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No sé qué hacer con mi vida profesional: ¿cómo lo soluciono?

El hecho de no saber cómo orientar una carrera da lugar a muchos otros tipos de dudas, y esta incertidumbre se va acumulando hasta que es difícil de soportar

Por Redacción

27 de enero, 2022 - 07:31

La vida no viene con un manual de instrucciones. Si a eso le sumamos el hecho de que el entorno laboral es cambiante y cuesta mantener una trayectoria profesional que permanezca siempre igual, resulta frecuente que las personas no sepan muy bien a qué dedicar su tiempo. Lo mismo puede decirse de la estabilidad en la vida privada, que en buena parte está relacionada con lo que hacemos para mantenernos económicamente.

Ahora bien, que sea relativamente normal encontrar personas que no saben qué hacer con su vida no significa que este problema no tenga solución, o que deba ser normalizado, como si sentir el peso de esa incógnita fuese lo natural, lo esperable. 

Veamos, pues, cuáles son las diferentes facetas de este fenómeno psicológico y qué podemos hacer para solucionarlo. En primer lugar veremos las claves necesarias para crear un proyecto de vida al que dedicar nuestro tiempo de trabajo, y finalmente daremos las claves para reorientar nuestras vidas más allá de las profesiones y los oficios.

  • 1. Analizá tus condiciones materiales

Este primer paso es fundamental para empezar a plantear un proyecto de vida que tenga el potencial de aportarnos un mínimo de estabilidad a lo largo de los años.

Ser conscientes de nuestras limitaciones materiales y económicas nos ayuda a sentar unas bases sólidas para nuestros proyectos profesionales, dado que en prácticamente cualquier opción que se nos vaya a ocurrir hay un gasto objetivo, por un lado, y un coste de oportunidad, por el otro. Este último tiene que ver con las oportunidades que dejamos pasar por el hecho de estar centrados en cierto objetivo.

Por cierto, en este paso también hay que tener en cuenta el tiempo del que disponemos. Esto es algo que muchas veces pasamos por alto y que puede llevarnos a gastar muchos recursos en iniciar una trayectoria a la que no le podemos dedicar las horas suficientes a la semana.

  • 2. Apuntá ideas sueltas

Quienes piensan para sí “no sé qué hacer con mi vida”, en parte se enfrentan a un problema de tipo creativo. Dar con las ideas más valiosas exige pensar en ello, conocer nuevas realidades y, sobre todo, comprometerse a experimentar con estos primeros bocetos de lo que podría ser nuestra vida en el futuro.

Así pues, en esta fase daremos una respuesta creativa al problema. Para ello, lo importante es no dejar que se nos olvide nada, así que es necesario llevar siempre encima una pequeña libreta para ir anotando las ideas en el momento en el que surjan.

  • 3. Hacé un listado de valores

En esta fase, debés hacer un pequeño listado de los valores a los que das más importancia: anotá unos 5 o 6 conceptos y ordenalos según su prioridad.

  • 4. Descartá posibles proyectos profesionales

En esta fase debés descartar aproximadamente dos tercios de los elementos del listado de ideas, teniendo en cuenta el grado de ilusión que te producen y el grado en el que creés que entran en conflicto con tus valores.

Además, debés basarte también en el criterio realista de si contás con los medios y el tiempo necesarios para hacer que prosperés en ellos.

En lo que respecta al concepto de “prosperar”, planteate cuáles son tus expectativas en cada caso. De esta manera tendrás una idea aproximada de tu grado de afinidad con cada proyecto; si en uno necesitás llegar a obtener resultados excepcionales para sentir que ha valido la pena, seguramente no te ilusiona tanto como otra opción en los que ese sentimiento llega con resultados mucho más discretos.

  • 5. Analizá tus capacidades

En esta fase en la que te quedan pocas opciones entre las que elegir, considera tus habilidades personales, aquellas que están ligadas a tu manera de ser y de pensar.

Con el suficiente esfuerzo y trabajo, seguramente podrías llegar a desenvolverte bien en prácticamente cualquier tarea (a no ser que tengás problemas de salud significativos), siempre que tu objetivo no sea figurar entre la élite del sector a un nivel territorial muy amplio. Pero a pesar de ello, no es realista asumir que vas a estar entrenando día y noche para poder prosperar.

Por eso, hacé una tabla con tus debilidades y fortalezas, y pensá en cómo encajan esas características con los proyectos que te has planteado. No tenés por qué decidirte con el que encaje perfectamente con tu manera de ser si hay otra opción que te gusta más, pero te ayudará a decidirte y a pensar en el esfuerzo que deberás dedicar a ello.

  • 6. Decidite y empezá cuanto antes

Es importante que el tiempo que pasa entre que se toma la decisión definitiva y se empieza a ponerla a la práctica sea lo más corto posible. Los inicios siempre son complicados, pero una vez se ha empezado, ya no cuesta tanto.

Fuente: psicologiaymente.com