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Quedó viuda y se mudó a la tumba de su esposo: tenía luz, cocina y wifi

El insólito hecho sucedió en 2012 pero se viralizó en las últimas horas. La mujer vivió dos años allí hasta que fue denunciada por vecinos del cementerio de Misiones

Por Redacción

17 de marzo, 2022 - 18:12

Una insólita situación tuvo lugar en Misiones: una mujer llamada Adriana Villarreal (de unos 40 años en ese momento) se mudó al panteón de su esposo que había fallecido en el año 2010 en esa provincia y estuvo dos años viviendo en el cementerio. Sin embargo, la "mudanza" sucedió en 2012, aunque la historia se volvió viral en las últimas horas.

Todo ocurrió cuando Sergio Raneé Yede tenía 26 años y murió en extrañas circunstancias el 16 de Junio del 2010. Dos años más tarde, los vecinos del cementerio de la localidad de Dos de Mayo comenzaron a escuchar música y advertir movimientos sospechosos alrededor del nicho del difunto y decidieron dar aviso a las autoridades.

Es que la comisaría local recibió varios llamados denunciando que una mujer ponía música en el cementerio e incomodaba a quienes visitaban a sus familiares. En consecuencia, la policía se movilizó para revisar la zona y se topó con la insólita escena. No obstante, en ese momento la viuda brindó una explicación.

Lo más llamativo de la historia es que la mujer estuvo por lo menos dos años viviendo allí y tenía todas las comodidades: luz eléctrica con su propio medidor, cocina a gas, televisión, equipo de audio, cama y hasta una computadora con internet.

El interior del panteón donde vivía la mujer (Foto: Misiones Online)

 

La explicación de la viuda que se mudó al panteón de su esposo

En 2012, la viuda del hombre dio una entrevista a Radio Libertad y explicó que se había instalado en el mausoleo para acompañar a su pareja porque lo amaba mucho. Al ser consultada sobre si sentía miedo por pasar las noches en tan lúgubre lugar, remarcó: “Hay que tener miedo a los vivos”.

La mujer, que es argentina pero había pasado un tiempo viviendo en México por razones laborales, argumentó que en ese país se cree que “cuando la persona fallece no fallece el alma, sino solo el cuerpo físico. Cuando se ama mucho al hombre, uno puede hacer ese tipo de cosas. Mi marido se merece eso y mucho más porque era una persona muy buena, todo lo que puedo hacer por él es poco”, contó.

Además, aseguró que la idea se le había ocurrido ya que ella se había trasladado a Buenos Aires y cuando iba a visitar la tumba de su esposo no tenía donde parar. Fue así que se fue construyendo el espacio hasta que finalmente se mudó por completo.