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Sus patitas en mi corazón

La pérdida de un animal puede generar un dolor tan profundo como el que provoca la muerte de una persona, pero tiende a ocultarse porque realizar el duelo es poco comprensible por una gran parte de la sociedad

05 de noviembre, 2021 - 12:00

El duelo por muerte de un familiar, amigo o conocido está aceptado socialmente. Pero, ¿qué pasa cuándo nuestra querida mascota muere? 

En lo personal, siempre sentí que parte de mi alma se rompía y traté de ocultarlo, pero sin lograr quitar esa terrible amargura que se anuda en la garganta cuando el dolor se enquista. Entonces comprendí que no era solo yo quien trataba de fingir que era un dolor menor –por así llamarlo–, muchos lo han hecho a pesar de tener la tristeza anidada en el alma.

Está bien llorar y hacer el duelo, y no es motivo de vergüenza dejar caer las lágrimas por nuestras mascotas, ya que a menudo no somos conscientes de que no solo pasamos el duelo por los animales que tanto amamos, sino también lloramos la pérdida de esa época feliz de nuestra vida, por todo lo que nos han dado durante ese tiempo (su tiempo) y por los lazos que ayudaron a crear con otros seres.

Seguro que habrá personas que no entiendan estos sentimientos, ni sepan valorar la tristeza que provocan (sobre todo, los que siempre han pensado aquello de que “no es más que un animal”). La compañía de otros amantes de los animales puede resultar fundamental.

En estos momentos, es más importante tener a alguien con quién compartir sentimientos. Es preciso hacer el esfuerzo de hablar sobre la pérdida.

 

Las fases del duelo

Aquellas personas que han perdido a una mascota, me entenderán perfectamente al leer esto. Se hace necesario hablar de nuestro animal y de cómo nos sentimos por su ausencia. Serán días amargos, pero que, a la larga, debemos atravesar, pues se hace necesario asimilar la pérdida.


• El enfado: con uno mismo o con los demás, más si hemos tomado la difícil decisión de ponerlos ‘a dormir’, para acabar con sus sufrimientos.
• La introspección: es la etapa en que intentamos hacer algún tipo de análisis. Después de la muerte, se va hacia atrás y se analiza la situación y el qué hubiera pasado si las circunstancias hubiesen sido otras. 
• La depresión: nos sentimos angustiados, miedosos, afligidos, a menudo lloramos y, en cierta manera, nos sentimos culpables o arrepentidos. Empezamos a darnos cuenta de que la pérdida es irrevocable, y que debemos continuar viviendo, sin la presencia de algo tan importante en nuestras vidas.
• La aceptación: somos conscientes de que nunca más volverán y retomamos nuevamente nuestras vidas de un modo más tranquilo. Esto no significa que dejemos de pensar en ellos –pues siempre nos acompañarán en nuestros pensamientos–, sino que podemos seguir adelante aceptando el hecho de que nunca más estarán a nuestro lado.

 

Aprender a superar la tristeza

En estos momentos, es necesario tener la oportunidad de estar triste y la libertad de manifestarlo con nuestra familia y amigos de confianza. Este paso no es sencillo, pero es esencial para encarar la muerte de la mejor forma posible.

La amargura no debería ser el único sentimiento ante el recuerdo de nuestra mascota. En estos momentos tristes, es bueno recuperar los momentos compartidos e intentar quedarnos con esa sensación agradable.

 

Sentite libre para llorar

Las lágrimas expresan el dolor que sentimos y ayudan a liberar la angustia interior. Es normal echar de menos al ser querido y admitirlo es el primer paso para afrontar la pérdida.

Nunca te culpés porque se haya ido. Es algo frecuente, sobre todo, ante situaciones de pérdidas traumáticas y repentinas como las sucedidas a consecuencia de un accidente o de una enfermedad relámpago.

Que afloren estos sentimientos es algo normal, puesto que nos sentimos responsables del bienestar de nuestro animal y no entendemos cómo ha podido suceder. En cualquiera de los casos, nuestro amigo se ha ido para siempre y no tiene sentido buscar culpables.

Los recuerdos agradables han sido muchos y los buenos momentos compartidos estarán ahí siempre. Con el tiempo, la sensación gris desaparece, dejando paso la calma que produce la memoria tranquila de nuestro amigo peludo.

La paciencia es una buena aliada: el tiempo y recuerdo de los buenos momentos compartidos ayudan a asimilar la pérdida.

 

Qué podemos hacer para superar el dolor

• Poné palabras a tu despedida.
• Escribir una carta dedicada a la mascota perdida ayuda a ordenar ideas y a expresar sentimientos. En unas cuantas palabras se puede recoger el laberinto de sentimientos que atravesamos y agradecer el tiempo que nos ha dedicado y todo lo que ha aportado en nuestra vida.
• Recordá que es insustituible.
• Nunca adoptés (un perro, gato, pez, etcétera) para reemplazar al desaparecido. Las comparaciones son odiosas y es difícil apreciar al nuevo animal tal y como es, cuando nos dedicamos a intentar reconocer en él a la mascota que ya no está. Cada uno es único, con una ‘personalidad’ diferente y una forma de comportarse particular. Tomate tu tiempo antes de dar el paso. Una vez que hayás aceptado su muerte, entonces estarás preparado para adoptar a otro y darle todo ese cariño que sentís.


La pérdida de nuestras mascotas es un momento difícil, sin duda, pero no debemos perder de vista que, con el paso del tiempo, los recuerdos se convierten en algo agradable y disipan el dolor.

El tiempo que nos han regalado es algo que valoraremos aún más y debemos tener presente que siempre han sido y serán seres queridos y parte de nuestra familia.