Conflicto Intensificado
Rusia lanzó una contraofensiva en la región de Kursk para repeler a las fuerzas ucranianas, tras ocupar, estas últimas, un amplio margen del territorio en cuestión, hace cinco semanas, poniéndolo bajo ocupación extranjera por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.
El ministerio de Defensa del Kremlin señaló que sus fuerzas habían recuperado 10 asentamientos en Kursk y enumeró las locaciones. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dijo que Rusia estaba tomando "acciones de contraofensiva", pero que las fuerzas ucranianas habían anticipado los movimientos y estaban listas para detener la avanzada.
Ucrania lanzó una intrépida incursión en Kursk, el pasado 6 de agosto, buscando que Rusia desviara sus tropas y gran parte de sus recursos desde las provincias del Donbáss en el este de Ucrania, donde los avances del ejército ruso amenazan con romper el cinturón defensivo de Kiev en el denominado Frente Oriental.
Semanas atrás, la sorpresiva incursión ucraniana no le dio margen a Moscú para que pudiera montar una defensa que detuviera la ofensiva en su territorio. Analistas militares, especulaban que a Putin se le haría complejo poder reunir las fuerzas y poder de fuego suficiente para emprender un contraataque a corto plazo, dadas las largas distancias involucradas y una logística militar desgastada por una extensa línea de combate de 1.000 kilómetros.
Sin embargo, el Gobierno de Putin habría recurrido a sus unidades de reserva y varias de las que se encuentran asentadas en Siberia para montar la actual contraofensiva.
Mientras tanto, el ejército ruso presiona para abrirse paso más profundamente en el este de Ucrania, especialmente en Donetsk, y está castigando a la capital, Kiev, y ciudades del oeste ucraniano con constantes ataques de misiles y drones.
