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Ejercicios físicos que ayudan a entrenar el cerebro

Es uno de los órganos más complejos del cuerpo, por eso, para mejorar su rendimiento se pueden hacer ciertos ejercicios

Por Redacción

14 de febrero, 2023 - 11:59

El ejercicio físico puede beneficiar al cerebro al aumentar el flujo sanguíneo, lo cual es crucial para el aprendizaje y la memoria, porque especialmente el hipocampo tiende a encogerse con la edad.

A través de la investigación, los científicos han encontrado que incluso los movimientos simples y ligeros, como las sentadillas, pueden estimular el cerebro significativamente.

Las sentadillas son una opción muy útil, incluso para personas que no están muy en forma o que no pueden hacer ejercicios pesados. Al hacer sentadillas sanguíneas, el flujo al cerebro oscila hacia arriba y hacia abajo repetidamente, lo que estimula el endotelio vascular a suministrar más sangre al cerebro.

 Además, el ejercicio puede beneficiarse de ciertas partes del cerebro sin necesidad de hacer ejercicios completos, y se pueden obtener mejoras cerebrales notables mediante las sentadillas. También los deportes extremos pueden desafiar al cerebro y ayudar a comprender cómo funcionan sus mecanismos de defensa. 

El doctor Damián Bailey, director del Instituto de Investigación de Salud y Bienestar de la Universidad de Gales del Sur en Reino Unido, le dijo a la BBC que "desde una perspectiva evolutiva, hemos desarrollado cerebros realmente grandes, cuya manutención es especialmente costosa”.

“Son muy, muy grandes, muy ineficientes y gastan mucha energía para funcionar, incluso en reposo”, manifestó.

Bailey, explicó que “no existe un tratamiento curativo para la neurodegeneración, y el ejercicio ha surgido como una contramedida muy poderosa”.

 

Cómo estimula el ejercicio físico a nuestro cerebro

“Gran parte de lo que hacemos en el laboratorio es analizar diferentes aspectos del ejercicio, en términos del tipo, la intensidad y la duración, tratando de encontrar ese punto óptimo donde podemos ver una adaptación optimizada”, señala Bailey.

Sabemos que con la actividad física podemos aumentar el flujo sanguíneo al cerebro”, lo cual es crucial porque ayuda a reconocer los químicos útiles que necesita para crecer.

Ese suministro de sangre también es importante porque nuestro hipocampo, la parte del cerebro responsable del aprendizaje y la memoria, tiende a encogerse a medida que envejecemos y, al hacerlo, recibe menos sangre.

Gracias a recientes avances en la tecnología, los científicos pueden ver realmente cómo la actividad física beneficia al cerebro. Pueden medir el flujo sanguíneo al cerebro a través del cuello, del cerebro y del cráneo.

“Y lo que está mostrando nuestra investigación es que no es necesario hacer ejercicios que te dejen sin aliento o que te esfuerces al límite en el gimnasio para beneficiar ciertas partes del cerebro”.

Podés hacer algunos movimientos geniales que casi no se sienten como si estuvieras haciendo ejercicio y que estimulan el cerebro de manera notable”, explican los especialistas.

 


 

Cómo ejercitar el cerebro

“Lo que identificamos es que, especialmente para las personas que no están muy en forma, o que no pueden hacer ejercicio pesado, las sentadillas son una opción muy útil”.

Así es: a aquello de ponerse en cuclillas y volverse a parar una y otra vez se le ha descrito como una forma de ejercicio “inteligente” pues “reta al cerebro” y así, lo beneficia.

“Lo mejor de hacer sentadillas -explica el científico- es que cuando te ponés de pie, estás yendo en contra la gravedad; cuando bajas, trabajás con la gravedad”.

 

Para qué sirven las sentadillas

Al hacer sentadillas, el cambio repetido en el flujo sanguíneo al cerebro estimula al revestimiento interno de los vasos sanguíneos a suministrar más sangre al cerebro.

Se recomienda hacerlas durante 3 minutos, 3 veces por semana para obtener beneficios cerebrales. Los estudios indican que hacer sentadillas 4-5 veces al día, 3-4 veces por semana puede mejorar el flujo sanguíneo al cerebro más que correr, caminar o pedalear en aparatos estacionarios durante 30-40 minutos.

Combinar las sentadillas con una carga cognitiva, como leer o hacer crucigramas, puede mejorar aún más el flujo sanguíneo al cerebro.

 

 

Deportes extremos

La privación de oxígeno experimentada en algunos deportes extremos se puede utilizar como un factor estresante para empujar los límites del cerebro y para comprender cómo funcionan sus mecanismos de defensa.

Como Bailey es un exatleta, él mismo es sujeto de su propia investigación.

“Tenés que practicar lo que predicás”.

“Utilizamos toda una gama de deportes extremos para desafiar al cerebro con el fin de obtener una visión diferente de estos mecanismos. Cosas como buceo libre -una sola respiración, sin oxígeno-, paracaidismo -estrés y menos oxígeno- y montañismo de altura -mucha actividad, menos oxígeno-”, explican.

Somos tan sensibles a la falta de oxígeno que cuando vamos, por ejemplo, a altitudes extremas con niveles extremadamente bajos de oxígeno, hay un aumento en el flujo sanguíneo, agrega.

El cerebro está compensando todo el tiempo. Es un poco como si se la pasara caminando en una cuerda floja bioenergética. Tiene que hacer los ajustes necesarios constantemente para no caerse”.

El seguimiento de las respuestas cerebrales a condiciones extremas podría arrojar luz no solo sobre cómo tratar enfermedades como la demencia, sino también sobre cómo hacer posibles las misiones espaciales a largo plazo.