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Argentina, primer país del mundo que prohíbe la cría de salmón

Luego de un año de proyectos en contra, Tierra del Fuego aprobó este miércoles una ley histórica para proteger el medio ambiente marítimo

Por Redacción

01 de julio, 2021 - 18:32

Argentina aprobó una legislación pionera en el mundo y se convirtió en el primer país que prohíbe la cría de salmón, siendo una medida histórica debido a la protección que supone para el medio ambiente marítimo.

Luego de un año de proyectos en contra de la instalación de esa industria en Tierra del Fuego, la Legislatura finalmente aprobó este miércoles el proyecto para prohibir en esa provincia la instalación de ese tipo de criaderos.

La última crisis ambiental causada por esta industria provocó la muerte de 37 mil toneladas de salmones.

Para profundizar más sobre el tema, Nancy Fernández, presidenta de la Asociación Manekek de Tierra del Fuego, dialogó con El Interactivo (lunes a viernes por Facebook y YouTube de El Ciudadano) y explicó: “El salmón es una especie de América del Norte, no es nuestra en estado silvestre. Se trata de empresas noruegas y chinas en busca de aguas limpias, tranquilas y en países con escasa regulación ambiental o debilidad jurídica. Por eso se instalan en Argentina, precisamente en la Patagonia. Hace muchos años que ha hecho estragos, no solo ambientales sino también sociales", señaló la especialista.

En ese sentido, agregó que “Argentina firmó en el año 2016 un convenio con Noruega para determinados proyectos, uno de ellos era la protección o estudio de factibilidad para cultivar salmones en la Patagonia argentina. Durante el 2018 se hizo el estudio, con el aval del Gobierno de la provincia de ese entonces. Nos reunimos un grupo de científicos, investigadores del Conicet, activistas ambientales, gente del sector gastronómico que instaló el tema y luego de 3 años de la problemática sobre la cría de salmónidos, por fin ayer (miércoles) por la tarde tuvimos la ley con sanción por unanimidad".

No había ninguna empresa trabajando actualmente, con lo que no corre riesgo ningún trabajador. Pero sí iban a correr riesgo los trabajadores de los sectores artesanales, los productores de centolla y trucha artesanal que se hace en Ushuaia, debido a la escalada de estas empresas. Son enormes jaulas en el mar con muchos peces adentro, salmones. El salmón es una especie muy voraz, es grande, mide unos 80 a 90 centímetros. Estos animales están todos aglomerados en una jaula y hay que darles de comer, es comida de alimento balanceado que se produce con otros pescados que se pescan para darles de comer a los salmones. Producen materia fecal, orina, se les tiene que suministrar antibióticos y colorantes porque al estar todos juntos en una pileta no se tienen que contagiar enfermedades. El problema social más grande que se ha visto, sobre todo en Chile, es que estas empresas de alguna manera sustituyen a las producciones artesanales y los excluyen de sus territorios", aclaró Fernández.

Y continuó: “Nuestro mar argentino tiene una diversidad de especies muy grande. El problema es que se ha instalado culturalmente el salmón, como que tiene más proteínas y beneficios. Pero tiene los mismos componentes que cualquier otro pescado de nuestro mar. Para Chile la salmonicultura es la principal fuente de exportación, mientras que en el caso de producirse en Argentina la principal derivación es a países como Estados Unidos, Japón y China. Ni siquiera es para consumo de las clases mayoritarias de la Argentina, sino que es un producto caro, elegido por ciertos sectores y no es masivo. El argumento nuestro fue que queremos destruir nuestro ecosistema para darles de comer a otros países. Se tienen que pensar otros métodos de producción".

“En Argentina se necesitan políticas públicas de diversificación alimentaria. Cuando éramos chicos estaba el clásico puerto de Mar del Plata donde la gente consumía los productos de esos pescadores. Pero hoy la industrialización ha corrido todos esos emprendimientos que dan trabajo más genuino", comentó la presidenta de la Asociación Manekek.

Además, la especialista reveló que “primero que nada el salmón es un depredador. Acá tenemos pingüinos, ocasionalmente orcas, y para estas especies una jaula de salmones sería como un tenedor libre. Es un lugar donde hay abundancia de alimentos y deben mantenerlos a raya y para eso los combaten con armas de fuego, explosivos, redes y demás para que no entren a la jaula.Lo peor de todo es que cuando esa columna de agua es contaminada, se corre la jaula a otro punto. Con el tiempo va cambiando de sitio y va generando contaminaciones donde se posicione nuevamente".

Por último, Fernández señaló: “La centolla es un crustáceo, como un cangrejo gigante. Hay un documental que se llama ‘La proteína perfecta’, es un libro que hicieron unos cocineros donde muestran que hay tanta diversidad animales de mar que no es necesario hegemonizar en este caso el salmón. Se termina desperdiciando para depredar algunas especies en particular”.