Confirmación oficial
El miércoles 12 de junio, el Senado de la Nación se enfrentará a un desafío crucial. Se ha convocado una sesión para debatir la Ley Bases y el paquete fiscal, una cita que ha generado un ambiente de tensión y expectación.
La convocatoria, confirmada oficialmente, ha puesto en marcha una serie de negociaciones y estrategias en el recinto. El oficialismo, en particular, se encuentra en una situación delicada. La Libertad Avanza, teme que las derrotas casi seguras en algunos artículos no puedan ser revertidas en la Cámara baja.
Funcionarios del Gobierno han estado presentes en el Senado en las últimas 48 horas, afinando los detalles de lo que serán las votaciones de los artículos. Entre ellos, el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, y la secretaria de Planeamiento Estratégico, María Ibarzábal Murphy.
La Libertad Avanza ya ha identificado los puntos más críticos, entre ellos, el artículo de privatizaciones, que incluye a Aerolíneas Argentinas y el Correo Argentino. También se han sumado advertencias sobre las facultades delegadas, algunos ítems del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) y la reinstauración del impuesto a las Ganancias.
A pesar de las sugerencias de algunos senadores para realizar más cambios, el Gobierno parece decidido a votar con los dictámenes obtenidos días atrás y apostar a revertir las derrotas en Diputados. Sin embargo, la creciente crítica en la Cámara baja y las críticas de Javier Milei a varios bloques, especialmente después de la aprobación de un nuevo proyecto sobre jubilaciones, complican la situación.
El Senado aún espera la presentación del dictamen propio que prometió el radical y titular del centenario partido, Martín Lousteau, quien celebró lo ocurrido en Diputados con la nueva ley previsional. En una situación similar se encuentra el Frente de Todos.
El interbloque que comanda José Mayans está considerando una estrategia para el recinto: apoyar algunos artículos para obtener los dos tercios y bloquear, de esa manera, la posibilidad de insistir con las versiones originales en caso de que las iniciativas regresen en segunda revisión a Diputados. Esta estrategia se ve complicada por la tensión adicional de los dialoguistas que no están dispuestos a repetir su voto y la atención centrada en temas críticos de los proyectos, como las facultades delegadas y las privatizaciones.
