Interna fuerte
Las cosas siguen mal en el bloque de diputados de la UCR sobre todo para su jefe, el cordobés Rodrigo de Loredo, el sector más duro del partido liderado por su titular nacional Martín Lousteau, apoyado por los hermanos Facundo y Gastón Manes prertenden separarlo de la conducción de la banacada.
La crisis se desató después de que cuatro legisladores votaran a contramano del resto de la bancada y la mesa directiva de la Convención nacional del partido les aplicase una sanción, actitud que ha sido rechazada por algunos gobernadores del espacio y numerosos dirigentes.
Por ahora De Loredo puede resistir porque contaría de una mayoría a su favor, pero como se sabe, para el próximo período legislativo se deben renovar las autoridades y la disputa por la presidencia se va a desatar con máxima virulencia.
En el seno de la bancada radical de la Cámara baja no todo es armonía dado que comparten tres grupos bien definidos, los antimileístas puros, los que no les molesta respaldar las políticas del presidente libertario, entre los que están los cinco rebeldes, y los que prefieren mantenerse en el equilbrio de una oposición moderada y má afín a los postulados de la Unión Cívica Radical.
De Loredo se siente amparado por funcionarios, dirigentes y legisladores como los gobernadores radicales Alfredo Cornejo (Mendoza), Carlos Sadir (Jujuy), Gustavo Valdés (Corrientes) y Leandro Zdero (Chaco) y referentes partidarios de distintas provincias, como Karina Banfi (Buenos Aires), Martín Tetaz (CABA) y Gabriela Brouwer de Koning (Córdoba).
"No es cuestión de votar distinto. Cinco diputados votaron a favor de la recomposición de jubilados y dos meses después fueron a Olivos, se sacaron una foto con el Presidente sonriendo y votaron en contra de lo que habían votado -despotricó Lousteau-. No es un tema de si todos votan igual".
"Es un tema de que ellos por prebendas o ventajas personales traicionaron a los jubilados y fueron en contra de la postura del partido en este tema".
La resistencia de De Loredo parece haber frenado la expulsión de los cinco disidentes, y dispuso aplicar la regla de la mayoría en las votaciones. Pero tras una ardua reunión de bloque los partidarios de Lousteau se retiraron y desconocieron el documento votado y emitido por la mayoría de los integrantes.
El quiebre está a la vuelta de la esquina por las ambiciones personales de algunos de los que llegaron a sus cargos por el voto de los ciudadanos.