En una escena digna de una película de acción, un repartidor de Rappi perdió la paciencia cuando su pedido no llegaba. El resultado: un local de comida rápida en el barrio de Caballito convertido en un campo de batalla.
Un local gastronómico de Sushi, ubicado en la avenida Acoyte al 100, fue testigo de la ira desatada de este repartidor, quien, tras esperar más de lo tolerable, decidió tomar medidas drásticas. Armado con una banqueta, destrozó una pared de durlock.
La Policía de la Ciudad no tardó en intervenir y detener al protagonista de 45 años de esta insólita historia. La Unidad Fiscal de Flagrancia Oeste, bajo la dirección de Federico Gotusso, avaló la detención y ahora se investigan los daños causados.
¿Qué llevó al repartidor a este extremo? ¿Qué oscuros secretos esconde el pedido que nunca llegó? Las respuestas están en las grietas de la pared y en la frustración acumulada. Una noche de furia que quedará marcada en la historia de los repartidores.