar y la situación se puso más que "interesante".

Concretamente, en el último discurso de campaña del expresidente Donald Trump en un mitin en Butler, Pennsylvania, el sábado 13 de julio por la tarde, comenzó igual que en decenas de mítines anteriores, con sus seguidores coreando: "¡USA! ¡USA!". Pero lo que siguió a continuación fue muy diferente a las anteriores, ya que a unos 150 metros al norte del expresidente un hombre armado desde la terraza de un edificio cercano, que portaba consigo un fusil de asalto tipo AR15, apuntó y disparó contra la cabeza del expresidente.

El expresidente norteamericano, con sangre en la cara tras el intento de magnicidio.
El expresidente norteamericano, con sangre en la cara tras el intento de magnicidio.

Lo que ocurrió a continuación lo podemos calificar tanto de milagroso como de histórico. Porque de los seis disparos efectuados por el tirador, uno mató a un asistente al mitin, otros dos hirieron de gravedad a otros dos espectadores y uno de ellos rozó la oreja derecha del orador principal

Acto seguido, Trump se tiró al suelo. Cinco agentes del Servicio Secreto corrieron hacia el escenario y cubrieron al expresidente, mientras se escuchaban los característicos "pop-pop" de otras dos ráfagas de disparos que sonaban por sobre las cabezas de la multitud congregada en el recinto del Butler Farm Show. Pero esta vez sus autores eran los contra francotiradores del Servicio Secreto. 

Fruto de esta acción fue "neutralizado" el tirador agresor, quien posteriormente fue identificado por el FBI como Thomas Matthew Crooks, un joven de 20 años. Un extraño personaje difícil de definir y que hasta donde sabemos estaba afiliado al Partido Republicano, aunque había hecho contribuciones monetarias a la campaña de Joe Biden

Thomas Matthew Crooks, sindicado como el autor de los disparos contra Trump.
Thomas Matthew Crooks, sindicado como el autor de los disparos contra Trump.

También era conocido en su escuela secundaria por sus habilidades matemáticas y por su prominente mandíbula, lo que lo había convertido en una víctima habitual del bullying de sus compañeros de clase. Pero esto no le impidió formar parte de un video promocional del poderoso fondo de pensión Blackrock

Todo muy extraño y que nos recuerda a otros no menos sorprendentes perpetradores de atentados presidenciales, empezando por el famoso Lee Harvey Oswald, asesino de JFK, y John Hinckley Jr. contra Ronald Reagan, que dejara mal heridas a tres personas más.

Seguramente, a partir de estos hechos nos esperan una catarata de interpretaciones, en la forma de libros, películas y miniseries que tendremos que ver y sufrir por nuestra cuenta. 

No es nuestra intención entrar en los vericuetos de las múltiples teorías conspirativas que florecen como hongos después de la lluvia. Sí, consideramos de utilidad fijar los siguientes hechos objetivos y que conforman, según nuestra opinión, gruesos errores del Servicio Secreto para proteger a un expresidente en campaña. A saber:

1º) La enorme bandera estadounidense que ondeaba sobre la cabeza de Trump sirvió como un indicador de viento, marcando su velocidad y dirección. Tales indicadores se utilizan en todos los polígonos del mundo y son de gran ayuda para un tirador experto. 

2º) Además, la rápida eliminación del agresor sugiere la existencia de francotiradores del Servicio Secreto apuntando en esa dirección.

3º) Finalmente, se sabe que 4 o 5 minutos antes de los disparos hubo denuncias del público sobre la existencia del tirador, pero que el Servicio Secreto ignoró y no reaccionó adecuadamente. 

Como conclusión, es difícil creer que el Servicio Secreto fuera tan solo incompetente y no algo más de toda esta compleja situación, pues numerosos políticos del Partido Demócrata, a la par que reconocidos medios de comunicación social, venían desplegando una agresiva campaña psicológica, no sólo contra la candidatura de Donald Trump, sino también contra su persona y la palabra "eliminación" fue repetida varias veces

Hasta acá llegamos con las cuestiones que, seguramente, integrarán las sagas mediáticas por venir. Y pasamos a concentrarnos en lo importante. Vale decir, en las consecuencias, tanto políticas como geopolíticas de este hecho, al margen del tremendo contrafáctico de si el tirador hubiera sido unos centímetros más certero hoy estaríamos viviendo en un mundo mucho más complejo y difícil

Para empezar, los Estados Unidos, no sólo han abandonado el podio de ser la única hiperpotencia global, y a este ritmo de eventos, se encuentra camino de conformar un Estado fallido. El país que alguna vez fue reconocido como la tierra de la democracia y de la libertad, ahora no es más que un Estado con una administración incapaz de lidiar con su agenda internacional, con un creciente caos social, con sus viejas tensiones raciales y con una profunda polarización política como ha quedado demostrado.

De hecho, la situación interna de Estados Unidos no es tan diferente de la de países ampliamente reconocidos como 'Estados fallidos' en algunas regiones de África o en la América Central y en nuestra Sudamérica. El problema que lo diferencia es que es poseedor del mayor poder militar global y emisor de la, por el momento, principal moneda preferida en los intercambios internacionales.

Pero como intuimos, todo eso muy bien puede cambiar. Es más, podría hacerlo muy rápido con la ocurrencia de un evento como el que estamos comentando. Por esto, nosotros, la República Argentina, haríamos muy bien en recordar aquello de que los países no tienen ni amigos ni aliados permanentes, sino intereses permanentes.

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El Doctor Emilio Luis Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.