La importancia de priorizar el bienestar de los hijos en una separación
La psicóloga Daniela Nadal explicó cómo mejorar el proceso de separación para que los niños no sean rehenes
Por Redacción
El fin de una relación sentimental siempre puede ser un momento complicado. Pero la situación puede ser incluso peor cuando hay niños de por medio. Por eso, parte del aprendizaje es el de ser un “buen padre separado”.
Pero, ¿es posible lograrlo? La psicóloga Daniela Nadal, consideró: “Todo dependerá del interés que tengan los adultos en el bienestar de sus hijos. En el caso de que no los hubiera muchas veces la relación se distancia para siempre, lo que muchas veces mantiene unido a los ex es si hay hijos”.
En diálogo con El Interactivo (lunes a viernes, de 12 a 14, por Facebook y YouTube de Ciudadano.News), explicó que “tenemos que considerar que, en la pareja, en el primer momento de una separación, no están las cosas muy bien que se diga, sino no se hubieran separado. Entonces, es cuando es la mayor crisis en cuanto a la relación y a la comunicación, sobre todo si hay bienes de por medio.
Se hace complicado y eso depende mucho de la madurez de las dos personas, en cuanto a poner en primer lugar el bienestar psicológico de sus hijos”.
Lo importante no son los adultos
“Entonces, no es una cuestión solo de llevarse bien, sino de resolver varios temas, pero siempre es fundamental priorizar el bienestar de los hijos, en el sentido que los chicos no deben estar en el medio de las discusiones, descalificar a uno de los padres, tratar de hacer alianzas en detrimento de alguno de los padres”, remarcó la psicóloga.
“Esas son herramientas que muchas veces hablan de la inmadurez afectiva emocional que tiene alguno de los dos o los dos. Es cuando mayormente se necesita de profesionales, psicólogos y abogados, que actúen mediando esta situación de conflicto y crisis para que se pueda resolver de una forma sana”, agregó.
“Pero si esto no se resuelve en un primer momento y se conflictúa más o se actúa desde la violencia, el rechazo, poniendo los hijos en el medio, sea como espías, esas cosas son obstáculos para después mantener una buena relación como padres de esos hijos”, recalcó Nadal.
Ver las señales
“Los chicos necesitan saber que la familia no se rompe, sino que se transforma y que siempre van a seguir siendo una familia”, explicó. “Muchas veces los chicos no hacen la crisis en ese momento, sino cuando van creciendo".
"Aparecen otros síntomas o la ansiedad o la angustia, no es manifiesta verbalmente sino a través de la conducta. Entonces, hay que observar a los chicos, escucharlos, porque por lo general los padres están tan mal que no se dan tiempo para ver qué les pasa a sus hijos. Eso genera algún tipo de síntoma o de sufrimiento psíquico en los chicos, ya sea siendo niños o cuando crezcan”, agregó.
“Cuando una pareja está funcionando mal, antes que una separación, el momento para buscar una intervención profesional, ya sea terapéutica o de mediación, es el momento previo a una separación, ya sea para mejorar la relación o para hacer una buena separación. Es muy poca o casi nula la gente que después consulta para mejorar la relación una vez divorciados"
De hecho, la mayoría pone de chivo expiatorio a los hijos, generando de alguna manera ser el emergente de la conflictiva familiar, trayendo a ese niño, adolescente, a terapia. Cuando uno trata de hacer la intervención a nivel familia, es común que sea uno de los progenitores los que vienen a acompañar ese proceso terapéutico, o hay veces que ha pasado que el niño no tiene un problema, sino que el problema está con los padres y luego los padres lo dejan de traer a terapia cuando uno los cita a ellos. Eso es muy común”, concluyó.
“Ahora se consulta con un profesional, pero sigue siendo difícil la concurrencia de los dos progenitores, sobre todo cuando hay conflicto entre los padres. A nivel terapéutico, las parejas que han tenido mucho conflicto en el proceso de divorcio, es muy difícil sostener la terapia, a lo mejor vienen dos veces y abandonan”, analizó.