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De la crisis a la estabilidad: lo que nadie ve en el ajuste de Javier Milei

El Lic. Jorge Santilli, parlamentario del Mercosur por la Libertad Avanza (Partido Libertario), analiza las medidas económicas del Presidente

Lic. Jorge Santilli

6 Junio de 2024 - 19:00

Javier Milei
Javier Milei

Mientras que los planes económicos anteriores afectaron directamente los depósitos de los ciudadanos, el ajuste del presidente Javier Milei se enfoca en la reducción del gasto público, buscando estabilizar la economía sin sacrificar los ahorros de la población.

Argentina ha sido un terreno fértil para experimentos económicos a lo largo de su historia reciente, con resultados a menudo desastrosos para sus ciudadanos. Desde el Plan Austral en los años 80, pasando por la Ley de Convertibilidad de los 90 y el infame Corralito a principios del nuevo milenio, los argentinos han visto cómo sus ahorros se evaporaban bajo medidas drásticas de estabilización. Ahora, con la llegada de Javier Milei y su plan de ajuste, se plantea un enfoque diferente, uno que merece ser examinado con detenimiento.

El Plan Austral de 1985, introducido bajo el gobierno de Raúl Alfonsín, prometía acabar con la hiperinflación mediante la introducción del austral como nueva moneda y la congelación de precios y salarios. Inicialmente, estas medidas lograron reducir la inflación, pero el alivio fue temporal. La falta de reformas estructurales y la presión política hicieron que el ajuste fiscal se diluyera, y la inflación volvió a escalar, afectando gravemente los ahorros de los ciudadanos.

En 1991, la Ley de Convertibilidad implementada por Carlos Menem y su ministro de Economía, Domingo Cavallo, buscó frenar la inflación mediante la paridad fija entre el peso y el dólar. Durante casi una década, esta medida logró estabilizar la economía y contener la inflación. Sin embargo, el costo fue alto: la economía se volvió rígida y la deuda externa se disparó. Cuando la crisis finalmente golpeó en 2001, la respuesta fue desastrosa para los ciudadanos, quienes vieron sus depósitos bancarios convertidos forzosamente de dólares a pesos y sus ahorros atrapados en el sistema financiero.
 

La pérdida de confianza y las consecuencias del populismo 

El Corralito, impuesto en 2001, representó una de las medidas más controvertidas y dañinas en la historia económica argentina. Con el objetivo de prevenir una corrida bancaria, el gobierno de Fernando de la Rúa restringió severamente los retiros de cuentas bancarias. Esta medida provocó un estallido social y una profunda crisis de confianza en el sistema financiero. Los ahorros de los ciudadanos, nuevamente, fueron los más perjudicados, exacerbando la recesión económica y aumentando la pobreza.

Tras el colapso del Corralito, Argentina vio el ascenso de los gobiernos kirchneristas, que implementaron políticas económicas de corte socialista. Bajo Néstor Kirchner primero, y luego su esposa Cristina Fernández de Kirchner, el gasto público se incrementó de manera desmedida. Estas políticas incluían subsidios generalizados, programas sociales expansivos y una creciente intervención estatal en la economía.

Estas medidas tuvieron efectos adversos: el aumento del gasto público sin un correspondiente incremento en los ingresos generó déficits fiscales persistentes. La emisión monetaria para financiar el gasto público exacerbó la inflación, que se convirtió en un problema crónico. La desconfianza en la moneda local llevó a una dolarización de facto en muchos aspectos de la economía, y la intervención estatal desalentó la inversión privada, afectando negativamente el crecimiento económico.

Jorge Santilli
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A diferencia de estos planes anteriores, el plan de Javier Milei propone un nuevo enfoque centrado en reducir el gasto público sin tocar los ahorros de los ciudadanos. Su plan de ajuste incluye un fuerte recorte del gasto estatal, eliminación de subsidios y una política de equilibrio entre lo que ese recauda y lo que se gasta. 

También han eliminado controles de precios y devaluado el peso, medidas que, aunque dolorosas a corto plazo, buscan corregir las distorsiones económicas a largo plazo.

En un cambio de paradigma, la diferencia clave entre el plan de Milei y los anteriores es su enfoque en la reducción del gasto estatal en lugar de imponer restricciones sobre los depósitos bancarios. El Presidente busca estabilizar la economía mediante la disciplina fiscal y la reducción de la emisión monetaria, sin recurrir a la confiscación de los ahorros de los ciudadanos.

El plan de ajuste de Javier Milei representa una ruptura significativa con las estrategias del pasado. Mientras que el Plan Austral, la Convertibilidad y el Corralito dejaron cicatrices profundas en los ahorros de los ciudadanos, Milei apuesta por una vía que, aunque desafiante, podría restaurar la confianza en la economía argentina dentro y fuera del País. Al centrar el ajuste en los gastos del Estado, se abre la posibilidad de una estabilidad económica sin los traumas asociados a la intervención directa en los depósitos de los ciudadanos.

En un país acostumbrado a que los ajustes económicos signifiquen pérdidas para el ciudadano común, el enfoque de Milei ofrece una perspectiva distinta y merece ser observada con atención, ya que podría marcar el inicio de un cambio profundo en la manera de abordar las crisis económicas en Argentina.