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El mito de la capilla de El Plumerillo

Rigurosas investigaciones de la historia de Mendoza han demostrado que no existe evidencia alguna de que el General San Martín haya estado en ese lugar cuando pasó por nuestra provincia

04 de julio, 2022 - 08:40

Hace 206 años se declaraba la Independencia del reino de España, y aquel grito de libertad dio lugar –luego de unos meses– a la gesta emancipadora realizada por el Ejército de los Andes.

A pesar del tiempo transcurrido, hoy se sigue hablando acerca de algunos lugares y hechos relacionados con el general José de San Martín, y gracias al aporte de nuevas investigaciones se ha revelado una historia diferente a la que siempre nos contaron en la escuela.

Entre esos lugares se encuentra la capilla de El Plumerillo, que no tuvo vinculación con la gesta libertadora.

 

Plumerillo vs. Campamento

Luego de la expulsión de los jesuitas, el funcionario Manuel Segura tomó posesión de los terrenos y formó su hacienda.

Antiguamente este paraje se distinguía como Alto Plumerillo y Bajo Plumerillo. El primero se ubicaba en lo que hoy es El Algarrobal y el segundo en donde actualmente se encuentra la capilla mencionada.

La zona en la que se estableció el campo de instrucción del Ejército fue bautizada por los vecinos con el nombre de El Campamento, y a partir de 1940 se llamó El Plumerillo.

La leyenda decía que durante el comienzo de la campaña libertadora, allá por 1816, el General San Martín visitaba todos los domingos una capilla que quedaba en las inmediaciones del campo de instrucción. A ese lugar, denominado la capilla de los Segura, acudía a los oficios religiosos que eran realizados por el vicario castrense Lorenzo Güiraldes.

El Libertador y sus camaradas de armas, asistieron a la renombrada capilla hasta mediados de enero de 1817, cuando se puso en marcha el Ejército de los Andes.

Placa que hace mención a la declaración de monumento histórico

 

Una carpa como templo

Las misas en el campamento comenzaron a fines de 1816, bajo una gran carpa de color damasco carmesí con un altar móvil.

Durante la mañana se realizaba la ceremonia religiosa dirigida por Güiraldes. Además del altar principal, se colocaban otros más pequeños para los distintos batallones. Hoy se sabe que estos muebles habían sido construidos en la maestranza del Ejército por orden del padre Casimiro Albano.

Interior de la capilla levantada por descendientes de Pedro Pascual Segura

 

La capilla antes de San Martín

Desde 1815 la familia Segura contaba con un pequeño oratorio particular., y hasta la fecha no existe evidencia documentada que indique que San Martín haya estado en ese sitio.

En 1823, Segura todavía no había terminado la construcción de la capilla, lo que consta en los expedientes sucesorios de don Clemente.

Durante 1824, el canónigo Mastai Ferretti –quien más tarde sería el papa Pío IX– llegó a nuestra provincia y ofreció un oficio religiosos en ese oratorio, que fue destruido totalmente por el terremoto de 1861. El edificio fue reconstruido años después.

En 1899, el profesor del Colegio Nacional, Julio Leónidas Aguirre resaltó el lugar donde se ubicó el campamento del glorioso Ejército Libertador con el objetivo de erigir un monumento, y basándose en la tradición oral, añadió la capilla de los Segura como lugar sanmartiniano, fomentándose así el mito de que San Martín participaba de los oficios religiosos en ese lugar.

Pero no solamente se equivocó en propagar esa historia, sino también en la ubicación del actual campo histórico El Plumerillo.

 

Origen del monumento histórico

En la casa que la familia Segura poseía en El Plumerillo, existía un oratorio que fue destruido por el terremoto que sacudió a Mendoza en 1861.

Más tarde se construyó una capilla en un terreno que medía veintiséis varas y un cuarto de frente por cuarenta y dos varas y cuarto de largo.

La construcción era de adobe con cornisas de ladrillo y techo de bóveda. Poseía un coro cerrado con baranda de hierro. El altar mayor estaba realizado en ladrillo y yeso con su mesa y nicho para el Sagrado Corazón de Jesús.

Según consta en la testamentaria de los propietarios de la capilla, contenía, entre otros objetos de culto, una lámina del Salvador, un Señor crucificado, de yeso, y un cuadro de Nuestra Señora de los Dolores.

Tras el terremoto, en 1870 la señora Elicia Segura de Zapata, como heredera de su padre Pedro Pascual Segura, hizo levantar una nueva capilla.

La capilla del Plumerillo fue declarada monumento histórico por Decreto Nacional Nº 107.512 del 6 de diciembre de 1941.