Chile: "Una sociedad entre la izquierda y la economía de mercado"

La república trasandina no puede desprenderse de su marcada tradición de mercado globalizado. El gobierno de Boric acaba aprobar, tras cuatro años de "idas y venidas",  el Acuerdo Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP).

Aprobación Legislativa y Ejecutiva

Después de un arduo proceso legislativo signado por debates, "cajoneos", desacuerdos y presunciones motivadas por los aspectos abarcativos del tratado y los beneficios versus perjuicios para la economía y la generación de empleo; la coalición de izquierda que conduce el joven presidente tuvo que darle "visto bueno" a un acuerdo de libre comercio que genera incertidumbre para la actual conducción de la Casa de la Moneda y su plan de inclusión social.

Llamó mi atención, que en reiteradas oportunidades, el ejecutivo chileno quiso desmarcarse de la polémica que ronda el Acuerdo. Argumentando que el mismo no formaba parte de su programa y que no acompañarían ni obstaculizarían su tratamiento. Evidentemente, su aprobación en la cámara de senadores obliga a la administración de Boric a involucrarlo en su agenda.

El paso a seguir es la ratificación del documento mediante la rúbrica del mandatario, que prefirió aplazar algunos días la estampa de su firma aduciendo que su "oficina" envió un conjunto de "cartas complementarias" a 10 de los países miembros. Teóricamente, estas misivas buscarían dar claridad sobre algunos ítems muy específicos del documento y tendrían particular relación con los intereses comerciales de la nación austral. 

Mas allá de las "líneas" que abogan por un poco más de esclarecimiento, infiero que el titular del poder ejecutivo busca dilatar el proceso de ratificación y así disponer de más de tiempo para ver como será presentado ante una sociedad que se pronunciará con posturas disímiles al respecto.

"Beneficiados y perjudicados"

La minúscula aunque influyente élite que ostenta gran parte del patrimonio y riqueza del país, verá con simpatía el "Transpacífico" , ya que gran parte de su estructura de activos financieros está enmarcada en un sistema de importación de bienes y servicios y en la regencia de recursos exportables y de alta inserción muy específicos como son el cobre, el litio, la industria vitivinícola, la salmonicultura, la logística de transporte de contenedores, citando los principales. En la misma sintonía de satisfacción podemos anotar que los sectores liberales y conservadores aglutinados en los empresarios y emprendedores ligados a las importadoras y a los servicios privados de telefonía, automotrices, salud, etc.

En la vereda de enfrente están los sectores sociales más bajos y expuestos de la sociedad chilena, que piden: mayor participación en el reparto de los recursos, trabajos mejor remunerados y de mayor proyección ascendente.  A mi entender, un estrato que suele encontrar su lugar de anclaje en la industria ligada a la construcción, a la producción agrícola, a la fabricación siderúrgica pesada y la minería. Tan solo el selectivo corporativismo extractivista y la mano de obra ligada a la edificación pudieron dar un poco de esta contención pretendida y la oferta de empleo no alcanzar a satisfacer lo que busca la mano de obra. Nombré otros polos esenciales de adquisición laboral pero, insisto, Chile hizo una depuración excelentemente estructurada para adquirir estos recursos estratégicos desde el extranjero para mostrarlos como una virtud efecto de una política comercial muy bien aceitada de varias décadas.

No quiero olvidarme de las comunidades mapuches del sur que, enraizadas en una lucha de reivindicación territorial, no mostrarán predisposición ante un tratado que verán como una injerencia enmascarada de potencias foráneas. Los sectores independientes ligados a los profesionales de clase media, asalariados y comerciantes de pequeña escala, mirarán con recelo la "asociación" y podrán percibir al actual gabinete de gobierno como una conducción débil y sin capacidad de sostener su base ideológica basada en un paradigma de transformación social.

La inquietud de Boric

Gabriel Boric tiene, como nos gusta decir, una "papa caliente" a las puertas de su "modelo desarrollista". El "Transpacífico" retira el 95% de los aranceles aduaneros entre sus miembros  y, si no se lo maneja con cautela, el balance positivo de las exportaciones puede verse erosionado, afectando recursos presupuestarios de enorme envergadura que hasta hace muy poco solo tenían que corresponder a la prosperidad del Estado y a una minoría privilegiada pero que ahora debe validar la promesa dada a millones que quieren ser parte de un horizonte mas prometedor.