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Una crisis económica se transformó en 1975 en el recordado ‘Rodrigazo’

Tras el fallecimiento de Juan Perón durante su tercer mandato se desarrollaron acontecimientos sombríos que desembocaron en una hecatombe

18 de julio, 2022 - 07:41

Hoy, la inflación, la suba del dólar y la devaluación generan en la población una gran incertidumbre. Tal vez, para los más jóvenes estas palabras les sean un poco extrañas, pero nuestro país ha tenido a lo largo de su historia económica procesos cíclicos que se desarrollaron a lo largo del tiempo.

Uno de los más recordados es el que se produjo en 1975, denominado ‘Rodrigazo’, durante el mandato de la expresidenta María Estela Martínez de Perón.

 

Un país con turbulencias

Con la llegada del justicialismo al gobierno, en mayo de 1973 el empresario José Ber Gelbard fue designado ministro de Economía por el entonces presidente Héctor J. Cámpora.

Gelbard era un polaco que había nacido en Radomsko en 1917 y que emigró como muchos otros a la Argentina en los años 30. Aquí inició su actividad comercial y se transformó con el tiempo en empresario industrial, además de participar en política como miembro del Partido Comunista durante muchos años.

Fue el creador de la Confederación General Económica (CGE), institución que agrupaba a las pequeñas y medianas industrias.

Durante el mandato de Cámpora se hizo cargo de esa cartera, desde la que implementó varios cambios económicos, aunque algunos economistas criticaron varias de sus medidas.

Al poco tiempo se firmó un Pacto Social entre el Gobierno, la CGE y la Confederación General del Trabajo (CGT), liderada en ese entonces por José Ignacio Rucci.

El acuerdo consistía, básicamente, en el congelamiento de precios, tarifas y salarios con el objetivo de llegar hacia 1977 con una distribución igualitaria del ingreso entre empresas y trabajadores.

 

Crisis institucional

En esa época en el país se inició una escalada de violencia ejercida por grupos armados, además de generarse una verdadera incertidumbre política que se fue profundizando en algunos sectores internos del gobierno.

Sólo dos meses después de asumir como primer mandatario, renunció Cámpora y ocupó a ese lugar Raúl Lastiri, yerno del entonces ministro de Bienestar Social, José López Rega. Así se empezó a transitar el camino para el regreso de la presidencia del general Perón.

Ante el vacío institucional se convocó a elecciones nacionales y la fórmula Perón-Perón, que era apoyada por algunos sectores de la izquierda, ganó con más del 61,86% de los votos. Dos días después de la elección, fue asesinado por un grupo guerrillero el sindicalista Rucci.

El contexto político era muy complicado, ya que la violencia había ganado las calles con grupos revolucionarios contrarios al gobierno. Esto indudablemente hacía peligrar la estabilidad en lo político y Perón era la figura clave para apaciguar esta situación.

El 12 de octubre, Juan Domingo Perón asumió su tercera y última presidencia, junto a su esposa María Estela Martínez como vice.

En tanto, a nivel mundial se vivía la crisis del petróleo. La Argentina era por entonces un importador neto de crudo, condición que desestabilizó aún más la economía del país y puso en un aprieto el equilibrio de las finanzas públicas.

Mientras tanto, el Gobierno no varió el rumbo económico y pretendió mantener el proyecto ‘Argentina Potencia’, basado en el liderazgo político indiscutible de Perón.

Con el correr del tiempo, el plan de Gelbard tuvo consecuencias negativas, ya que estaba basado en un estricto control de precios de la mayoría de los productos existentes, trabas en la importación y otras medidas poco ortodoxas, provocando un tipo de cambio artificialmente bajo y un altísimo déficit fiscal de casi el 14% del Producto Bruto Interno.

Todo esto se cubrió con una elevada emisión monetaria, lo que produjo que unos dos tercios de las reservas del Banco Central se liquidaran a la mitad de los 1.400 millones de dólares que se tenían.

El control de precios y la inflación, que aumentaba día a día, generaron que se tomaran algunas medias especulativas por parte de los comerciantes, y por ende, la escasez de productos, tanto de primera necesidad como de otra índole, lo que se fue incrementando con el tiempo.

Una de las tantas movilizaciones de protesta de la CGT en 1975

 

Una palabra llamada inflación

En 1974 comenzaron a hacerse evidentes las presiones inflacionarias y el año terminó con un aumento del índice de precios minoristas de 57%.

La muerte del presidente Perón el 1 de julio de 1974 generó un vacío político enorme que no pudo salvar el nuevo gobierno, encabezado por su esposa Isabelita.

En octubre de ese año, el ministro Gelbard –por influencia de López Rega- fue sustituido por Alberto Gómez Morales, un técnico que aplicó una devaluación gradual del peso y otras medidas que hicieron que el poder adquisitivo cayera, al igual que el Producto Bruto Interno. Ante esta situación, los sectores sindicales presionaron al gobierno de María Estala Martínez de Perón, y forzaron su renuncia en junio de 1975.

 

Rodrigazo in memoriam

Gómez Morales fue reemplazado por un economista liberal ortodoxo llamado Celestino Rodrigo. Sus primeras medidas fueron un shock devaluatorio del peso de más de 150%, un aumento promedio del 100% en el precio de todos los servicios públicos y el transporte y una suba de hasta un 180% de los combustibles. Este “terremoto económico" pretendió ser atenuado con un aumento del 45% de los salarios.

La consecuencia lógica fue que la crisis económica que ya existía se profundizara a un nivel impensable. Inmediatamente florecieron el lucro y la especulación, con desabastecimiento y mercado negro, y el enojo creciente de la población. Muchas empresas quebraron, dejando a sus empleados en la calle, mientras que otras retrasaron sus pagos de salarios.

Todos los sindicatos asociados a la CGT resistieron estas medidas y reaccionaron con una serie de paros. Mientras, el país se poblaba con largas colas de ciudadanos que intentaban conseguir los productos básicos, generalmente a precios desorbitantes. Era escaso el dinero circulante y muchos especulaban atesorando dólares. Así nacieron los famosos “arbolitos", que vendían la moneda estadounidense en las calles.

Se puede afirmar que desde ese momento el dólar quedó instalado en el colectivo popular y fue la única forma de ahorro para los argentinos.

Mientras tanto, la pobreza creció al 25% por ciento, contrastando con el 5 % que había hasta ese momento. También, miles de pequeñas y medianas industrias quedaron en la ruina.

Celestino Rodrigo renunció el 17 de julio a su cargo al frente de Economía, dejando para la historia el triste recuerdo del fracasado plan económico conocido como el ‘Rodrigazo’.

Estos hechos tienen una gran similitud con la actualidad económica y política que vive nuestro país. Aquellas recetas aplicadas hace 47 años tuvieron un resultado catastrófico, ¿volverá a pasar lo mismo?