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Comida y recompensa

Alerta por el consumo compulsivo de alimentos por cuestiones emocionales

Aclararon que no se trata de un hambre o apetito real, el cual nos alerta de que nuestro cuerpo necesita recursos nutricionales que le proporcionen energía.

Redacción

Por Redacción

10 Julio de 2024 - 16:24

Alerta por el consumo compulsivo de alimentos por cuestiones emocionales
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El hambre emocional, el estado en el que los individuos comen obedeciendo a una compulsión, no por necesidad real de ingerir alimento, puede ser prevenido y hasta curado una vez que se detecta en la conducta de una persona. 

Así lo infomó Mariana Quinn, psicóloga, especialista en Obesidad y Bariátrica, en el El Interactivo (lunes a viernes, de 12 a 14, por Facebook y YouTube de Ciudadano.News), señaló las diferencias: "El hambre fisiológica es la que conocemos y tratamos con los pacientes como el hambre de la panza, es decir, el hambre que se registra a través de las señales que el cuerpo nos envía". 

"Por ejemplo, en este momento registro sensaciones de hambre porque es mediodía y desayune temprano y se empieza a sentir que el cuerpo está pidiendo, que necesita que le ponga combustible, la comida, el alimento es la nafta de nuestro cuerpo. Entonces las señales fisiológicas, es como cuando en el tablero del auto se enciende la luz que hay que ir a cargar nafta", dijo. 

Casi al mismo tiempo se preguntó: "Cuáles son las señales en el cuerpo, una sensación de vacío en el estómago, una cierta incomodidad, se puede sentir un poco de debilidad, a veces hace ruido la panza. Esto nos lleva a este registro que lo hace el organismo a través de la glándula hipófisis y que nos indica que necesitamos comer. Este tipo de hambre es un hambre de registro del cuerpo y que se conforma con cualquier tipo de alimento". 

Hambre física

  • Aparece de forma gradual
  • Se satisface con cualquier alimento
  • Notas cuando estás saciado
  • No causa sentimientos de culpa

Hambre emocional

  • Aparece de forma impulsiva
  • Te apetecen alimentos ricos en azúcar y grasa
  • Comes mucha más cantidad de lo habitual
  • Puede ocasionar sentimientos de culpa al acabar

"Tengo hambre, tengo una manzana, la como y me resulta esa situación. Es algo que aparece de apoco, es un registro paulatino. Se termina con la saciedad, como ese alimento que llega al estómago, se disuelve, llega al intestino, allí hay neuroreflectores que indican a la glándula hipófisis que no pida más comida y ahí empieza el principio de la saciedad. Eso es cuando comemos por el hambre del cuerpo. Ahora, el hambre emocional, es el hambre de la cabeza, de la mente, es algo que aparece de pronto como una cuestión episódica de ganas de comer tal cosa, como un antojo". 

En general, reconoció que, "este tipo de deseo que se presenta así de pronto y con mucha insistencia tiene que ver con los alimentos que habitualmente nos prohibimos cuando queremos cuidarnos. Es raro que alguien tenga antojo de ensaladas o de manzana, generalmente el antojo está más vinculado a un chocolate, una medialuna y como es un hambre que está vinculado a la necesidad de sentir placer, muchas veces se vincula también a la necesidad de recompensa, entonces este placer es a través de la ingesta de un alimento que uno puede anticipar que le va a brindar placer".

El hambre emocional puede usarse para suprimir los sentimientos como el estrés, la ira, el miedo, el aburrimiento, la tristeza o la soledad.
El hambre emocional puede usarse para suprimir los sentimientos como el estrés, la ira, el miedo, el aburrimiento, la tristeza o la soledad.

"Hay que identificar los disparadores, o sea cuáles son las situaciones que a uno lo llevan a tener estas sensaciones, si es por aburrimiento, si es por frustración, si es por enojo, si es por estrés, si es porque uno quiere cambiar una sensación interna, si están tristes, si uno empieza a tener en claro los disparadores empiezan a aparecer otras instancias a partir de las cuales uno puede modificar esa sensación interna y que no necesariamente tenga que ser por la comida. Por ejemplo, si soy un comedor picoteador y come todo el día puede empezar a ser consciente de ese tipo de comportamiento y empezar a trabajar con mi entorno, buscar un entorno seguro, donde no tenga a mano esos alimentos que me van a tentar y que pueda circunscribir el acto de comer al momento que tengo programado comer", manifestó.

Cuando una persona no duerme lo suficiente, "se alteran los ciclos circadianos que son estos ciclos que están asociado a nuestra biología, que durante el día estamos activos y durante la noche necesitamos descansar. El sueño reparador. Cuando esto se altera, lo vemos por ejemplo en profesionales que trabajan en la noche, policías, médicos, reposteros, que al estar despiertos en el horario que tendrían que estar descansando esto genera un deseo de comer y a veces la comida se convierte en una compañía o en una forma de apoyatura para poder pasar ese rato. 

También hay un trastorno que está descrito que es el comedor nocturno, son las personas que se despiertan a mitad de noche y necesitan consumir algún tipo de alimento para poder volverse a dormir. Ese trastorno se trata".

"El ejercicio físico ayuda en todo sentido porque es un regulador del sistema nervioso, de las emociones,  nos aporta endorfinas, es un neurotransmisor que todos necesitamos para sentir placer y felicidad y bienestar, es como trabajar con un laboratorio interior, cuando uno hace actividad física se producen estas sustancias que ayudan a sentir bienestar y a relajarnos", apuntó.

Y cerró: "Hay que aprender la diferencia entre hambre fisiológica y emocional. El hambre fisiológica la resuelvo con comida, el hambre emocional no se resuelve con la comida, uno come, pero la emoción que traccionó esa acción quedó sin resolver".