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¿Negros de m... o caballeros?

Algunas líneas de un argentino común, después de una nueva vergüenza nacional a causa del fútbol, que pone a la Argentina en boca de críticos avergonzados, afectados, moralistas, opinólogos y caballeros

25 de noviembre, 2018 - 19:09

Los hechos son de público conocimiento. Una súper final postergada tres veces, entre los dos equipos más grandes de la Argentina, que por primera vez se disputaban, más allá del clásico que significa el cruce de los colores, la Copa Libertadores, buscando un lugar soñado en la final de clubes.

Multitud, prohibición de visitantes, la agresión inadaptada al colectivo del equipo visitante, violencia, enfrentamientos y una larga agonía y falta de respeto con las decisiones tomadas y no tomadas, hacia más de 60 mil espectadores presentes y millones de televidentes alrededor del mundo, que esperaban por lo que debería haber sido un simple espectáculo deportivo.

Hablamos, pero no nos preguntamos. Pero, ¿qué preguntarnos? Creo que que podríamos comenzar por lo siguiente: ¿Qué nos sorprende? ¿Hay algo de nuevo en encontrar a un barra con plata y dinero ilegal? ¿Hay algo de nuevo en ver en Argentina alrededor de un partido de fútbol, violencia, drogas y abuso de poder? ¿Hay algo de nuevo en ver a un periodismo imparcial, ya sea deportivo, político o de la rama que sea? ¿Hay algo de nuevo en ver a 50 millones de críticos hipócritas despotricando contra su país sin hacer nada? 

Todos opinan, todos se asombran, todos reaccionan al ver por televisión hechos que pasan todos los días en las narices de todos los argentinos. Pero que en el día a día, por la vorágine, la falta de compromiso o miedo tal vez, se hace vista gorda para evitar un problema más, a la larga lista de preocupaciones que tenemos como país.

Eso si, llamamos negros de m... a los violentos, caballeros a los que toman decisiones e hija de p.. a la mujer que inaceptablemente coloca pirotecnia en el cuerpo de una niña que no entiende la gravedad ni la magnitud de los hecho; incluso, la bronca y desilusión nos hace decir: hay que matarlos a todos! 

No sabemos cómo calificar, descalificar o calificarnos ante hechos que no nos enorgullecen, pero de los que somos cómplices. Sí, cómplices por inacción, por opinar y no hacer y por creer que no somos parte de una sociedad que no es más ni menos que un reflejo de todos nosotros.

¿En qué categoría nos ubicamos? ¿Será tal vez una cuestión de conveniencia o momentos? Porque quizás ser un caballero no tenga que ver con las decisiones o la plata y ser un delincuente o un negro de m..., tampoco con una condición social. O acaso nos hemos olvidado de la cantidad de hechos delictivos que nos asombran día a día, de nuestra clase política y dirigente. 

Es fácil criticar, ponerse de un lado o del otro. Encontrar teorías o soluciones que ya no arreglan nada, sino que podrían haber resuelto problemas. Es fácil olvidar también. Todos sabemos que somos el pueblo con menos memoria que hay. Quizá, estos sucesos que nos ponen en boca del mundo, en uno, dos, o tres días, ya no sean importantes y un nuevo hecho noticioso encabece nuestras charlas de café, reuniones o trabajo.

Seguramente el lector de esta nota de opinión, que pasa los 30, 40 ó 50 años, recordará una infancia sin tanta violencia, una época en donde la violencia no era protagonista en el día a día de la Argentina, salvando, por supuesto, un periodo oscuro que todos conocemos.

También recordará los valores que su familia y escuela le dejó para su vida. Y es acá es donde viene el tema puntual. ¿Qué país le estamos dejando a nuestros niños? ¿Uno de negros de m... o uno de caballeros? ¿Uno en donde hechos como los de ayer nos sorprendan solamente, y a los que ya estamos acostumbrados? ¿O uno en donde hechos como los de ayer son rechazados, inaceptados y castigados?

No vamos a encontrar soluciones criticando y opinando. Tampoco poniéndole adjetivos calificativos a hechos o personas. Vamos a encontrar soluciones haciendo las cosas bien, como se deberían hacer, sin tanta ciencia. Simplemente con el sentido común de humanidad, respeto y valores.

Abramos los ojos, hagamos tolerancia cero a hechos que nos afectan como sociedad. Porque como sociedad no estamos mal, si se dice que estamos mal como sociedad, usted lector también está mal..Y la pregunta es ¿Usted está mal o no se considera parte de esta sociedad? 

Somos tibios y tolerantes. Opinólogos y sabelotodos. Violentos y sin escrúpulos. Pasionales y fundamentalistas. Somos mucho más que adjetivos. Argentinos y parte de esto que nos pasa como sociedad.

Mejor comencemos por hacer autocrítica y ver qué país queremos para nuestros hijos...Uno de negros de m... o uno de caballeros?