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No habrá plomeros

Futuro incierto: la crisis global de oficios esenciales en Argentina

Herreros, gasistas, electricistas o carpinteros serán algunos de los empleos que escacearán.

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Por Ciudadano.News

26 Septiembre de 2024 - 19:33

Futuro incierto: la crisis global de oficios esenciales en Argentina

La crisis en la formación de oficios esenciales, como herreros, gasistas, electricistas, carpinteros y plomeros, ya está presente y avanza de manera preocupante. Las nuevas generaciones parecen haber perdido el interés en estas profesiones tradicionales, que hoy enfrentan una inminente escasez de mano de obra calificada. 

Este fenómeno, que afecta especialmente a la industria de la construcción y servicios, no es exclusivo de Argentina; a nivel global, se anticipa una falta significativa de personal especializado en diversos rubros.

La escasez ya es una realidad

Aunque se percibe a futuro, la carencia de profesionales calificados ya es un problema tangible en el presente. En muchos barrios de Buenos Aires y el conurbano, conseguir un técnico o artesano capacitado para reparaciones o mantenimiento del hogar se ha convertido en una tarea complicada. "Quienes tienen un oficio y se han ganado una buena reputación están dando turnos de tres a seis meses y son caros", comenta una arquitecta que trabaja en la construcción. La falta de ayudantes y aprendices que sigan en el rubro agrava la situación, ya que muchos trabajadores autónomos no logran ampliar su equipo debido a la escasez de personal confiable.

Oficios en vías de extinción

La situación es especialmente crítica en áreas como la plomería y la soldadura. Un estudio reciente de la empresa Amanco Wavin reveló que en Argentina casi no hay plomeros jóvenes entre 18 y 25 años. Este envejecimiento de la mano de obra plantea un futuro preocupante, ya que la mayoría de los plomeros actualmente tiene entre 46 y 55 años. En pocos años, una gran cantidad se jubilará, y no hay suficientes jóvenes interesados en ocupar esos puestos. A nivel global, la escasez también afecta a la soldadura, con proyecciones que indican que hasta un 40% de la demanda de soldadores no podrá ser cubierta en los próximos años.

La falta de personal no solo genera demoras en los proyectos, sino que también incrementa los costos operativos. Las empresas se ven obligadas a pagar más por servicios calificados, lo que a su vez impacta en los precios finales de los productos. En sectores clave como la construcción, esto puede significar la ralentización de grandes obras y una disminución en la calidad debido a la urgencia por completar tareas con personal no calificado.

Desinterés de las nuevas generaciones

Según Sergio Ferrero, CEO del Grupo BAW, la principal causa de esta escasez es el desinterés de los jóvenes. "Las nuevas generaciones prefieren carreras relacionadas con la tecnología y la innovación, dejando de lado profesiones que perciben como menos atractivas o físicamente exigentes", explica. 

A medida que los trabajadores más experimentados se retiran, no hay suficientes jóvenes que los reemplacen. La falta de una formación formal y atractiva para estos oficios también juega un papel clave en este fenómeno.

El caso de la plomería en Argentina

En Argentina, la plomería es un claro ejemplo de esta crisis. Cuando alguien necesita un plomero, especialmente en zonas alejadas o en horarios no convencionales, suele ser difícil encontrar uno disponible. La poca oferta ha impulsado un aumento en los precios, y la percepción social de que este trabajo es mal remunerado y poco valorado disuade a muchos jóvenes de elegirlo como carrera. 

Sin embargo, la falta de plomeros no es solo un problema económico. Si la situación persiste, la falta de mantenimiento adecuado en instalaciones de agua y saneamiento podría derivar en problemas de salud pública, como la propagación de enfermedades.

¿Qué está fallando en la formación?

En Argentina, la falta de regulación y certificación adecuada en muchos de estos oficios también contribuye a la crisis. Actualmente, no existe una matrícula nacional de plomeros, lo que permite que cualquier persona ofrezca sus servicios sin una formación estandarizada. Esto genera una gran disparidad en la calidad del trabajo realizado, afectando tanto a los consumidores como a la reputación de los profesionales.

Soluciones para el futuro: educación y tecnología

Para revertir esta tendencia, expertos coinciden en que es fundamental fomentar programas educativos que promuevan los oficios entre los jóvenes. Las instituciones educativas y las empresas deben colaborar para desarrollar programas formativos adaptados a las necesidades actuales de la industria. La formación dual, que combina teoría y práctica, y la incorporación de tecnologías en el aprendizaje, pueden ser clave para atraer a más jóvenes a profesiones como la soldadura y la plomería.

En este contexto, los cobots o robots colaborativos surgen como una alternativa interesante para la industria de la soldadura. A diferencia de los robots tradicionales, los cobots están diseñados para trabajar en conjunto con operarios humanos, mejorando la seguridad y la precisión en tareas repetitivas y físicamente demandantes.

 "Los cobots optimizan las operaciones de soldadura y corte de metales, asegurando uniformidad y alta calidad en cada pieza", afirman desde Grupo BAW. Sin embargo, aunque estas tecnologías alivian la carga de trabajo, aún se requiere el talento humano para supervisar y ajustar los procesos.

El impacto de la educación y la falta de incentivo

Sergio Serrichio, director de la Escuela Universitaria de Oficios de la UNLP, destaca cómo las reformas educativas de los años 90 afectaron gravemente la formación de técnicos en Argentina. "Cuando se convirtieron las escuelas industriales nacionales en provinciales, la calidad educativa se desplomó. Hubo una fuga hacia los bachilleratos, y los oficios quedaron relegados", señala. Como consecuencia, hoy enfrentamos un mercado laboral con alta demanda, pero sin un sistema educativo que promueva activamente la formación técnica.

A pesar de esto, algunas universidades públicas han tomado el desafío de revivir la enseñanza de oficios. "Hoy, 55 universidades nacionales cuentan con escuelas de oficios que forman profesionales para las necesidades de cada región. Sin embargo, el Estado aún no reconoce oficialmente estos títulos", lamenta Serrichio. La UNLP, por ejemplo, ya ha formado jóvenes que ahora trabajan en la primera fábrica de baterías de litio de Latinoamérica, una colaboración con Y-TEC (YPF + Conicet).

El futuro de los oficios

Para revertir esta crisis, es necesario cambiar la percepción de que "la gente no quiere trabajar" y fomentar una mayor valoración de los oficios tradicionales. Según Serrichio, más de 7.000 jóvenes se inscribieron este año en la Escuela Universitaria de Oficios de la UNLP, y el 54% mejoró su situación laboral tras graduarse. 

Esto demuestra que existe un mercado laboral dispuesto a absorber a nuevos profesionales, siempre que se brinden las herramientas educativas y el apoyo necesario para formarse en estos rubros esenciales.

La tarea no es fácil, pero si se implementan políticas de incentivo y se adaptan los programas educativos a las necesidades actuales de la industria, es posible revertir la tendencia y asegurar que los oficios esenciales como la plomería, la herrería y la soldadura no desaparezcan, sino que se transformen y se adapten a los desafíos del futuro.

Con información de NA