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Cuánto necesita dormir un niño para rendir bien en la escuela

El doctor psiquiatra Joaquín García Diez aborda en El Interactivo cómo la falta de sueño en la niñez afecta a la concentración, la atención en clases y la capacidad de estudio  

8 Abril de 2024 - 23:00

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En una entrevista exclusiva con El Interactivo (lunes a viernes, de 12 a 14, por Facebook y YouTube de Ciudadano. News), el destacado doctor psiquiatra Joaquín García Diez abordó el crucial tema del sueño en niños y su impacto en el rendimiento escolar. Diez enfatizó que las horas de sueño no son una talla única para todos, sino que varían según la edad y las etapas de desarrollo.

Según sus palabras: “La necesidad de sueño evoluciona a lo largo de la vida. Los recién nacidos requieren la mayor cantidad de horas de sueño, y esta necesidad disminuye gradualmente a medida que crecemos”. El doctor Diez explicó que los patrones de sueño difieren significativamente entre niños de preescolar, jardín de infantes, primaria y secundaria.

Aquí están las recomendaciones específicas:

Adolescentes: necesitan entre 8 y 10 horas de sueño por noche.

Niños en la primaria: requieren entre 9 y 11 horas de sueño.

Niños en edad preescolar: deben dormir entre 10 y 13 horas.

Sin embargo, el profesional señaló dos desafíos importantes que afectan el sueño de los niños. En primer lugar, la presión de las actividades extracurriculares y el uso de pantallas (como teléfonos y computadoras) pueden interferir con el tiempo de descanso. En segundo lugar, los horarios escolares tempranos dificultan que los niños duerman lo suficiente.

El doctor advirtió sobre las consecuencias a largo plazo de la privación de sueño. Estos problemas se dividen en dos grupos:

Impacto cognitivo y académico: cuando los niños duermen poco, experimentan síntomas similares al síndrome de déficit de atención, la hiperactividad y el trastorno por déficit de atención.

La falta de sueño afecta la concentración, la atención en clases y la capacidad de estudio. Los vínculos sociales también se ven afectados debido a la irritabilidad y la dificultad para mantenerse quietos.

Impacto en la salud física: el uso excesivo de pantallas contribuye al sedentarismo y al sobrepeso en los niños. La epidemia de obesidad infantil está relacionada en parte con la falta de sueño y la inactividad física.

Los adolescentes pasan hasta siete horas al día frente a una pantalla, lo que representa casi la mitad de su tiempo despiertos.

Diez también destacó la relación entre la alimentación y el sueño. Comer mal o a destiempo puede afectar la calidad del descanso. La falta de sueño puede llevar a elecciones alimenticias menos saludables, lo que a su vez afecta el bienestar físico y mental. Es un círculo vicioso que se retroalimenta.

Para mejorar la calidad del sueño, el doctor Diez propuso una solución: “Debemos abordar el problema de las pantallas de manera clara y firme. Aunque no podemos hacer que desaparezcan, debemos negociar su uso y no sacrificar tanto tiempo de sueño”. Padres, educadores y responsables de políticas deben trabajar juntos para encontrar un equilibrio entre la tecnología y el descanso necesario para nuestros jóvenes estudiantes. Además, Diez enfatizó la importancia de los adultos como modelos a seguir. Transmitir horarios razonables y conciencia sobre la relevancia del sueño es fundamental para el bienestar de las generaciones futuras.

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