Los milagros de la dieta y hábitos de vida mediterránea
Un nuevo estudio, que duró más de 9 años, comprueba la adaptabilidad de un estilo de consumo de alimentos y hábitos diarios que reduce la mortalidad, mejora la apariencia y retrasa el envejecimiento
Por Redacción
Ya se han mostrado los beneficios de una alimentación de estilo mediterránea para una mejor salud cardiovascular, más expectativa de vida y la prevención de enfermedades de tipo no transmisibles y de carácter congénito.
Nuevas revelaciones
Actualmente, investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard dieron a conocer que sumar hábitos de estilo de consumo mediterráneos, junto al descanso adecuado, el ejercicio frecuente y actividades sociales enriquecedoras, tienen un vínculo fuerte con un menor riesgo de mortalidad respecto a enfermedades generales y particularmente por cáncer.
El estudio, que fue publicado en Mayo Clinic Proceedings, se basó en el análisis de datos de los hábitos alimenticios de vida de 110.799 miembros de la cohorte del Biobanco del Reino Unido, un estudio poblacional realizado en Inglaterra, Gales y Escocia que se basa en el índice Mediterranean Lifestyle (MEDLIFE), que consiste en un cuestionario de estilo de vida y evaluaciones de la dieta.
Hasta el momento, casi no se había investigado sobre la dieta fuera de su región de origen. “Este estudio sugiere que es posible que las poblaciones no mediterráneas adopten la dieta mediterránea utilizando productos disponibles localmente y adopten el estilo de vida mediterráneo en general dentro de sus propios contextos culturales”, dijo la autora principal, Mercedes Sotos Prieto, de la Universidad Autónoma de Madrid. “Estamos viendo la transferibilidad del estilo de vida y sus efectos positivos en la salud”, enfatizó.
Participantes del estudio
Para el estudio, los participantes, que tenían entre 40 y 75 años, proporcionaron información sobre sus hábitos de vida de acuerdo con las tres categorías que mide el índice: “Consumo de alimentos mediterráneos” (ingesta de alimentos que forman parte de la dieta mediterránea, como frutas y cereales integrales). En segundo lugar, “hábitos dietéticos mediterráneos” (prácticas saludables en torno a las comidas, incluida la limitación de sal y el consumo de bebidas sin azúcar o exceso de sodio) y, en tercer lugar, “actividad física, descanso y hábitos sociales y de convivencia” (adherencia a un estilo de vida que incluye dormir siestas regularmente, hacer ejercicio y pasar tiempo con amigos).
Conclusiones
Entre las conclusiones de la investigación denominada “Asociación de un estilo de vida mediterráneo con mortalidad por todas las causas y por causas específicas: un estudio prospectivo del biobanco del Reino Unido”, sus realizadores destacaron: “Una mayor adherencia al estilo de vida mediterráneo se asoció con una menor mortalidad por cáncer y por todas las causas en adultos británicos de mediana edad y mayores en una forma de respuesta a la dosis. Adoptar un estilo de vida mediterráneo adaptado a las características locales de las poblaciones no mediterráneas puede ser posible y formar parte de un estilo de vida saludable”.
¿En qué consiste la dieta mediterránea?
La dieta mediterránea, es un esquema de alimentación basado en los hábitos de italianos, griegos, algunos de la península ibérica y otros habitantes de la región del sur de Europa y algunas partes del norte de África.
Este tipo de consumo alimenticio se basa en el rol central de grasas saludables, también conocidas como ácidos grasos monoinsaturados (MUFA), que se encuentran en alimentos como nueces, pescado y aceite de oliva. Es importante resaltar que limita el consumo de productos animales.
Tanto es así que la dieta mediterránea se caracteriza por un alto consumo de vegetales, frutas, legumbres y cereales. La alimentación del sur europeo es realmente baja en grasas saturadas, incluye un consumo moderado de pescado, poca carne y aves, y casi nada de lácteos. Respecto a las bebidas alcohólicas, solo el vino, contrariamente a lo que se supondría, es incorporado en ingesta muy moderada y solo con las comidas.
A diferencia de otros tipos de dietas similares como la DASH (por sus siglas en inglés), la cual, es baja en sal y alta en frutas, vegetales, granos integrales, lácteos bajos en grasas y proteínas magras, diseñada para reducir la presión arterial y cuyas pautas se desarrollaron específicamente sobre la base de investigaciones científicas. En cambio, la dieta mediterránea evolucionó sin condicionamientos estrictos y tiene su éxito, básicamente, en que todo nuevo adepto notó que quienes la consumen son personas más saludables, vitales y con mejor apariencia.