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Recuerdos

A 30 años de la épica de Godoy Cruz en tierra misionera

El 19 de junio de 1994, el Tomba ascendía al Nacional B, luego de empatar sin goles ante Guaraní Antonio Franco de Misiones. En la ida había ganado 1 a 0.

Por Fernando Montaña

19 Junio de 2024 - 18:30

El plantel de Godoy Cruz que logró el ascenso en 1994
El plantel de Godoy Cruz que logró el ascenso en 1994 Adrián Mariotti

Era 1994. El fútbol de Mendoza llevaba dos años sin presencia en algún certamen nacional de AFA. 

Como para tener algún acercamiento al "fútbol grande", la Empresa Torneos y Competencias en sociedad con el empresario cuyano Daniel Vila y el auspicio del gobierno provincial, hasta firmaban un convenio con la Asociación Atlética Argentinos Juniors para que el cuadro de La Paternal, por entonces un equipo errante, trasladara su localía al Estadio Malvinas Argentinas de Mendoza en 1993. 

La curiosa experiencia que resultaba redituable desde lo económico solo cuando el Bichito se enfrentaba con los equipos más grandes del país, no entró en el apego ni en el sentido de pertenencia de los futboleros mendocinos. 

Por eso aquel ascenso de Godoy Cruz al viejo Nacional B (hoy Primera Nacional) se vivió como un suceso provincial, más allá del folclore de las rivalidades entre mendocinos. Porque significaba la vuelta del fútbol autóctono a los torneos afistas.

El festejo luego de la final
El festejo luego de la final

Fue el 19 de junio de 1994, hace ya treinta años. Que ese plantel de acento cuyano y emergente en su mayoría de la cantera godoicruceña, comandado desde la logística por el presidente Julio Vega y dirigido tácticamente por Alberto Isaías Garro, libró una verdadera maratón por los barrios del Interior del país en el que tuvo por delante, entre otros a rivales calificados como Independiente Rivadavia y San Martín de San Juan

"Fue una gran aventura. Éramos 140 equipos en ese Torneo Del Interior y sólo ascendía uno. Pudimos lograr el objetivo pese a todos los obstáculos", dice hoy Claudio Manchado, el legendario arquero de ese equipo a través del aire de Minuto 91, por Ciudadano News 91.7 FM.

En sus viajes, el Expreso luego debió batallar contra Cipolletti y Deportivo Patagones con los que jugó el triangular final.

En ese mini torneo no arrancó del todo bien. Luego del triunfo de local ante Cipolletti, sobrevino una derrota de visitante en Carmen de Patagones. La zona era muy cerrada y por eso para no depender de nadie, el Tomba estaba obligado a ganar en el Alto Valle y luego vencer en la revancha al equipo de la provincia de Buenos Aires para acceder a la final. 

El Cachorro Abaurre y Herrero, protagonistas de aquella final
El Cachorro Abaurre y Herrero, protagonistas de aquella final

El Estadio de la Visera -de Cipolletti- era un reducto inexpugnable. Godoy Cruz demostrando gran personalidad como equipo y un excelente planteo del entrenador Alberto Garro (el ideólogo del equipo) venció al equipo rionegrino con un gol de Pablo Cuello, quien era defensor, pero el técnico lo hizo ingresar en el complemento para engrosar el mediocampo. 

Un remate seco del jugador surgido en Gutiérrez, desde afuera del área y que superó al arquero rival, significó el triunfo del Expreso.

Una semana después, Godoy Cruz derrotaba a Deportivo Patagones 2 a 0, con una gran labor de Alejandro Cachorro Abaurre y con ello lograba el ansiado pase a las dos finales contra Guaraní Antonio Franco de Misiones. 

Los misioneros, dirigidos por Carlos Roldán, tenían en sus filas a jugadores de mucha trayectoria en clubes de AFA caso Ivar Stafuza (ex Boca), Héctor Blanchart (ex Mandiyú de Corrientes), el arquero Gabriel Puentedura (ex River y Huracán), Héctor Herrero (ex Huracán) y Héctor Chazarreta (ex Talleres) entre otros.

La tarde del 12 de junio, se disputó la primera final entre ambos equipos. En el Feliciano Gambarte, en un encuentro cargado de tensión, el equipo mendocino encontró el gol del triunfo a través de un remate cruzado y rasante del paceño Alberto Hipólito Naves

Para muchos hinchas del equipo mendocino, el 1 a 0 parecía insuficiente teniendo en cuenta el poderío del elenco norteño que hacía de su reducto en Posadas una verdadera fortaleza. Allí se jugaría la revancha.

La delegación mendocina partió en un avión de la Armada en vuelo directo a Posadas. Con toda la ilusión y la ansiedad de cara a la segunda final.

Mientras la Selección argentina se aprestaba a debutar en el Mundial de Estados Unidos, (el último del Diego) en la lejana Posadas, el 19 de junio de 1994 se jugaba la segunda final. 

Marcelo Marcucci, referente de aquel plantel
Marcelo Marcucci, referente de aquel plantel

El escenario, una cancha embarrada y empantanada hasta la médula luego de varias jornadas de típicas lluvias en esa región del país.

De hecho, hasta un rato antes del encuentro un grupo de hinchas del club local colocaban trapos secos para absorber el agua del campo de juego a fin que llegara en condiciones decorosas al enfrentamiento.

A las 14.30 de ese domingo en tierras coloradas, Godoy Cruz bancó los noventa y tantos minutos para lo que sería su épica con once jugadores que batallaron con fervor en esa lucha en el barro. 

Los corazones de los tombinos presentes en el estadio se paralizaron cuando un cabezazo del grandote Blanchart a quemarropa, adentro del área chica, fue desviado por el arquero Claudio Buby Manchado haciendo gala de reflejos de un Superman con el número 1 en la capa.

"No sé cómo hice. Solo que cuando caí, vi la cara de Villalobos, Oldrá e Iglesias mirándome y luego preguntándome cómo la había sacado. Supongo que por instinto o alguien de arriba que me ayudó", cuenta hoy el entonces arquero.

No hubo demasiado margen para el ataque como en otros partidos; ese día la proeza se sustentó en la batalla defensiva, también necesaria cuando de lograr un objetivo se trata. 

El campo de juego poco decoroso para la disputa de una final, fue propicio para el festejo de los jugadores que se deslizaban como avioncitos en el pantano.

El célebre festejo de avioncitos en el barro
El célebre festejo de avioncitos en el barro

Allí estaban la mayoría de los hombres de aquel plantel que hoy celebra el 30 aniversario de ese ascenso histórico: Claudio Manchado, Manuel Villalobos, Rafael Iglesias, Daniel Oldrá (el actual entrenador de la Primera División), Osvaldo Almeida, Hermes Rubén Almeida, Javier Franco, Roberto Ariel Pereyra, Marcelo Marcucci, Cristian Vargas, Alejandro Abaurre, Alberto Núñez, Alberto Hipólito Naves, Sandro De Luca, Gustavo Lillo, Alejandro Cuvertino, el recordado Humberto Fabián Lentz, Daniel Dierna, Gerardo Daine. 

"Siempre es lindo recordar este día. Lo tenemos muy presente y está bueno recordarlo una vez al año. Teníamos un equipo muy sólido y que contagiaba. Había un sentido de pertenencia grande. Otra época", asevera Buby.

"El ascenso tuvo una repercusión muy grande en la provincia. Creo que en gran parte porque éramos un equipo muy unido y casi todos los jugadores oriundos de Mendoza", cierra Manchado al respecto.

El Buby Manchado en el colectivo que trasladaba a los jugadores a los entrenamientos
El Buby Manchado en el colectivo que trasladaba a los jugadores a los entrenamientos

Así, Godoy Cruz lograba la ansiada clasificación al Nacional B, la piedra fundamental de su camino futuro. Algo que pocos imaginaban por entonces.

Este periodista quien daba sus primeros pasos en la profesión, fue testigo privilegiado del suceso. De las lágrimas y la euforia de un grupo de jugadores que cumplió con su sueño de fútbol. Su sueño de gloria.

El avión de la Armada, aterrizaba casi seis horas después en el viejo aeropuerto de El Plumerillo.

La marea de hinchas que aguardó al equipo en ese anochecer de un día agitado levantó en andas a los héroes cubiertos de gloria, agua y barro colorado.