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Pascuas de antaño, sin roscas ni huevos pero con gran fervor

A pesar de que es una celebración milenaria, los tradicionales dulces comenzaron a ser obsequiados recién a principios del Siglo XIX

03 de abril, 2023 - 07:38

Para la gran comunidad cristiana, y en especial para el catolicismo, la Semana Santa es una de las conmemoraciones más importantes, que desde casi 2.000 años se viene realizando sin interrupción.

El tiempo y la sociedad se han encargado de darle a esta ceremonia diferentes matices. Hoy, aquel profundo y rígido sentimiento religioso se transformó en unos días para tomarse unas cortas vacaciones dentro o fuera de la provincia. Pero hace más de un siglo atrás, estos días eran de profunda reflexión y duelo.

 

Los padrinos de Ramos

La Semana Santa se iniciaba con el domingo de Ramos. Por la tarde, se realizaba una ceremonia, llamada de las Siete Caídas, en la que con casi toda la comunidad como telón de fondo, se sacaba una imagen del Crucificado. Del público se elegía a varios respetables vecinos a los que se les llamaba “padrinos”, quienes eran los encargados de llevar al Cristo, lentamente, por varias calles de la ciudad.

Miles de fieles se congregaban para observar la procesión, y tras ella se celebraba la misa cantada y en latín, en la que se bendecían las ramas de olivo. Al finalizar, los fieles las llevaban a sus casas y las colocaban junto a las imágenes, una tradición que en muchos hogares sigue vigente.

 

Cuando las ostias quedaban expuestas

Los fieles mendocinos se preparaban para la reflexión silenciosa de estos días y muchos realizaban ayuno.

Además, en los templos se acostumbraba descubrir monumentos en los que quedaba expuesta la ostia sagrada. De todas las figuras, las que llamaban más la atención eran las del Monasterio de María, tanto por el valor de los adornos como por el conjunto de armonio que presentaban. Allí acudía lo más selecto de la sociedad mendocina, atraída por la fama de mayor elegancia y mejor gusto.

 

El sermón de la agonía

En las iglesias de Santo Domingo, La Merced, San Francisco, Loreto, San Nicolás, La Compañía de Jesús y la Capilla del Monasterio de María, el viernes a las 12 se daba principio a la lectura de las llamadas siete palabras. Una vez finalizada se pronunciaba el sermón de la Agonía. En tanto, en la iglesia de la Merced, luego de la misa, se efectuaba una procesión que atraía gran cantidad de fieles que llenaban la plaza y la calle Montecaseros, entre San Luis y Córdoba.

 

Sábado de Gloria

A las 9 de la mañana, los fieles concurrían para participar de la celebración llamada Bendición del Fuego y en todas las iglesias se realizaba la misa de Gloria, con los templos repletos de vecinos. Al finalizar la misa, se anunciaba el Aleluya de Pascua, con la música armoniosa del órgano, repique de las campanas y estruendos de los cohetes que se lanzaban. Al día siguiente se realizaba la misa de Resurrección.

 

Pascua de resurrección

En aquellos tiempos, las pascuas de Resurrección –como se le denominaba- eran muy diferentes a las de hoy. En la madrugada los creyentes se levantaban muy temprano para asistir a misa y en muchos casos los oficios religiosos se realizaban a las 5 de la mañana en diferentes templos de la ciudad.

Además se ejecutaba una ceremonia llamada “fuego e incienso”, que era dirigida por el sacerdote encargado de su iglesia. Después de ésta, los feligreses se retiraban en paz hacia sus hogares, dando por concluida la Semana Santa.

Cabe destacar que en las pascuas de antaño no se acostumbraba a regalar los tradicionales huevos de chocolate. Esta tradición fue traída muchos años después por algunos inmigrantes que llegaron a nuestro país.

En la antigüedad, los huevos de Pascua eran de gallina y de pato, y en la Edad Media se los regalaban a los chicos durante las celebraciones.

Al tiempo, los cristianos comenzaron a obsequiarse huevos durante la Semana Santa con diversos regalos, y al principio del siglo XIX, en Alemania, Italia y Francia aparecieron los primeros huevos hechos con chocolate con pequeños regalos en su interior.

Tampoco las tradicionales y exquisitas roscas de pascuas se ofrecía en las mesas de aquellos tiempos y pasaron muchos años para que los mendocinos se deleitaran con estos tradicionales dulces traídos del viejo mundo.