|30/04/22 08:44 PM

Rogue Legacy 2 y el arte de morir para pasar niveles

Fuimos pasando de descendiente a descendiente, de clase en clase y nos divertimos sobremanera. Te invitamos a conocer nuestra opinión del juego

30 de abril, 2022 - 20:44

Sir Marc ha muerto, larga vida a Sir Alejandro… no, no duró mucho. Era demasiado disléxico. Y así siguieron pasando las generaciones, una más rara y divertida que la otra mientras jugaba Rogue Legacy 2 de Cellar Door Games

Porque ese es su espíritu: usar descendiente tras descendiente que mueren mientras recorren un castillo intentando derrotar a todos los jefes, juntar dinero y, sobre todo, sobrevivir. Podría decirse, hasta ahí, que no varía mucho respecto a aquel Rogue Legacy de 2013 que nos volvió locos. De hecho, ese factor sorpresa que tuvo el original, podría hasta quedar anticuado.

Pero también es lo que le da esa característica única: no hay dos intentos iguales. Algunas veces seremos fuertes pero torpes, otras débiles pero ágiles, en otras oportunidades la magia hará estragos, pero, por ejemplo, a no caerse que el daño podría ser mortal. Cada vuelta es un juego nuevo, pero con un poco más de conocimiento, práctica y alguna que otra ventaja respecto al anterior. Y si en el camino se descubre une reliquia, se siente como un gol en una final.

Además, cada intento permite desbloquear no solo habilidades, sino clases, lo que lleva a redescubrir el juego. Iniciamos con un caballero, pero a lo largo aparecerán los magos, bárbaros o montaraces, que nos obligarán a cambiar el estilo (y a buscar nuestro favorito también).

Y como para que no sea un juego de memoria, el castillo cambia en cada recorrida, reestructurando las salas, obligando a estar muy atentos y analizar las situaciones, pero en segundos.

Respecto al arte, la verdad que en el caos de cada sala pasa desapercibida hasta que se limpia a todos los enemigos. Ahí nos encontramos con un diseño 2,5D, es decir, un 2D que nos invita a la profundidad.

Si nunca te involucraste en un roguelike, esta puede ser una experiencia dificultosa. Sin embargo, la diversión equilibra y distrae, y por momentos morirse tanto lleva a querer buscar revancha. lA verdad, vale la pena la frustración porque pasar un buen rato está asegurado.