15 Diciembre de 2023 - 11:22
El mundo es tan amplio, que con sus interminables extensiones de tierra generó infinidad de idiomas. Y dentro de cada idioma, la geografía moldeó otras formas de comunicar: el inglés que se habla al oeste de Londres no es el mismo que se habla en el Bronx neoyorquino (EEUU), o en Sudáfrica. https://ciudadano.news/economia/inflacion-una-costumbre-argentina-por-andres-asiain
Lo mismo pasa con el castellano. Nacido en Toledo, esta lengua cuenta con el orgullo de ser el cuarto idioma más hablado del mundo, con 600 millones de personas que pueden conjugar el verbo "ser". Sin embargo, como ocurría con el ejemplo del inglés, no es lo mismo hablar con un mexicano o un madrileño, que con un argentino: alguna que otra frase va a distinguir a los sudamericanos.
En este sentido, los argentinos somos dueños de expresiones que nos son propias, y que raramente pueden ser entendidas por otros hispanoparlantes. "No quiero más Lola", "tiré manteca al techo", "dame bola", son frases que, si la persona no nació en Argentina, deberá tener al lado alguien que la traduzca.
Es por esto que un grupo de lingüistas se unió para estudiar la procedencia, el origen y las curiosidades de algunas frases populares de los argentinos. Si bien algunas de ellas ya no se utilizan con frecuencia, siempre es bueno saber de dónde provienen y qué significan. Esteban Touma, profesor de la plataforma de aprendizaje Babbel Live, explicó que "conocer el origen de las frases enriquece nuestra capacidad para comunicarnos".
La lista elaborada por los lingüistas incluye, por ejemplo, "tirar manteca al techo". Esta expresión surgió a principios del siglo XX, cuando los argentinos de mucha plata viajaban a Europa de vacaciones por varios meses. Allí, Martín Máximo Álzaga Unzué y sus amigos jugaban a embocar manteca en el techo de los bares de París. Al regresar a la Argentina, los muchachos adoptaron esa costumbre de "niño bien", porque eran quienes podían pagar la cuenta. De ahí a relacionar la expresión con la gente acaudalada, fue apenas un paso.
No te doy bola, no quiero Lola
Desde Babbel cuentan que la expresión "no dar bola", típicamente argentina para demostrar el poco o nulo interés, se origina en los billares. La parte más valorada es el paño, la tela que cubre la parte superior. A principios del siglo XX "no se les daba bola" a quienes no sabían jugar, es decir, no se les permitía acceder al juego. No darle bola a alguien que quiere jugar al billar es, por extensión, ignorarlo.
A principios del siglo XX, la empresa Bagley fabricaba una galletita llamada Lola, que los médicos consideraban muy saludable por sus ingredientes, y por la falta de agregados artificiales. Los mismos profesionales recomendaban que los pacientes comieran este tipo de galletas como parte de su dieta diaria. https://ciudadano.news/entretenimiento/show/la-foto-de-james-hetfield-de-metallica-tomando-mate
Pero cuando alguien agonizaba, empezaban los comentarios en los pasillos de los hospitales. "Este no quiere más Lola", solía escucharse, en referencia a que el paciente ya no estaba en condiciones de comer o beber nada. Actualmente, se utiliza la frase para representar que alguien abandonó un objetivo por cansancio, agobio, o simplemente porque no cree poder alcanzarlo.
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Por Redacción