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ACV: qué es, cómo detectarlo y prevenirlo

Reconocerlo y dirigirse de inmediato a un centro médico es fundamental para recibir el tratamiento adecuado

Por Redacción

27 de octubre, 2021 - 08:44

El 29 de octubre de cada año, es el Día Mundial del Accidente Cerebrovascular, una urgencia médica causada por la brusca pérdida de flujo sanguíneo al cerebro. Dentro de este espectro, el más frecuente es el accidente cerebral isquémico, producido por un coágulo sanguíneo que bloquea un vaso del cerebro, y que representa el 87% de todos los accidentes cerebrovasculares.

El segundo tipo es el llamado ataque cerebral hemorrágico, que es originado por la ruptura de un vaso sanguíneo hacia dentro del cerebro. En ambos casos, en apenas minutos, las neuronas se debilitan o mueren porque las células nerviosas no pueden funcionar sin oxígeno.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 15 millones de personas sufren un evento vascular cerebral al año en todo el mundo. De este grupo, 5 millones mueren y otros 5 millones sufren una discapacidad de por vida. Así, el ACV representa la cuarta causa de muerte y la primera de discapacidad en el mundo.

En la Argentina, se produce un accidente cerebrovascular cada nueve minutos y 126 mil casos por año, de los cuales 18 mil terminan en muerte.

“La hipertensión arterial es uno de los principales factores de riesgo y está presente en casi el 80% de los pacientes que sufren un ataque cerebral en el país. Además, el 22% de quienes tienen un ACV son diabéticos”, detalla la doctora Paola Caro, directora médica de Vittal. Agrega que el peligro aumenta entre un 50% y un 70% en fumadores y que el impacto es mayor en las mujeres. “Otros factores de riesgo son el colesterol alto y el alcoholismo”, subraya.

Acerca de cómo reconocer un ACV, Caro remarca que es muy importante estar atento en el momento en que comienzan los síntomas y su duración. “Cada segundo es vital para ayudar a quien sufre un ACV. Conocer los signos de alarma de un posible ACV puede ayudar a salvarle la vida ya que recibir tratamiento pronto puede mejorar las probabilidades de sobrevivir y recuperarse más rápidamente”, señala.

Los signos:


• Debilidad o sensación de que se duerme un lado de la cara, un brazo o una pierna, especialmente del mismo lado.
• Aturdimiento.
• Dificultad repentina para hablar o comprender.
• Problemas para caminar.
• Problemas repentinos de visión en un ojo o en ambos.
• Mareos.
• Pérdida de equilibrio o falta de coordinación del cuerpo (por ejemplo, querer agarrar algo y no poder).
• Dolor de cabeza muy fuerte y repentino.

“Ante cualquiera de estos síntomas se debe comprobar si la persona tiene dificultades para entender o hablar. Se deben hacer preguntas simples para ver si entiende y responde a órdenes”, enfatiza la doctora y enumera que no hay que dejar sola a la persona, que hay que tranquilizarla, mantenerse tranquilo y llamar al sistema de emergencias o llevarla rápidamente a una guardia médica si se está cerca. “Cuanto más rápido reciba asistencia médica, aumentan las probabilidades de que la persona se recupere y/o solo le queden secuelas leves”, indica.

La prevención también ocupa un rol fundamental: ocho de cada diez ACV pueden prevenirse y casi el 80% se pueden prevenir mediante hábitos de vida saludable. Es importante realizar controles periódicos con el médico de cabecera, adoptar hábitos saludables y, sobre todo, controlar la hipertensión para lo cual el médico puede recetar medicamentos.

“Hacer ejercicio, controlar el estrés, mantener un peso saludable, reducir la cantidad de sal y grasas saturadas que se ingiere en los alimentos,  limitar la cantidad de alcohol que se consume, dejar de fumar y controlar la diabetes son todas maneras de mantener la presión arterial alta bajo control”, recuerda la profesional. Asimismo, es recomendable consumir pescado, al menos dos veces por semana para obtener ácidos grasos omega-3 saludables, cocinar en el horno los alimentos, en lugar de freírlos y elegir carnes magras y aves de corral sin piel.

Con respecto al tratamiento, Caro señala: “Para tratar un accidente cerebrovascular isquémico, los médicos deben restaurar rápidamente el flujo sanguíneo al cerebro a través del tratamiento específico t-TPA, que es el tratamiento trombolítico y que debe implementarse dentro de las primeras cuatro horas de inicio de los síntomas, período conocido como ‘ventana terapéutica’”.
Y suma: “En ocasiones, los médicos tratan los accidentes cerebrovasculares isquémicos con procedimientos que se llevan a cabo directamente dentro del vaso sanguíneo bloqueado. Estos procedimientos deben hacerse lo antes posible, dependiendo de las características del coágulo sanguíneo”.

También existen otras medidas de prevención que contemplan el uso de antiagregantes plaquetarios como la aspirina. En el ACV hemorrágico “es primordial controlar los efectos del sangrado sobre la masa encefálica antes de que el daño sea generalizado”, explica. Para concluir, detalla que el recurso quirúrgico puede ser necesario, así como también la cirugía endovascular.

Fuente: Vittal