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En primera persona: la historia de Matías Darroux, el nieto recuperado 130

El joven desapareció cuando apenas tenía cuatro meses. Una mujer lo encontró en la calle y fue dado en adopción. En diálogo con Ciudadano News cuenta su testimonio

24 de marzo, 2022 - 16:58

El Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia es el día en el que se conmemora en Argentina a las víctimas de la última dictadura militar, autodenominada "Proceso de Reorganización Nacional", que usurpó el gobierno del Estado nacional argentino entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983.

La historia del día tiene que ver con Javier Matías Darroux Mijalchuk, el nieto recuperado 130, quien desapareció en 1977 cuando apenas tenía cuatro meses. "Siempre es importante poder seguir construyendo memoria, verdad y justicia para toda la sociedad", comenzó relatando Matías en diálogo con Ciudadano News.

"Mi mamá acude a una cita bajo la promesa de que la iban a reencontrar con mi padre, que había pasado a la clandestinidad un par de semanas antes, pero claramente en ese intento de pasar a la clandestinidad fue chupada o algo pasó, porque fue engañada y no nos sacaron del país. Eso fue el 26 de diciembre de 1977. Con mi tío y mi abuela la llevan a una esquina donde se sube conmigo en un moisés. Esa es la última vez que la ven", manifestó.

 

 

Y agregó que "después, cuando se restituye la identidad y se entrelazan las historias, a mí el relato que cuenta la mujer que supuestamente me llevó una comisaria, es que me encontró al otro día en la calle, el 27 de diciembre, en condición de abandono. Y el mismo 28 de diciembre, yo ya estaba a velocidad luz entregado a una familia que fue la que me crió".

"Lo que no puedo tener una certeza es si ese relato que cuenta esta mujer que me lleva una comisaría es verídico. Como nunca puede dar con esta mujer, incluso intenté buscarla antes que se diera el positivo de mi  filiación en el Banco Nacional de Datos Genéticos, en mi búsqueda individual acerca de mi identidad, viajé hasta Mar del Plata y estaba fallecida", expresó Darroux.

 

 

En ese sentido, manifestó que "pudo haber sido también una colaboradora de los genocidas que le dijeron 'andá y entregalo a este bebé en la comisaría'. De esa manera, entré en un círculo en el cual quedé, digamos, blanqueado, no fui apropiado, pasé por el Hospital de Niños, Casa Cuna, un Juzgado de Menores y mi adopción fue legal. El delito de la sustitución de identidad fue por el secuestro de mis padres y la separación de mi familia biológica".

"Pero mi familia de crianza o adoptiva, hasta donde yo puedo saber, no tenían ningún conocimiento ni estaban vinculados a las fuerzas. Incluso me criaron en la verdad, lo cual es algo atípico también en la mayoría de los casos de los nietos restituidos que no se les contaba que eran adoptados. A muchos se los anotó como propios, o se los ocultó. A mí desde que tengo uso de razón siempre se me dijo que no era un hijo biológico", continuó.

 

Sobre el nieto 130 y los 30.000 desaparecidos

"Hay muchos conceptos que trabajan desde lo simbólico, en toda esta lucha y esta búsqueda. Y creo que en la incansable búsqueda de mi tío Roberto, que fue quien más activamente me buscó de mi familia biológica durante 39 años, quedó muy arraigado ese gesto de sostener una línea que en esta época ya es como algo arcaico, esperando una noticia de su hermana, que llegara noticias de que me habían localizado, que fue lo que finalmente pasó", contó Matías.

En esa línea, orgulloso expresó que "me emociona, remite claramente a la lucha de las Madres y las Abuelas que tras 45 años de lucha no han bajado los brazos ni un instante. Y esa perseverancia que genera admiración y gran enseñanza para continuar de esa manera. Nosotros sabemos que por una cuestión biológica, en algunos años ya no va a haber lamentablemente más abuelas y va a recaer en los hermanos, los nietos, los familiares, continuar esa búsqueda. Intentaremos estar a la altura y sabemos que no vamos a dejar un minuto mientras nos de la vida para encontrar a los más de 300 nietos que nos faltan recuperar, los restos de nuestros familiares detenidos desaparecidos que no sabemos cuál ha sido su destino, y hasta en los casos en que la impunidad biológica permita, condenar hasta el último genocida responsable".

 

 

Sobre la falta de información de sus padres biológicos, dijo que "tratando de llevarlo a lo simbólico, que es la forma más fácil de poder transmitir lo que uno siente, es como un rompecabezas que uno intenta de reconstruir y sabiendo que nunca va a estar completo, siempre le van a faltar piezas". 

"Entonces, en ese segundo instante, uno quiere que el primer almuerzo o en los primeros mates que uno comparta, le muestren fotos, le cuente la biografía de la historia de sus padres, cómo fue su familia y de dónde vinieron sus abuelos, cosa que es imposible, que lleva tiempo y que también implica fuerza, porque cada vez que ve uno en la necesidad de reconstruir su identidad, interpela a sus familiares para que le cuenten quienes fueron sus padres, también ellos reviven un montón de sensaciones, de esa tragedia, esa ausencia de ese dolor", aseguró.