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VIDEO | La escultura de Gallardo y otras obras que no dejan indiferente a nadie

De la obra de arte de Galalrdo a la de un italiano. Una mirada a algunas de las esculturas que han provocado reacciones encontradas en el público por su aspecto, su mensaje o su emplazamiento

08 de junio, 2023 - 14:47

El arte es una forma de expresión que puede generar diferentes reacciones en el público. Algunas obras son admiradas, otras son criticadas y otras son simplemente incomprendidas. Este es el caso de algunas esculturas que han causado polémica por su aspecto, su significado o su ubicación.

 

 

Una de las esculturas más recientes que ha generado controversia es la de Marcelo Gallardo, el exitoso exentrenador de River Plate. La obra, realizada por la artista plástica Liliana Morsia, mide 2 metros y medio y pesa 300 kilos. Sin embargo, lo que más ha llamado la atención es su poco parecido con el original y sus desproporcionadas partes íntimas.

La escultura de Gallardo no es la única que ha creado polémica

El de Marcelo Gallardo no es el único caso de una escultura que ha provocado reacciones encontradas en el público. A lo largo de la historia, muchos artistas han desafiado los límites del arte y han creado obras que han generado debate, admiración o rechazo.

Uno de ellos es Maurizio Cattelan, un artista italiano conocido por sus obras provocadoras e irónicas. Una de sus creaciones más famosas es L.O.V.E., una escultura de 11 metros de altura que muestra una mano haciendo un gesto obsceno frente al Palacio de la Bolsa de Milán. El artista dice que las siglas significan Libertad, Odio, Venganza y Eternidad, pero muchos la interpretan como una crítica al capitalismo o una ofensa al sistema financiero.

 

 

Otra escultura polémica es la del tiburón de Oxford

Otra escultura que ha causado polémica es la del tiburón de Oxford, una obra del escultor John Buckle que muestra un enorme tiburón de 7 metros y 200 kilos en el techo de una casa. La obra se colocó el mismo día que se recordaba el aniversario del bombardeo atómico de Nagasaki, el 9 de agosto de 1986. La intención era mostrar la impotencia y la desesperación del mundo moderno ante la violencia y la guerra.

 

 

La escultura del tiburón fue objeto de una larga batalla legal entre el dueño de la casa, Bill Heine, y las autoridades locales, que querían retirarla por considerarla una amenaza para la seguridad y el orden público. Sin embargo, Heine logró mantenerla con el apoyo de los vecinos y los medios de comunicación. La obra se ha convertido en un símbolo de la ciudad y en una atracción turística.