|07/12/21 08:37 AM

A 80 años del Día de la Infamia

Un 7 de diciembre de 1941 aparecieron en el cielo  353 naves japonesas que atacaron la flota estadounidense en Pearl Harbor, con un saldo de 2.403 combatientes y civiles sin vida

07 de diciembre, 2021 - 08:42

Hace exactamente 80 años atrás, la humanidad se desangraba en un conflicto que se había iniciado el 1 de septiembre de 1939, entre la Alemania totalitaria de Hitler y Polonia, que luego se fue extendiendo hasta transformarse en una contienda que involucró a la mayoría de los países europeos con la victoria de los nazis aliados con el fascismo surgido en Italia de la mano de Benito Mussolini.

En Asia, el imperio japonés era otro de los países que profesaba la misma ideología que los alemanes e italianos y, desde fines de los años 20', los nipones habían comenzado una etapa de expansionismo que se inició en Shantung, posteriormente Manchuria y así se fue extendiendo hacia China llevando el terror y la humillación por parte de las Fuerzas Armadas niponas. 

En 1940, Japón y Alemania firmaron un pacto tripartito formando el eje Berlín-Roma-Tokio. Este acuerdo tenía como objetivo extender la guerra por parte de estos dictadores, no solo a Europa y Asia, sino también contra los Estados Unidos, para transformarlo en un conflicto mundial.

A principios de 1941, desde Berlín, Hitler presionaba a los japoneses para iniciar nuevas operaciones en Asia, pero la dictadura imperial vacilaba en comprometerse con operaciones militares contra los Aliados, en particular, contra los Estados Unidos, quienes asistían a Japón con materias primas como el petróleo. Pero a mediados de ese año, Estados Unidos comenzó a aplicar restricciones en lo comercial contra ese país.

Por algunos informes de inteligencia se sabía que había posibilidades de que los japoneses intentaran atacar las islas de Hawai que estaban en manos de los norteamericanos con su flota.

 

 

Es por eso que el entonces presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt trasladó una parte de su armada –que se encontraba en San Diego– a esa isla, del mismo modo la reforzó con tropas y aviones. A pesar de este movimiento militar, al gobierno de Roosevelt le interesaba mantener la neutralidad, ya que ésta le redituaba a través de la venta de todo tipo de material bélico al Reino Unido y los países aliados que confrontaban contra la Alemania Nazi. 

La presión de Hitler seguía siendo importante para el imperio, un tiempo antes que las fuerzas armadas alemanas invadieran en junio de ese año la entonces Unión Soviética. Mientras tanto en Tokio, la vacilación de los militares japoneses era muy grande y estudiaban la forma de llevar la guerra a Estados Unidos.

El plan del ataque a las islas de Hawai se desarrolló a través de la armada japonesa con Isoroku Yamamoto como jefe de las fuerzas combinadas y la planificación en gran escala fue del joven capitán Minoru Genda.
En los meses siguientes se realizaron las maniobras pertinentes según lo que se había planeado, y recién el 5 de noviembre el entonces emperador Hirohito estuvo de acuerdo.

A fines de ese mes una parte de la armada nipona tomó rumbo hacia las islas hawaianas para cumplir con su objetivo.

La palabra clave para el ataque era: “Niitaka Yama Noboro" (subir al monte Niitaka) y el almirante Yamamoto la recibió para el inesperado ataque.

 

El ataque menos esperado

Era un domingo que el almanaque marcaba el 7 de diciembre de 1941, la mañana era agradable y la base aérea estadounidense en Pearl Harbor, se presentaba como un día tranquilo. Muchos, como el almirante Kimmel, jefe de la flota del Pacífico, se preparaban para partir a su oficina. Otros ciudadanos civiles también emprendían sus actividades laborales o recreativas.

Mientras tanto, en la madrugada, desde los seis portaaviones japoneses partieron cientos de aviones cazas y bombarderos en picada rumbo a la base estadounidense.

 

 

Durante el avance de estos aviones, las fuerzas estadounidenses comenzaron a percibir el ataque realizando pequeñas intervenciones. Una precaria estación de radar localizó una formación enemiga que fue ignorada por un grupo de militares de esa sección, mientras uno de los suboficiales pronunciaba una frase que quedará en la historia para siempre: “¡forget it!” (“olvídalo”).

A las 7.48 (hora local), aparecieron en el cielo unas 353 aeronaves japonesas que atacaron a gran parte de la flota de la Unión, entre ella, los más modernos acorazados y cruceros que poseía la armada.

A esa hora, se sintió por la radio del portaaviones insignia Nipón, el grito de “¡tora! ¡tora! ¡tora!" el comandante de la escuadrilla aérea Mitsuo Fuchida indicaba el ataque y se producían las primeras explosiones en la bahía. Todo era asombro, confusión y desorientación en la toma de decisiones de los militares de la isla.

 

 

Un segundo ataque se produjo a los 45 minutos después del primero, aquellos aviones causaron estragos en las bases aéreas del Ejército estadounidense y otras instalaciones.

A las 9.45, los japoneses habían destruido gran parte de la flota americana, resultando dañados los ocho acorazados enemigos atracados en el puerto, mientras cuatro de ellos se hundieron, pero finalmente seis de ellos pudieron volver a entrar en servicio más tarde, durante la guerra.

El ataque japonés también echó a pique tres cruceros, tres destructores, un buque escuela y un minador.

 

 

Así, los estadounidenses perdieron 188 aeronaves y murieron 2.403 combatientes y civiles, mientras otros 1178 resultaron heridos de diversa consideración.

El balance fue positivo para los japoneses, quienes solo perdieron 29 aeronaves y cinco minisubmarinos, además de sufrir 65 bajas militares entre muertos y heridos.

Inmediatamente, en Washington, se recibieron noticias de este episodio con cierto escepticismo, pero luego los altos mandos comprendieron lo crítico de la situación.

Al día siguiente, el presidente Roosevelt en el Capitolio abrió su discurso con la célebre frase: “El día de la infamia" y luego el Senado aprobó la declaración de guerra a Japón, Alemania e Italia, entrando así Estados Unidos en una conflagración mundial que duró hasta 1945 con el resultado a favor de los Aliados y la liquidación del totalitarismo.

 

Crucero argentino de Pearl Harbor

Muchos desconocen que el crucero ARA General Belgrano estuvo presente en el ataque a Pearl Harbor con el nombre de USS Phoenix (CL-46).

El Phoenix, botado en 1938 fue una de las pocas naves sobrevivientes al estar ubicado muy dentro del puerto y, ya iniciado el conflicto, participó de importantes misiones en el frente del Pacífico.

Finalizada la guerra, este crucero estuvo cinco años aguardando para su desguace o su venta. En 1951, el gobierno argentino de Juan Perón lo compró por la suma de 7,8 millones de dólares. Fue rebautizado como ARA 17 de Octubre y, posteriormente, pasó a llamarse General Belgrano (C-4).

El 2 de mayo de 1982, durante la Guerra de Malvinas, fue hundido en el Atlántico Sur por el submarino HMS Conqueror, con la muerte de 323 tripulantes argentinos.