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¿Es la economía estúpida o somos nosotros? (2)

Como planteamos en nuestra nota de la semana pasada, para no repetir viejos errores frente a las crisis recurrentes de nuestro país deberíamos aplicar nuestra experiencia en estos trances, la que no es poca. Tal vez ha llegado la hora de que nos fijemos en qué se gasta realmente el dinero que ingresa para dejar de ser nosotros los estúpidos

15 de julio, 2022 - 07:47

Ya explicamos que en los años 90 Bill Clinton, al ver perdida su carrera presidencial contra George H. W. Bush (padre) –quien exhibía varios éxitos como la derrota de Saddam Hussein y la proclamación de un Nuevo Orden Mundial– lanzó aquello de “Es la economía, estúpido” (“the economy, stupid”), una frase que estaba destinada a hacer historia.

También nos interrogamos si la Economía es o no una ciencia exacta. Vimos que no y explicamos nuestras razones, siendo la principal que su objeto es la administración de bienes escasos y útiles para los seres humanos y que, por lo tanto, está vinculada a la Política, a la Ética y a la Psicología.

Finalmente, les preguntamos a nuestros lectores para qué nos sirve conocer todos estos conceptos cuando nuestro país, aparentemente, se apresta a vivir otra de sus colosales y frecuentes crisis económicas.

 

Los números no mienten

Ahora veremos qué puede hacer la Argentina para no repetir sus viejos errores y aprovechar su experiencia en crisis, la que no es poca.

Vamos a ello.

Para empezar de vuelta nuestra serie de razonamientos, debemos hacer una pregunta para la cual no tenemos una respuesta clara, pues la nueva ministra de Economía, lo mismo que su predecesor y al igual que el binomio presidencial, ha sostenido que la Argentina sufre de “restricción externa”. Es decir, en palabras sencillas, le faltan dólares para el funcionamiento normal de su economía.

Veamos algunos números:

Saldo comercial (exportaciones menos importaciones) - Fuente: INDEC-

  • Enero/diciembre 2020 US$ 12.598 M
  • Enero/diciembre 2021 US$ 14.751 M
  • Enero/mayo 2022 US$ 3.197 M
  • Total últimos 29 meses US$ 30.485 M

Este sencillo cuadro muestra que a la Argentina le entran dólares y en buena cantidad. Digamos un promedio de unos US$10 mil millones, lo que al cambio oficial de esta semana serían unos $1.260 mil millones y al del paralelo unos $2.670 mil millones. Vale decir, a medio billón de pesos que, como veremos más adelante, es casi la mitad del total de un Presupuesto anual.

La pregunta es a dónde fueron a parar esos dólares para que, tanto ministros como titulares del Poder Ejecutivo de la Nación, digan que faltan y que para compensarlo hay que reducir no sólo las importaciones sino, de paso, también los viajes al exterior de los argentinos.

Si bien hace algunos años que no disponemos de un Presupuesto aprobado ni de datos ciertos sobre el mismo, podemos tomar al de 2019 para hacer algunas operaciones generales y sacar conclusiones sobre cómo administra el Estado los dineros públicos.

El número más importante es el del total del Presupuesto Nacional, que asciende a la friolera de $4.172.312.239.441, lo que equivale en números redondos a cuatro billones de pesos. Pero, ¿en qué se gastan?

 

En qué se nos va la plata

Para empezar a desmenuzar, por ejemplo, la totalidad de sueldos de toda la Administración nacional, esto es todos los ministerios y todo el Poder Legislativo y el Judicial, suman $437.791.499.510. Es decir, un 10% del Presupuesto total, lo que, de paso, derrumba el mito de que tenemos un Estado grande y caro.

Para seguir, todos los gobiernos hacen propaganda de sus obras públicas. Bueno, éstas sólo representan el 4,3% de ese Presupuesto, es decir un subtotal de $184.216.829.655.

Una parte importante –un 42%– se lo llevan todos los gastos previsionales, es decir todas las jubilaciones y pensiones, más la Asignación Universal por Hijo y otros tipos de ayuda social, lo que asciende a $1.792.971.892.448. Aquí hay que tener en cuenta que el pago de jubilaciones se financia con los descuentos a los sueldos de los trabajadores, las contribuciones patronales, los rendimientos del propio fondo acumulado más impuestos (IVA, Impuesto a las Ganancias, etcétera) de asignación específica a este fin.

Finalmente, ¿a dónde va el resto de la plata?

Por ejemplo, los pagos de intereses de la Deuda Externa ascienden a $740.774.852.387 (un 17% del total del Presupuesto), es decir, más dinero que el destinado a sueldos, compras e inversiones del Estado.

Sí, los intereses pagados por el Tesoro Nacional cuestan más que toda la Administración nacional junta. A esta cifra hay que sumarle los intereses que paga el BCRA por sus LELIQs (deuda cuasifiscal). El resto se gasta en Transferencias Económicas a personas y a empresas por $906.940.263.700 (un 21% del Presupuesto), y en otros pagos a empresas por $278.271.691.067 (otro 6,7% del Presupuesto). Acá están incluidos los subsidios a Vaca Muerta, a las compañías de servicios públicos (luz, gas), al transporte, etcétera.

Como conclusión –muy provisoria por cierto, ya que desconocemos la exactitud de estos números– , vemos que la masa del dinero que maneja el Estado decididamente no va al destino previsto por nuestra Constitución Nacional de “...constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad…”.

La mayoría de ellos van a los bolsillos del sector financiero (casi $741 mil millones) y a los bolsillos privados favorecidos por el gobierno de turno, ya sean empresas o personas de carne y hueso ($906.940 millones), lo que da un total del 36% de nuestro Presupuesto nacional.

Tal vez ha llegado la hora de que nos fijemos y preguntemos en qué gastan nuestro dinero, para que dejemos de ser los estúpidos nosotros y lo sea sólo la Economía.

 

El Doctor Emilio Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.