Opinión

Beep, beep... ¡bum!

Visto lo ocurrido con los teléfonos inteligentes en manos de los líderes de Hezbollah, esperamos que las áreas correspondientes adopten las medidas que sean necesarias para nuestra protección.

Emilio Luis Magnaghi

Por Emilio Luis Magnaghi

2 Octubre de 2024 - 12:00

Una detonación simultánea de beepers causó al menos nueve muertos y más de 2.700 heridos en el Líbano y Siria. (Foto: web)

Todos recordamos la memorable escena de la saga Terminator cuando Kyle Reese (un miembro de la resistencia humana contra las máquinas enviado desde el futuro para proteger a Sarah) le explica a Sarah Connor (objetivo del robot y que será la madre del futuro líder de la resistencia, John) la situación y le cuenta que en el futuro una red de defensa de IA conocida como 'Skynet' tomará conciencia de sí misma y, acto seguido,  decidirá que la raza humana es una amenaza, por lo que  iniciará una guerra nuclear global para extinguirla. 

Como se explica en la película, 'Skynet' es un sistema de inteligencia artificial basado en una red neuronal artificial, una mente grupal consciente que produce robots humanoides casi indestructibles como Terminator.

 Significativamente, la fecha de la advertencia en lo que esto sucedería fue el 29 de agosto de 2024.

Las nuevas herramientas de guerra

Dejando atrás la anticipatoria ciencia-ficción de la película, en su libro de 1995 War and Anti-War, Alvin y Heidi Toffler escribieron: "Si las herramientas de la guerra ya no son tanques y artillería, pero más bien los virus informáticos y microrobots, entonces ya no podemos decir que las naciones son los únicos grupos armados o que los soldados son los únicos en poder de las herramientas de guerra". 

Por su parte, en su artículo titulado 'What the Revolution in Military Affairs is Bringing. The Form War Will Take in 2020', Shoichi Takama, un coronel de las Fuerzas de Autodefensa Japonesas, ha remarcado que la guerra entre civilizaciones será una característica importante del siglo XXI.

Volviendo al mundo de la noticias actuales, todos nos hemos enterado de las explosiones producidas por varios miles de beepers  y de teléfonos inteligentes en manos de los líderes de Hezbollah que no parecen coherentes con los incendios o explosiones típicas de baterías asociados con dispositivos de telecomunicaciones, o incluso con bancos de energía más grandes, y en cambio parecen haber sido producidas por pequeños explosivos accionados a distancia en forma virtual.

Interrogantes que abruman

Lo sucedido nos lleva a especular sobre cómo esto puede evolucionar en el futuro. Porque ya no se trata de que sólo podamos ser espiados a través de la backdoor de nuestros teléfonos inteligentes: la pregunta es si, ahora, nos pueden hacer explotar a voluntad. Peor aún, nos planteamos los  mismos interrogantes respecto de los autos que manejamos y hasta de los aviones en los que viajamos y que son ambos con cada nuevo modelo más "inteligentes". 

Veamos un simple ejemplo. Muchos de nosotros disponemos de autos que se abren y se arrancan a distancia, lo que implica que pueden ser puestos en marcha en forma remota  por quienes posean el código de nuestra llave, que puede ser obtenida mediante dispositivos que son de venta libre.  

Si esto, por ejemplo, sucediera dentro de una casa, sus ocupantes podrían sufrir una intoxicación por monóxido. 

Ante esta preocupante posibilidad, los expertos en seguridad aconsejan guardar las llaves del vehículo en cuestión dentro del microondas o en cajas especiales que se venden en el mercado.

Tanto en el aire como en la tierra...

Pasando al mucho más complejo tema de los accidentes aéreos, hoy sabemos que se producen, en forma creciente, por los errores de las computadoras de a bordo, ya sea por 'bugs' en su programación, como fue el notorio caso de los Boeing 737 Max responsable de dos accidentes mortales, uno en Indonesia en 2018 y el otro en Etiopía en 2019, que costaron la vida de las 346 personas a bordo de los mismos. 

Tampoco, en ese mismo sentido, puede descartarse la pérdida por interferencia en su software del vuelo 370 de Malaysia Airlines (un Boeing 777-200ER) con 239 personas a bordo y que nunca fue encontrado. 

Pero la duda principal y que nos planteamos como estudiosos de la estrategia, es -si en esta última oportunidad  a los beepers y a los teléfonos inteligentes los hizo detonar un servicio de inteligencia estatal- si podrán hacerlo grupos no estatales, como terroristas, grandes corporaciones o sicarios en un futuro cercano.

Consecuencias

Lo dicho pone sobre la mesa un tema que debe abordarse de la misma manera como se lo hace con las armas y con otros artículos igual de sensibles y no como simples bienes de consumo, pues la tecnología y el manejo de la información que ella permite deben verse como centrales para la seguridad nacional.

En ese sentido, debe implementarse una cadena de custodia que pueda evitar poner a un dispositivo en manos de nuestros  enemigos, ya sea en forma física o virtual.

A esta altura de los acontecimientos las consecuencias -no sólo las políticas- no son pocas, pues abarcan desde lo meramente civil hasta lo comercial, pasando por lo penal.

En este sentido, ya se sabe que las compañías dueñas de las icónicas marcas Motorola o Icom han iniciado acciones legales contra quienes emplearon sus populares productos para llevar adelante un acto de guerra, y que varios no dudan en calificar como terrorismo. 

Además, los hechos están modificando las preferencias de los compradores que han comenzado a preferir marcas no vinculadas a las sospechadas de haber sido utilizadas en los ataques. Esto está conformando toda una movida comercial en sí misma, pero de la cual nadie puede estar totalmente seguro con su compra. 

Política de Estado

Pero, más allá de nuestras preferencias personales a la hora de renovar nuestros celulares o hasta nuestros autos y electrodomésticos, se impone una política de Estado destinada al desarrollo, producción y custodia de nuestros propios productos tecnológicos. 

Así como los sucesivos acontecimientos de las guerras en desarrollo, tanto en Europa como en Levante, vienen mostrando la necesidad de contar con nuevas tecnologías, como la de los drones, o las viejas, como la fabricación de los proyectiles de artillería calibre 155 mm, ha llegado ahora el turno para los dispositivos electrónicos.

Espero que alguien en nuestros ministerios de Seguridad, de Defensa y de Desregulación y Transformación del Estado estén siguiendo las noticias y adopten las medidas que sean necesarias para nuestra protección. 

 

El Doctor Emilio Luis Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.