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El salario formal promedio está más de $41.000 por debajo de la Canasta Básica Total

Los sueldos (promedio) de trabajadores estables no llegan a cubrir la CBT, lo que ha provocado un fuerte desplome en el consumo que ya repercute en el empleo

Por Redacción

26 de marzo, 2024 - 07:27

En la Argentina de hoy, ser un trabajador formal no garantiza reunir los ingresos suficientes para cubrir la Canasta Básica Total (CBT), que contempla los artículos necesarios para que una familia tipo cubra sus necesidades básicas.

Tener promedios salariales por debajo del costo de la canasta es un fenómeno que no se da desde que se retomó la medición de la CBT en el 2016, y ni en los momentos de mayor ajuste del gobierno de Mauricio Macri se vio algo similar.

La semana pasada, la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social informó que la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte) ascendió en enero a 555.269 pesos. Ese mismo mes, el Indec midió que el valor de una CBT alcanzó los 596.823 pesos. Ese número representa el total de gastos que debe hacer una familia de cuatro personas para cubrir el 100% de sus necesidades básicas en el transcurso de un mes, sin contar un eventual alquiler.

Así, el promedio salarial de los empleados formales argentinos se ubicó más de $41.000 por debajo del valor de la Canasta Básica Total.

Hay que destacar que la cuenta tiene en cuenta los salarios brutos, es decir, sin descuentos por aportes patronales y previsionales. Si se descuentan las cargas sociales, el promedio de salario neto de bolsillo de un empleado registrado equivale a 460.873 pesos. Ese monto no llega a cubrir ni siquiera los ingresos que necesita una familia de tres personas, con un valor cercano a los 457.100 pesos.

Una muerte anunciada

Los datos terminaron ratificando el fenómeno de trabajadores pobres. Durante los últimos años, el salario siempre estuvo por encima de la CBT, lo que se revirtió en los primeros meses de Javier Milei como presidente por la fuerte devaluación de diciembre, la liberación de precios y la inflación récord.

En diciembre del 2019, en el final de la gestión de Mauricio Macri, llegó a existir una diferencia del 27%; luego, un año más tarde, durante la gestión de Alberto Fernández y en el marco de la pandemia de Covid-19, la diferencia se acortó a 23%.

Con vaivenes la brecha se mantuvo relativamente estable durante los años siguientes, pero a partir de agosto del 2023, luego de la devaluación del 22% aplicada por el gobierno anterior (luego de las PASO presidenciales y por exigencia del Fondo Monetario), la situación empezó a cambiar. Desde ese mes, las diferencias comenzaron a achicarse de forma alarmante y ya en diciembre del año pasado (con inflación récord de 25,5%) las líneas se cruzaron.

Hoy, y tras la brutal devaluación aplicada en diciembre por Javier Milei, la brecha es del 7,48%, pero con la CBT por encima de los salarios. En otras palabras, hace un año un salario promedio de los trabajadores formales estables alcanzaba para adquirir 1,23 canastas básicas totales. Hoy, un sueldo medio basta sólo para comprar 0,93 canastas.

Lo que viene

Si bien en febrero si verificó una leve desaceleración en los precios, es decir se remarcó menos que el mes anterior, los niveles de inflación siguieron altos. Mientras tanto las recomposiciones salariales avanzan a medias, salvo algunos casos excepcionales. Esto se traduce en una profundización de esa brecha entre los ingresos laborales y el dinero que se necesita para cubrir las necesidades básicas en un hogar.

El Gobierno nacional pudo mostrar un número de inflación más bajo durante febrero, aunque en simultáneo reconocen que en marzo será difícil sostener esa tendencia. Ya rigen aumentos de electricidad y aún quedan importantes ajustes en gas. Se trata de dos valores que tendrán repercusión inmediata en precios y pondrán aún más presión sobre la inflación. También hubo aumento de la nafta.

Más preocupante aún que los salarios formales por debajo de la canasta básica, es la recesión que ese fenómeno está ocasionando. El parate, producto de que a las familias cada vez les alcanza para comprar menos, empieza a generar un desplome del consumo y, por consiguiente, despidos en distintos sectores. El panorama actual es delicado, ya que los trabajadores empiezan a notar que, peor que no llegar a fin de mes con lo que tienen, es no tener con qué llegar.

Con información de El Ciudadano de Rosario