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Y la guerra, ¿cómo sigue?

Las especulaciones sobre qué pasará con el conflicto entre Rusia y Ucrania permiten elaborar varios escenarios posibles. Para los argentinos, es primordial saber qué previsiones adoptará nuestro Gobierno para enfrentar la catarata de consecuencias que se nos vienen encima, como la falta de gasoil que se está viviendo y es achacada al enfrentamiento bélico

24 de junio, 2022 - 07:39

A nadie le cabe duda del gran avance de todas las ciencias, especialmente en su aplicación tecnológica. Pero pese a ello, aquellas destinadas a predecir el futuro no han avanzado gran cosa, aunque algunos argumenten lo contrario.

Los hombres, principalmente aquellos con alguna responsabilidad de gobierno, han querido siempre saber qué les deparaba el futuro. En la Antigüedad lo intentaron casi todos desde el diálogo con los muertos hasta la consulta de los augures, pasando por diversas lecturas extrañas como la borra del café, las vísceras de animales o las cartas del Tarot.

Mutatis mutandi, los métodos señalados fueron descartados por primitivos y se optó por los más modernos y tecnológicos de apelar a la futurología basada en pronósticos científicos, desde las desprestigiadas encuestas de la sociología del siglo pasado a la sofisticación actual del empleo de complejos algoritmos matemáticos por intermedio de supercomputadoras.

Pero sea como sea, por ejemplo, la simple predicción del lanzamiento de un típico dado de sólo seis caras sigue presentando dificultades insalvables para la ciencia aunque se conozcan y se puedan medir todas las variables intervinientes como su peso, la fuerza con la cual es lanzada, la dureza de la superficie, etcétera. Y si un lanzamiento de un solo de ellos nos da seis posibilidades iguales de ocurrencia, el de dos las eleva a 36 y el de tres a 216 y así casi hasta el infinito, a medida que se agregan dados, es decir variables.

Pero qué pasa si en lugar de predecir en qué cara caerá un grupo de dados, pretendemos conocer el curso de acontecimientos humanos de los que ni siquiera conocemos todas las variables, como sería el caso de anticipar cómo podría evolucionar la actual guerra entre Rusia y los EE.UU. y sus aliados de la OTAN, cuando casi todos los días aparecen nuevos elementos de juicio.

En nuestro criterio, no nos queda más remedio que seguir apelando a la opinión de los expertos. Es decir la consulta a personas con autoridad en la materia de la cual se trate.

Al efecto queremos traer a colación las predicciones del profesor de Historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Martin van Creveld, un reconocido experto en estos temas bélicos, quien nos dice que hay varios escenarios posibles, a saber:

Escenario 1: Los ucranianos, con el apoyo de Occidente, logran expulsar a los rusos y alcanzan su objetivo declarado, que es reafirmar su integridad territorial, después de lo cual se inician las conversaciones de paz y todos se van a casa bastante contentos. Así terminaban las “guerras de gabinete” del siglo XVIII.

Desafortunadamente, dadas las líneas de comunicación más cortas de los rusos, así como su potencia de fuego superior, este resultado es el más improbable de todos, pero es la preferida por los medios de comunicaciones occidentales.

Escenario 2: Una variante de este resultado es la posibilidad de que los acontecimientos internos en Rusia conduzcan a un cambio de política. Algunos de los colaboradores de Vladimir Putin, decepcionados por la falta de progreso y preocupados por las perspectivas a largo plazo de su país (y de ellos mismos, por supuesto) organizan un golpe. O bien, la combinación de tropas renuentes con el descontento popular los obliga a cambiar de rumbo.

Las especulaciones sobre este escenario, particularmente el que ve a Putin obligado a dejar el cargo por enfermedad, han abundado durante meses pero son muy poco probables.

Escenario 3: A medida que ambas partes continúan enviando refuerzos, se produce un punto muerto. De hecho, esta es la situación actual, ya que a medida que pasa el tiempo, las poblaciones de más de un país de la OTAN comienzan a darse cuenta del costo total -económico, social y político- de apoyar a Ucrania. Las voces disidentes comienzan a escucharse y no pueden ser silenciadas. Abriéndose camino de abajo hacia arriba, hacen que parte del liderazgo se pregunte cuánto tiempo puede durar esto. A medida que se extiende el descontento, los propios aliados de Kiev comienzan a presionarlo.

De paso, al hacerlo es posible que incluso comiencen a reducir o retrasar la ayuda. Piense en las retiradas estadounidenses de Vietnam (donde abandonaron a sus aliados de Vietnam del Sur), Irak (donde en 1991 hicieron lo mismo con los chiítas), Afganistán (donde simplemente se fueron) e Irak nuevamente. Privados del apoyo occidental, los ucranianos se ven obligados a hacer la mejor paz posible y este escenario tiene posibilidades de ocurrencia.

Escenario 4: Reorganizados y utilizando todos sus recursos, los rusos renuevan su ofensiva. No más intentos de terminar la guerra con un solo golpe poderoso, sino procediendo sistemáticamente y utilizando la artillería para reducir sus propias bajas, atacan una ciudad tras otra para obligarla a rendirse o, si eso no funciona, reducirla a escombros. Ucrania se quiebra bajo presión, el gobierno se ve obligado a huir, el terrorismo y la guerra de guerrillas se ponen en marcha y son reprimidos, aunque a costa de muertes, sufrimientos y destrucción casi inimaginables.

Como se decía de los romanos, hicieron un desierto y lo llamaron paz. Este nos parece el escenario más probable.

Escenario 5: Se ponen en marcha el terrorismo y la guerrilla. Sin embargo, gracias en gran parte al gran tamaño de Ucrania y a las largas fronteras con los países de la OTAN, no pueden ser reprimidos más de lo que pudieron en cualquier número de guerras posteriores a 1945. Se produce un caos a largo plazo y puede extenderse a los países vecinos.

Llegado a este punto, como argentinos, y ahora que nos dicen que una de las causas de la falta de gasoil es esta guerra, nos deberíamos preguntar qué previsiones debería adoptar nuestro Gobierno para enfrentar la catarata de consecuencias que se nos vienen encima.

Pero si es difícil saber qué harán países medianamente serios como Rusia, los EE.UU. y tantos otros, no queremos pensar en lo que podrá hacer uno como el nuestro, ya que aquí las posibilidades y hasta la probabilidades se multiplican hacia un sinfín de combinaciones y variaciones. A decir verdad, ¿qui lo sa? Continuará…

 

El Doctor Emilio Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.