Tomás Jofré: el destino gastronómico a menos de 2 horas de Buenos Aires
Descubrí el encanto de este pueblo que ha encontrado su identidad en la buena comida y que te ofrece una escapada perfecta para el próximo fin de semana largo
Por Redacción
En el partido bonaerense de Mercedes, a menos de 104 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, se ubica un simpático pueblo que es ideal para pasar el fin de semana largo en familia, pero que los amantes del buen comer disfrutarán igual o más. En apenas 22 manzanas, la gastronomía reluce por su calidad, pero también por su cantidad: la localidad de Tomás Jofré tiene casi un restaurante en cada cuadra.
Un viaje fácil hacia un festín gastronómico
Para llegar a Tomás Jofré, simplemente toma el Acceso Oeste, que se convierte en la Autopista Luján-Bragado, hasta la rotonda de Gowland. Desde allí, la calle 808 te conducirá directamente a la entrada del pueblo, que tendrá sus puertas abiertas en los feriados del fin de semana largo de octubre.
La historia de Tomás Jofré, también conocido como Jorge Born, se remonta a 1902, cuando los primeros habitantes se establecieron en este rincón. Entre ellos, la familia Born, propietaria de la compañía inmobiliaria La Franco Argentina, que contribuyó al crecimiento del pueblo. Con la llegada del ferrocarril, Tomás Jofré floreció, y uno de sus vecinos más importantes, el académico Jofré, dio nombre a la estación de tren.
A pesar de los cambios en el transporte público, Tomás Jofré ha mantenido su encanto a lo largo de más de 100 años. Y lo que lo hace único en la actualidad es su enfoque en el turismo gastronómico.
En el corazón de Tomás Jofré se encuentra La Casona, una antigua casa de la familia Puricelli construida en 1932. Desde 1984, este lugar cautiva a los visitantes con una fusión de tradición campestre y cocina italiana. Lo que hace que la experiencia sea aún más especial es que "La Casona" permite a los comensales presenciar todo el proceso de preparación de sus platos.
En La Casona, podés disfrutar de costillares, lechones, asados, vacíos, chorizos y morcillas a la parrilla, junto con deliciosas pastas italianas como raviolones, panzottis, sorrentinos, fideos cortados a mano y ñoquis de papas. Además, no puedes perderte la tabla de entradas de fiambres caseros, que incluye jamón crudo, salame, queso de campo saborizado, pan de campo y morrones al ajillo.
No puedes abandonar el lugar sin probar sus exquisitos postres, que van desde flanes, budines de pan y zapallo en almíbar hasta el clásico postre vigilante y helados, todo preparado ante los ojos de los visitantes con un toque casero. Además, las instalaciones son otro punto a destacar, con tres salones comedores y un amplio jardín repleto de mesas para disfrutar de la belleza de la naturaleza local. Dada su popularidad, es esencial hacer reservas con antelación para evitar largas esperas.