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Las emociones influyen en nuestra alimentación: cómo evitar el hambre emocional

Araceli Vallone, nutricionista, con El Interactivo y explicó cómo podemos solucionarlo

Por Redacción

30 de enero, 2023 - 17:02

Muchas veces la angustia, la ansiedad, el miedo y algunas afecciones emocionales inciden en nuestra alimentación. Es normal que todo pase por la comida cuando el estado de ánimo no es el mejor y es por eso mismo que suceden los desequilibrios alimenticios o el hambre emocional, algo muy peligroso para la salud.

Araceli Vallone, nutricionista, con El Interactivo (lunes a viernes de 12 a 14 por Facebook y YouTube de Ciudadano News) y explicó qué es el hambre emocional y cómo poder solucionarlo.

Primero, explicó que el hambre real "es cuando el cuerpo nos pide alimentos porque nuestro nivel de energía baja y se empiezan a sentir vacíos en el estómago", es algo que "viene lentamente, uno come y a la hora de la merienda uno reconoce que tienen un poco de hambre y se prepara algo para merendar". Por el contrario, "el hambre emocional es lo contrario y viene de golpe. De repente les dan ganas de comer algo. Generalmente es alto en grasa, en azúcar, combinación de carbohidratos llenos de grasa es lo que uno tiende a buscar. Esto pasa porque comer alivia el estrés. Los calma".

Es por eso que comentó que "el hambre emocional está ligado con emociones buenas y malas, y uno busca comida para calmar. Esto es lo riesgoso, si se sostiene en el tiempo uno aprende a calmarse con comida".

“Esto le pasa a todos, a los adultos, al 95% que tiene sobrepeso y obesidad, tienen hambre emocional que los llevó a ganar más peso. Los chicos tienen otra estrategia, les pasa que cuando uno se da cuenta que el chico no tiene hambre, que está aburrido, uno trata de entretenerlo, se ve cuando el niño llora y uno le da una galleta, este comportamiento queda en el cerebro del niño, su cerebro se acostumbra a que cuando este aburrido le den comida, va a creer que se calma con comida", agregó.

En este sentido, aconsejó que los adultos "sepan qué está pasando" y solucionarlo con algo "que no sea comida", poder dar y recibir lo que se llama "educación emocional" es importante para saber manejar "la dopamina, la hormona que aumenta cuando uno come, que da placer".

A partir de esto, indicó que "si a alguien le dan ganas de comer y siente que es emocional, debería "buscar algún recurso que los lleve a otro foco" y ser conscientes de eso, "buscar un libro, comer un caramelo de menta, tomar un vaso de agua fría con hielo, son segundos que se generan espacio entre lo que uno quiere hacer y su libertad. Ahí uno puede tomar una decisión y pensar por qué se va a comer esa galletita”.